HERMESTOVAR PINZÓN

 

Este hombre quien recuerda intensamente sus primeros años en Cajamarca, el lugar que lo vio nacer el 7 de abril de 1941, que aún guarda especial afecto por aquellas montañas y quien se convirtiera, años después, en 1994 en el ganador del premio nacional de historia y el premio estímulo a los investigadores de Colciencias, encontró en la historia la manera de participar en la construcción de un nuevo país.

Tovar Pinzón cree lidiar una guerra, hasta el momento ganada, la de no renegar de su origen no renunciar jamás a su libertad de decidir. Adelantó sus estudios primarios en la concentración escolar oficial de varones de Cajamarca, que más tarde se llamaría Narciso Viña, y los de secundaria en el colegio Tolimense de Ibagué gracias a la ayuda de una hermana que, luego del 9 de abril, logró entrar a trabajar en la tesorería de Cajamarca y lo apoyó económicamente para llevar a cabo sus estudios bajo la mirada cómplice de su padre.

Al graduarse de bachiller, Hermes Tovar Pinzón decide viajar a Bogotá para emprender sus estudios universitarios. Sin conocer la ciudad, mediante la colaboración de sus amigos, llegó a la ciudad a comienzos de 1961. Duró tres días caminando mañana y tarde por la carrera séptima, durmiendo bajo cualquier alerón y percibiendo por primera vez la insolidaridad y dureza de las grandes ciudades, a diferencia de su pueblo donde cualquiera le hubiera tendido la mano.

Después de un tiempo de penurias, Hermes decide regresar a Cajamarca con el propósito de regresar un día a Bogotá, Luego de pasar unos pocos días en Ibagué donde recibe ayuda del músico Luis Rosenwaig quien le ofrece alojamiento y contacto con la vida cultural e intelectual y la posibilidad de ingresar a la escuela militar para hacer el curso de oficial, en una corta carrera que culmina cuando Gonzalo Cárdenas, comandante de las operaciones en el norte del Tolima contra Sangre Negra y Pedro Brincos, solicita a los superiores de Hermes Tovar el ingreso de este al comando que se encontraba bajo sus órdenes. La respuesta no se hace esperar Y, Hermes Tovar Pinzón, convencido de que las únicas guerras por librar eran las del espíritu, aprovecha para ingresar a la Universidad Nacional. Tovar fue de los pocos cadetes a quienes se les permitió entrar al alma mater perteneciendo aún a la escuela militar.

Ingresa a la facultad de filosofía y Letras en donde la cátedra de historia universal le roba de tal manera sus afectos, que decide vivir por siempre inmerso en ella. La creación del departamento de historia y la profesionalización de la carrera, fue su preocupación siguiente junto con la de otros compañeros, logrando pertenecer a la primera promoción de historiadores profesionales del país.

Su inclinación por la historia ya tenía un acento mayor. Al tiempo, decide por iniciativa propia iniciar a estudiar la historia y la cultura de Egipto, país del cual aprende el idioma y otros aspectos concernientes a su desarrollo. Sueña con viajar a esa tierra, pero el proyecto es pospuesto por negativa de la visa.

Para entonces, Hermes contaría no sólo con la ayuda sino también con la amistad del maestro Jorge Zalamea Borda, quien lo orientó y asistió. Fue Tovar a la vez quien llevó al maestro Zalamea a la Universidad Nacional para que realizara una lectura de sus poemas. El inmortal Sueño de las Escalinatas, sería esa tarde leído por primera vez en público.

En aquel momento, las personas que no compartían la ideología de Hermes Tovar Pinzón, crearon a su alrededor un ambiente de hostilidad que superó dedicándose de lleno al trabajo.

Jorge Zalamea había logrado gestionar para él una beca del congreso de escritores húngaros pero al tiempo existía la posibilidad de ir a Chile. Zalamea aconseja a Tovar que viaje a Santiago y realice su posgrado en historia de América.

Para 1967, Tovar viaja a Chile y allí le surge la inquietud de estudiar historia del siglo XX aunque, luego de un análisis detallado, decide iniciar sus investigaciones desde el periodo prehispánico. Al terminar su postgrado, realiza un viaje por Sur América con sólo 50 dólares en el bolsillo. Este viaje lo llevó desde la Paz al lago Titicaca en Bolivia y hasta las alturas del Macho-Pichu en el Perú. Sortea numerosas dificultades, duerme con los contrabandistas de la época en salones donde pernoctaban 40 y más personas, visita ruinas arqueológicas y archivos, toma apuntes y, por supuesto, participa como estafeta de la revolución, tal como era de rigor por esos años.

Regresa a Chile para terminar su trabajo de archivo y a finales de 1968 vuelve a Colombia para incorporarse a la Universidad Nacional en 1969. Introduce, como instructor, nuevas técnicas de la investigación histórica.

A su regreso a Colombia, víctima del ambiente hostil, imperante entonces, Tovar fue uno de los profesores que el gobierno expulsó de la universidad en 1971. Se desplaza a los EE UU. Donde trabaja como profesor visitante en distintas universidades de ese país.

Sería en los EE.UU. donde comprende que sus estudios de población realizados en años anteriores no eran tan importantes y se vincula a los estudios de tipo agrario, en una tendencia que predominaba por aquella época pero que incluyen otros temas de tipo socioeconómico que le servirían para una mejor y mayor visión de los problemas de la población latinoamericana.

Para ese momento, Tovar Pinzón ha realizado sus primeras experiencias en el ejercicio de la docencia como quiera que 1966, desde que fuera instructor del Departamento de Humanidades, iniciara una carrera que ha pasado por la de profesor asistente del Departamento de Historia a profesor asociado del mismo. Para terminar de maestro de la Universidad Nacional en 1984.

Para 1975, Hermes Tovar viaja con su familia a Inglaterra para adelantar sus estudios de Ph-D en historia en la universidad de Oxford. Logra terminarlos a pesar que la Fundación Ford, patrocinadora de sus estudios, decidiera, faltando sólo 6 meses, eliminar las becas que otorgaba, dejando a Tovar en una posición más que difícil. Presenta, sin embargo, su tesis doctoral gracias al director de Estudios Latinoamericanos de la Universidad, quien le ayudó a gestionar los trámites y lo estimuló para que terminara.

Así , 25 años después que la universidad de Oxford no titulaba un estudiante con dos años de residencia. Hermes Tovar lo logra a pesar de los múltiples tropiezos. Pero su experiencia en el campo docente ha traspasado las fronteras. Es así como en 1987 ingresa a la Universidad de Alcalá de Henares en Madrid, y en 1990 a la Universidad Libre de Berlín. Además de los múltiples centros académicos que le han contado entre sus guías.

Hermes Tovar Pinzón ha sido, desde el momento en que la historia se convirtió en parte fundamental de su vida, en un hombre preocupado y consciente por la continuidad de su trabajo. Da ahí que dicte conferencias y cursos breves como los de Berkeley, California en EE.UU.

El reconocimiento a su trabajo y su continua labor investigativa se ve reflejado en las continuas invitaciones que recibe de todo el mundo para participar como ponente con temas tan variado que van desde la esclavitud en EE.UU. y América Latina, estudio comparado presentado en Viña del Mar e 1967, hasta Haciendas, Latifundios y Plantaciones, presentados en el simposio de Historia Económica de América Latina, en Roma en 1972 ; Técnicas y tecnologías Y Recursos Hidráulicos, leídos en México en 1974 y 1988, respectivamente.

Hermes Tovar ha contribuido a la reconstrucción de la Historia con publicaciones de libros como La formación Social Chibcha , editado en 1970, Materiales para el estudio de la Compañía de Jesús y otras misiones religiosas en Colombia, en el mismo año. Formaciones Sociales Prehispánicas, en 1974, Movimiento campesino en Colombia, en1975, Relaciones y Visitas a los Andes en, que consta de ocho volúmenes constituyen uno de los estudios mas importantes que sobre e l tema se ha escrito.

El Imperio y Sus Colonias, en 1994 y Convocatoria Al Poder del Número, en 1995 en donde realiza un análisis sobre la verdadera sobre la verdadera utilidad social de las estadísticas y que ha sido, junto a sus demás trabajos, un valioso aporte no sólo en campo informativo sino en el área de la investigación.

Se ha interesado, también por el estudio del lenguaje, acercándose a la semántica, a la semiótica y a una lectura de textos tendiente a articular el problema del lenguaje con la comprensión del texto histórico. Recientemente, sumó, a su ya extensa colección de títulos, el libro: Que nos tengan En Cuenta, Colonos Empresarios y Aldeas: Colombia 1800-1900.

Además publicó La estación del miedo o la desolación dispersa: el caribe colombiano en el siglo XVI, obra finalista en el Premio Planeta de historia, 1997; Convocatoria al poder del número: Censos y estadísticas de la Nueva Granada, 1994. Sus más recientes publicaciones son: El Imperio y sus colonias; Las cajas reales de la Nueva Granada en el siglo XVI, 1999; Colombia: droga, economía, guerra y paz, Editorial Planeta, 1999; Los sentidos contra el dogma, 2001; Tras las huellas del soldado Pablo, en Memoria de un país en Guerra: los mil días, 2001; Remesas, situados y Real Hacienda en el siglo XVII, en Dinero, moneda y crédito en la monarquía hispánica, Madrid, año 2000; Límites y posibilidades de las series estadísticas originadas en las cajas reales de la Real hacienda en el gobierno de la economía en el Imperio Español, Nápoles, Sevilla, año 2000; El espíritu del sol y la economía del oro en el mundo prehispánico, en El oro y la plata de las Indias en la época de los Austrias, Madrid, 1999; El oficio de escribir la historia.

En el año 2005 publicó La batalla de los sentidos.



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