FUERONHASTA LA LUNA, REGRESARON ¿Y QUÉ?

 

Y sucedió como lo conversaron

las viejas matemáticas.

Fueron, regresaron, ¿y qué?

Sólo cuatro minutos menos,

porque un cero se quedó dormido

sin saber, porque todavía lo ignoran,

y lo dijeron desde Houston,

que todo fue el milagro de las miradas:

¡Que ninguno se caiga!

¡Que no les pase nada!

¡Que los pulsos asciendan nuevamente,

a sus órbitas, indemnes!

Mas todo sigue, seguirá igual,

hasta el beso que les darán las hembras,

como siempre hecho de labios.

Nada de hijos infinitos,

sueños cuadrados, ni rosas mecánicas:

las rocas siempre rocas serán,

así las traigan de la luna

y las plaguen de microscopios y reactivos.

La luna seguirá idéntica, intocada,

en los pechos amantes,

los poetas seguirán cantándole;

cada año traerá otro año,

y conquistarán el cielo

los mismos intrépidos voladores,

y otros planetas, y otros, hollarán,

¿y qué?

hasta que atraque al Cabo

de la Muerte, y la carne, hecha de aire,

flotando en su no-tiempo,

trepide en el último despegue

y al otro lado de la elipse, Dios.

Fueron hasta la luna, regresaron,

en un fabuloso, increíble, viaje,

¿y qué?

El hambre seguirá llamándose hambre,

y el hombre, ¡espera!