JUAN CARLOS ZARABANDA

Aunque esté en un escenario rodeado de miles de personas ansiosas de escuchar su voz nostálgica, arrabalera, untada de pueblo, despecho, licor, traiciones, amores prohibidos y olvidos, Juan Carlos Zarabanda sigue siendo el mismo.

Con sus manos grandes, los ojos brillantes y la piel oscura conserva la inocencia de ese muchachito que permaneció desde el día en que nació, el 3 de abril de 1972, hasta los 19 años, en la vereda Buena Vista, del municipio de Chaparral, al sur del Tolima, donde con sus hermanos recolectaba café en fincas ajenas para sobrevivir.

Conserva la sencillez del jornalero, su pasión por la música ranchera, el pelo un poco largo, la timidez, el recuerdo de su primer amor, y sobre todo, conserva sus sueños intactos.

Sonríe, saluda tímidamente, luego hace una señal a sus músicos que con sombreros norteños, chaquetas brillantes de flecos, acordeones y guitarras, tocan un corrido. Las mujeres gritan, los hombres apuran un trago de aguardiente y todos de alguna manera se sienten identificados con esta música que se ha apoderado de los bares y las cantinas de los pueblos pequeños y las grandes ciudades de Colombia.

Zarabanda siente que esto lo había presentido el día en que su madre, Luz Estela Zarabanda, una mujer que siempre apoyó su inclinación musical, le regaló una guitarra.

Practicaba todos los días a las seis de la tarde cuando llegaba del cafetal, la hora de la chicharras y los trespies. Sus manos gruesas y callosas trataban de adaptarse al frágil instrumento imitando lo que había visto hacer el domingo, día de mercado, a los músicos del pueblo que iban de cantina en cantina cantando los temas de moda. Fue uno de ellos el que le dijo un día que tenía buena voz, que podía quedarse y acompañarlo a cantarle a los pocos beodos que esperaban el amanecer para regresar a sus casas. Aunque ganaba poco, el pago era muy superior al que recibía por los jornales en las fincas vecinas a la suya.

Con guitarras prestadas y un poco más de práctica forma el Trío Sensación, con Hernando Garzón y Gilberto Castañeda. Con presentaciones gratuitas y cantando la música de Darío Gómez y Luis Alberto Posada, empezaron a ser reconocidos e invitados a las ferias de los diferentes municipios.

A los 20 años graba su primer disco, Mi madre está en el cielo (homenaje a la mujer que desapareció 15 días antes de que él entrara a un estudio de grabación por primera vez).

Juan Carlos Zarabanda y el Grupo Sensación, compuesto por muchachos del mismo pueblo que soñaban con el éxito, empezaron su gira y en seis meses vendieron seis mil copias. Temas como Volverá por mis pasos, Aventurera, Tu equivocación, empezaron a ser escuchados.

En menos de un año sacó al mercado su segundo trabajo, Nuestro gran amor, que tiene un éxito similar al primero, especialmente en zonas como Huila, Caquetá, Tolima, y Caldas. El tercer disco se llamó Dos años de ausencia, en el cual el tema Quiéreme ahora, del también tolimense José Faxir Sánchez, lo convierte en número uno en las diferentes emisoras de música popular en el país. Luego sacó al mercado una recopilación con quince éxitos.

Es contratado por la casa Disquera BMG, con la cual graba Gracias por tu amor y conquista la zona de Cundinamarca y Boyacá. Es promocionado en países como EE.UU, México, Ecuador, Venezuela y Perú. En la actualidad es uno de los cantantes de música popular más conocidos en Colombia, al lado de quienes fueron sus ídolos, Darío Gómez y Luis Alberto Posada. Con BMG graba Carta Jugada en 1999, con Discos Fuentes en el 2000 16 éxitos y en el 2001 La ley de la vida.

Por su timidez le ha sido difícil acostumbrarse a las multitudes y a las mujeres que le piden autógrafos o se acercan para contarle sus historias de desamor.

Algunas cosas en su vida han cambiado. El éxito lo ha hecho madurar, ha dejado a un lado los excesos, escucha todos los días sus canciones con el fin de perfeccionarse, totalmente dedicado a su hogar, a su esposa, la contadora Janet Sabogal, a sus hijos Carlos Andrés y Juan Camilo, a su padre Faustino Rodríguez y a su profesión de cantarle al despecho en todas sus formas, en medio de las multitudes.

Un CD doble, producido por Discos Fuentes, recorre toda su historia musical y en ellos incluye obras de Arnulfo Moreno y José Faxir Sánchez, así como obras de su propia autoría.

No es gratuito que Zarabanda, su apellido, identifique a una antigua danza española, sentida y bulliciosa. Así son sus conciertos. Así fue como los soñó.



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