POEMA NUMERO DOS
Hacia el confin dirígense los pasos
con multitud de rostros y banderas,
miradas que vencieron las esperas,
voces que derrotaron los ocasos.
Antiguos esplendores en pedazos
hallaron más allá de las quimeras;
melodías sin final de las esferas,
faro del horizonte de los brazos.
En sucesión de sones y batallas
y tañido sangrante de medallas
ansiaron el letargo de los puertos.
Sobre la mar soñaron el camino
y bebieron el verde cristalino
sin recordar jamás que estaban muertos.