AUTOSEMBLANZA

 

Con morunos cabellos por la brisa ondulados,

de amarillo semblante como flores sin vida,

doblegada la frente que recorren los hados,

con la vista confusa por tinieblas herida.

 

Con harapos raídos su epidermis abriga

indiferente a todos los placeres humanos.

La constante lectura sus tristezas mitiga,

y le embarga el azul de horizontes lejanos.

 

Los amigos le hastían. Le cansan las ciudades.

Sus sueños siempre buscan calladas soledades.

En medio de los campos de edénica verdura,

 

con su guitarra amiga, doliente peregrino;

jinete en la quimera persigue su destino

el visionario pálido de viril armadura.