SOBRE LAS NOVELAS DE ISABEL SANTOS MILLÁN DE POSADA
Por: Carlos Orlando Pardo
Entre sollozos, de Isabel Santos Millán, publicada en la novela semanal de Luis Enrique Osorio en agosto de 1923, muestra un dominio del oficio, frases largas, precisas y un ritmo agradable, al tiempo que acierta en la creación de atmósferas y situaciones que apuntan bien al desenlace.
Lejos de recrearse en la descripción del ambiente o en el físico de los personajes alrededor de cuyos perfiles se dice estrictamente lo necesario, el texto narra la historia de Edna, la hija sin padre de una campesina pobre que muere dejando la niña, en su confesión de moribunda, al cuidado del sacerdote Alonso, un anciano que se vale de la colaboración de una india para cuidarla, aprovechando que la mujer lleva muchos años al servicio de su familia.
La “sobrina” del cura crece entre jardines llenos de flores, lecturas y misas, hasta que aparece Octavio, hijo único de Mario, el hacendado más rico de toda la región. El hombre de campo ha trabajado duro para conseguir lo que tiene sembrando café al sur del Tolima y, sintiéndose fuerte, va a Bogotá para casarse en medio de pompas y lujos, pero regresa a su finca. Allí crece igualmente su hijo a quien no envía a estudiar a la capital por el egoismo de tenerlo cerca, hasta que aparecen las miradas cómplices y el amor hacia la sobrina del cura, lo que enardece al próspero padre para alejarlo de improviso del lugar, así entienda que va a quedarse solo y a pesar del sentimiento del muchacho y de la tristeza de Edna que alcanza la protección y la comprensión del cura.
El anciano sacerdote, ante el sufrimiento de la adolescente, pide a Dios que por cualquier camino complete su obra de amor y surge la enfermedad de Mario, quien antes de morir, por su corazón cansado, envía por la muchacha, pide su perdón y ve que Octavio, que acaba de llegar tras fatigosa jornada ante la noticia que conoce a través de dos urgentes telegramas, la abraza mientras se extingue su existencia.
Contiene la obra rasgos caracterizadores de la novela romántica que no sólo mostraba con autenticidad lo ambiental y regional sino que el sentimentalismo y la idealización en medio de cierto fatalismo de la vida van parejos a reflejar un sentido de lo humanitario, es decir, asumiendo como tesis la defensa del débil o del oprimido.
Los tipos humanos escogidos por la narradora presentan la condición social y cultural de la época, pero el diálogo, la pintura de los caracteres y el aspecto estructural reflejan no sólo una corriente literaria sino un sentido del oficio y un dominio de la materia a tratar, seleccionando un lenguaje preciso, eficaz y rítmico y dejando la sensación de un esmero por la forma, lo que ofrece una lectura grata después de tantos años de haber sido escrita. La autora nació en Ibagué en 1902 y murió en Bogotá en el 2001.