GLORIA VALENCIA DE  CASTAÑO

 

En la década de los cuarenta, aquella hermosa adolescente ibaguereña arribaría a Bogotá para adelantar estudios de filosofía y letras en la Universidad de los Andes. Dejaba atrás la tranquilidad y el olor a provincia donde para entonces todos se conocían quedaba adelante el desafío de comunicar los sueños, impactar con su amplia cultura intelectual y vincularse al mundo de las comunicaciones con sus extraordinarios ojos verdes.

Por aquellos meses, Bernardo Romero Lozano, director del Teatro Dominical que dirigía en la Radiodifusora Nacional y veterano descubridor de nuevos talentos, no dudó un instante en encontrarlo en Gloria y la vinculó al programa que con pasión los capitalinos esperaban cada fin de semana.  La interpretación de las mejores obras de teatro tuvo a partir de entonces la voz pausada y melodiosa de una nueva actriz que empezó a destacarse entre el elenco, sin imaginar que iría a convertirse, muchos años después, en la primera dama de la televisión colombiana.

En junio de 1947 contrajo matrimonio con Álvaro Castaño Castillo, que luego sería como ella, otro de los grandes del mundo de la comunicación y, tan sólo con tres años de casados, se dieron a la tarea de crear una alternativa en el mundo de la radio. Junto con  Eduardo Caballero Calderón, Gonzalo Rueda Caro, Alfonso Peñaranda, Hernán Mejía y los hermanos Martínez Rueda, comenzaron las alegres pero serias tertulias donde darían los pasos para infundirle vida a ese proyecto.

Una pequeña emisora de tan sólo un Kilovatio de potencia, un diminuto estudio con paredes de cartón y es espacio justo para una sola persona, no fueron impedimento para que quince de septiembre de 1950 se inaugurara la H.J.C.K, con la bendición de monseñor Emilio de Brigard, la gerencia, desde entonces, de Álvaro Castaño Castillo y la voz de Glori, quien siempre inicia el día con su ya famosa frase: Esta es la emisora H.J.C.K, el mundo en Bogotá.

Convertida en refugio de intelectuales y artistas, la prestigiosa emisora ha visto desfilar por sus micrófonos a personajes de la talla de Álvaro Mutis, Gabriel García Márquez, Abelardo Forero Benavides, Gerardo Valencia. Hernando Téllez, Lucas Caballero Calderón (KLIM) Aurelio Arturo, Jorge Rojas e innumerables escritores que han forjado la reciente historia cultural de país.

De todas aquellas luminosas y trascendentales locuciones que hubiesen podido quedar en el olvido o en la anécdota, se tuvo el cuidado de organizar un histórico archivo de voces, conocido hoy internacionalmente y que puede adquirirse en forma fácil  para delicia del conocimiento porque hace factible escuchar a grandes figuras leyendo sus textos.

De allí que año tras año, en la Feria Internacional del Libro, los centenares de asistentes estén acostumbrados a ver el stand de la H.J.C.K con su amplio muestrario y que artistas y escritores se acerquen a escuchar de nuevo el retumbar, entre otras, la voces de Jorge Zalamea o Jorge Eliécer Gaitán.

Cuando nació la televisión colombiana en 1954, todos aquellos calificados locutores o radioactores pasarán a conformar el inolvidable equipo de comienzos de la pantalla chica.

En forma diaria los televidentes se acostumbraron a verlos representando obras del teatro universal, transmitiendo comerciales, concursos, y noticieros nacionales. Junto a sus compañeros de trabajo Pepe Sánchez, Humberto Martínez Salcedo, Juan Harvey Caicedo y Abel Sierra, entre otros, fue ganando el título de la mejor voz femenina y en adelante no hubo evento nacional o internacional de importancia que se transmitiera sin ella.

Entonces la bautizaron como la primera dama de la televisión colombiana y su sonrisa en blanco y negro permaneció intacta a través de los años para inundarse de color cuando se modernizó el sistema en el país. Semanalmente, a lo largo de los años, presentó su famoso programa NATURALIA donde el reino animal y vegetal aparecían con toda la fuerza de la naturaleza mostrando los secretos mejor guardados a través de milenios de evolución.

El éxito y la fama han envuelto a toda su familia no sólo en la H.J.C.K, sino en innumerables proyectos siempre exitosos. Constituyéndose los Castaño Valencia en una importante empresa de comunicaciones.

Estas cuatro figuras de estilo diferente pero de una sola dinastía, van a convertirse en piezas claves para dar vida a numerosas ideas que revolucionaron la radio y la televisión en nuestro país.

En sus oficinas del norte de Bogotá Rodrigo Castaño, su hijo, trabaja como director de los programas asesorado por Pilar, su hermana y compañera de fórmula. Y en muchas ocasiones los cuatro, entre ellos, Álvaro su esposo conforman el equipo para hacer coproducciones  cinematográficas o programas de todo tipo cultural.

Gloria Valencia de Castaño aprendió que quien mejor podía hace zapatos era el hijo del zapatero porque toda la vida había visto elaborarlos y que un buen carpintero sería hijo de carpintero. Por eso no se molestó cuando sus hijos empezaron a desempeñar el mismo oficio.

A pesar de que su agenda está siempre llena de compromisos y el tiempo que se da para el descanso nunca es el adecuado, poco piensa en el retiro, sino en unas cortas vacaciones. Para olvidar los ajetreos saca espacio para sus nietos, leer a Borges o viajar a Europa a visitar museos o enterarse de las últimas novedades en música.

Finalizando del Siglo XX la escuchan 16 emisoras del mundo a pesar de tener un solo pulmón. Para ella, cuya fiesta más importante es la navidad, con más de 40 años en la televisión, 50 en la radio y más de 70 años de existencia afirma, sin pudor, que su matrimonio ha sido la mejor sociedad para ser feliz y para ser libre en compañía.

Otro aspecto a destacar en su intensa actividad es el de crear, para el Tolima, un canal regional de televisión. Considera la implantación de los canales regionales en el país como una necesidad urgente a fin de que en cada región se refleje el verdadero sentir cultural de sus gentes y se ventilen con amplitud sus problemas sociales, económicos y culturales que la televisión nacional no puede cubrir .

De Gloria expresa su hija Pilar, que tiene la fuerza interior mas formidable que puede existir, posee todos los ingredientes internos para que no camine sino que vuele.

Finalmente tanto ella como su esposo Álvaro, recibieron la distinción a la vida y a la obra en el certamen del premio Simón Bolívar de periodismo en su versión de 1995, al tiempo que se preparaba por parte de CREA un homenaje nacional por su trascendente trabajo cultural.



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