MARUJA TORO

 

Durante más de treinta y cinco años, la famosa actriz Maruja Toro, quien se hizo acreedora a los máximos premios nacionales en el arte dramático, ya desde la radio, el teatro, la televisión y el cine, hizo bien conocida su imagen y su talento. La consagrada artista nació en El Fresno en 1913 y dos días antes de morir, el 4 de junio de 1980, cuando tenía 67 años, los colombianos alcanzaron a ver el último capítulo de su participación en Querido Andrés, la telenovela en que participaba.

La hija de Moisés Toro Gil, quien fuera jefe conservador y coronel en la guerra de los mil días y Genoveva Osorio Londoño, ambos descendientes de los fundadores de Manizales, cursó su primaria en el colegio María Auxiliadora, de Fresno, donde empezó a destacarse en el campo artístico por su participación en las veladas escolares. Allí, el sacerdote agustino, párroco y poeta Bernardo Merizalde Morales, que años después fuera ascendido a obispo, viendo su capacidad, le enseñó a declamar, cualidad que perfeccionará la religiosa Teodolinda Varón, del Espinal, conocida como la hermana Rosa.

Fue la mayor de siete hermanos: Moisés, destacado orador, intelectual y político; Alfonso, ganadero ya fallecido; Jesús María, conocido como Tucho, igualmente político; Ignacio, Daniel y Mercedes.

Se casa a los 17 años con Luis Carlos Zuloaga, un maestro de escuela proveniente de Filadelfia, Caldas.

En la carrera segunda, entre calles 12 y 13, frente a lo que hoy es el Teatro Metropol, el matrimonio fijó su residencia y en ella se dedicó a memorizar poemas y a demostrar sus habilidades histriónicas en el arte de la declamación.

En esta época, justamente, ofreció un recital en el Teatro Tolima para recolectar fondos con destino al aguinaldo del niño pobre. Su actuación hizo que los directivos de La voz del Tolima le ofrecieran un trabajo como locutora y en esa emisora permanece hasta cuando se expide una ley que obliga el uso de la licencia profesional para ejercer tal oficio en el país. En Ibagué, antes de su partida a Bogotá, había cultivado estrecha amistad con la poetisa ibaguereña Luz Stella.

En Bogotá es llamada a la emisora Nueva Granada donde hace radioteatro. Se vincula luego con las compañías más famosas de la época, la colombiana de teatro, de Luis Enrique Osorio, la de Campitos y la de Pepe Montoya, experto en montar la semana de pasión, obra con la que recorrían parte del país.

Al fundarse la televisión colombiana, ingresa al elenco que hará durante treinta años los programas básicos de entretenimiento para sus compatriotas, al tiempo que incursiona en el naciente cine nacional, actuando en películas como Tres cuentos colombianos, Semáforo en rojo y Un ángel de la calle.

No serían gratutitos ni pasarían desapercibidos tantos años dedicados a su oficio, ya que gana, por sus trabajos en televisión, el honroso Premio Ondas. Allí se destacó, en ceremonia que a nivel criollo semejaba las espectaculares de la entrega de Oscares en Hollywood, su brillante actuación en la novela radial La loca de los perros, emitida por la cadena Caracol.

Calificada como una trabajadora incansable, Maruja Toro alternaba, sin dar muestras de fatiga, el oficio del teatro, la radio, el cine y la televisión. Su presencia era reclamada no sólo por sus colegas, quienes tuvieron por ella un sincero aprecio y admiración, sino también por el grueso público que la aclamaba y favorecía como una de sus estrellas predilectas.

El Cica, organización que reúne a los actores colombianos, a cuyo lado libró recias batallas buscando la justicia para el gremio, leyes de protección y solicitud de mejores salarios, creó en su honor, a los pocos días de su muerte, el Premio Nacional Maruja Toro, cuyo primer honor recayó en una de sus más cercanas amigas, la actriz, libretista y compositora Sofía de Moreno, tía de los escritores tolimenses Carlos Orlando y Jorge Eliécer Pardo.

De otra parte, figuró como estrella invitada en la inauguración del Teatro de la Comedia, fundado por Luis Enrique Osorio, acto que contó con la asistencia de las más importantes personalidades del país. Se culminaba allí toda una época en la cual había participado, durante quince años, en comedias de este autor nacional tales como Préstame tu marido, Rancho ardiendo, Adentro los de corrosca, Al son que me toquen bailo, La imperfecta casada, Pájaros grises, Ahí sos camisón rosado, El zar de precios y Los espíritus andan sueltos.

Las constantes giras por todos las capitales y municipios importantes de Colombia dejaron bien sentada su capacidad en las tablas, alcanzando siempre en ellas, particularmente en el Teatro Tolima de Ibagué, donde hiciera de joven su primer recital, su máxima expresión.

Interpretó papeles en la serie Yo y tú y en las realizadas por Bernardo Romero Lozano en El gran teatro del mundo, donde se montaron obras como El proceso, de Kafka, La máquina de sumar y otras veintitrés producciones. También lo hizo en Grandes hombres, con El inspector Darley, donde actuó al lado de José Caparrós y en las obras infantiles del teatrino Don Eloy.

La máxima distinción entregada en Colombia a los artistas, el Nemqueteba, adornaba una de las salas de su casa cuando muere el 4 de junio de 1980 en Bogotá y a su sepelio, cumplido en el cementerio central, asistieron numerosas personalidades de la farándula y el gobierno.

De su matrimonio nacieron once hijos. Uno de ellos, Mario, es pintor y poeta. Los otros, Luis Carlos, ingeniero; Arturo, ya fallecido; Elvira, master en lenguas antiguas del Instituto Caro y Cuervo; Ricardo y Jorge, ingenieros civiles; Jaime, ingeniero electrónico; Nohora, ama de casa; Beatríz, quien trabaja en radio esporádicamente y Margarita, licenciada en preescolar.

Perteneció al Centro Poético Colombiano y al Pequeño Parnaso, organizaciones que continúan rindiéndole homenajes por haberse constituído en una animadora y protagonista de sus realizaciones a lo largo de varios años.

Tal vez su última obra la realizó cuando quiso que en su ataúd se colocara, en lugar de vidrio, un espejo para que todo aquel que se acercara se viera así mismo.