POEMA DE LOS AMANECERES
Cuando sale la luna en Belén,
sabe a cerveza, a rezo, a sueño,
sabe a ténue luz de reminiscencia,
sabe a amigo, a pasado inmediato.
La luna de Belén huele a cuento infantil
parece este barrio un cuento de las mil
y una noches, cuando Capitolino Urquijo
se casó furtivamente con su amada Nohora.
Cuando amanece en Belén,
entran los suspiros del Combeima
como saludos del gran Nevado del Tolima
que por su cauce se abraza a Ibagué;
entra la luz recién nacida
del mundo que nunca envejece,
reflejando en los rostros conocidos
las frescas sonrisas
de las mañanas de siempre.