ALBERTO SANTOFIMIO BOTERO

No sólo se convirtió en la voz cantante de la política en su departamento durante varios lustros, sino que, y para nadie es un secreto, el controvertido dirigente sabe las canciones de este y otros entornos, goza la música en sus diversas expresiones e incursiona en ellas escribiéndolas con el deleite de un poeta y la sencillez de un pensador que conoce el sentimiento de su pueblo. Esta faceta de quien ha sufrido golpes duros del destino, lo mantiene vigente en las tiendas y en los pueblos, en las fiestas y en las emisoras donde se escuchan sus composiciones. Su vocación por la música se reflejó desde la infancia y ahí estuvieron como profesores suyos Leonor Buenaventura de Valencia y José Ignacio Camacho Toscano. Para Santofimio, el mundo maravilloso de los libros y el de la música, han formado un destino paralelo con su incesante lucha ideológica y política en la vida pública, gubernamental y parlamentaria. Desde niño cultivó su conocimiento de la música clásica al lado de su padre y del médico Luis Ernesto Bonilla, experto como pocos en los autores universales de este género, particularmente en la obra de Beethoven. Desde aquella época le gusta trabajar, leer o escribir, escuchando a Vivaldi, Mozart, Bach, Handel, Debussy y Chopin. Por esta misma época, su inquietud intelectual estuvo muy cerca de compositores como Cesáreo Rocha Castilla, “El Pote” Lara y Nicanor Velásquez Ortiz, autores de las letras de El Bunde, Tupinamba y Morenita de mi alma, entre otras. En aquel entonces cultivó la camaradería y la inquietud musical con José A. Morales y Jorge Villamil. Con el maestro Pedro J. Ramos, al igual que con Garzón y Collazos, mantuvo una tertulia semanal bohemia de la cual salieron bases firmes para el conocimiento de la música colombiana. Amante del vallenato, compartió esa simpatía con la amistad de Alejo Durán y especialmente del maestro Rafael Escalona, quien fue huésped en su casa de Ibagué con ocasión de varios festivales nacionales del folclor. Esta otra faceta de Alberto Santofimio Botero muestra al compositor que se ha inspirado siempre en el amor a la mujer, el paisaje y los valores de su tierra del Tolima.

Su primera composición conocida, un bolero titulado Único amor, con música de Rodrigo Silva, su amigo cercano, de la cual existen dos grabaciones, una en la voz de Clara Pardo y otra en la de María del Rosario Kairúz, en álbum especial titulado La voz del bello eco. Luego compuso en Natagaima el sanjuanero Tolima mío, con música del maestro Darío Garzón, su contertulio. Posteriormente, el maestro José Ignacio Camacho Toscano le hizo un arreglo especial para banda y es esta canción, quizá, la más conocida y admirada de sus obras puesto que a la altura de himno del Tolima se escucha regularmente en las celebraciones tradicionales y en los festejos populares.

Su canción Ambalema, cuya letra en mármol está en un lugar especial de este hermoso y colonial municipio, tiene música del maestro Pedro J. Ramos y dos interpretaciones especiales, una del dueto de los hermanos Casallas y otra de Arnulfo y Hernando, Los Inolvidables. La tienda de la vecina, otra canción suya, lleva el aporte musical de Jairo Alberto Bocanegra y un arreglo de los hermanos Casallas. Canto a Ibagué, compuesto también por Santofimio, tiene música del maestro César Augusto Zambrano y fue estrenado en acto especial en el Teatro Tolima de Ibagué. Finalmente, a su composición Morena del Espinal, le puso música el maestro Pedro J. Ramos, pocos meses antes de su muerte y al vals Te digo que te quiero lo adornan los arpegios de los hermanos Casallas. El exministro de Estado, abogado, político, concejal, diputado, representante a la cámara, senador, excandidato a la presidencia de la república, orador, periodista, historiador, escritor y compositor, tiene inéditas varias letras para canciones, entre ellas una dedicada especialmente a la ciudad de Honda y proyecta hacer un álbum en asocio del compositor y cantante Rodrigo Silva Ramos.

Santofimio nace el 17 de junio de 1943, en Ibagué. Fue su padre un prestigioso intelectual de la región que llegó por sus méritos a ser contralor del Tolima y secretario de educación de su departamento: Alberto Santofimio Caicedo, erudito y bohemio que hacía tertulia permanente con los intelectuales de la época, dejó marcada en su hijo la impronta de inquietud por las cuestiones del espíritu, el arte y la literatura. De su madre, Clarita Botero, heredó la serenidad para los momentos difíciles y de sus antepasados, auténticos guerreros del siglo XIX - su bisabuelo fue abanderado de José María Córdoba en la batalla de Ayacucho; su abuelo, Segundo Santofimio, general, y el coronel Vesga Santofimio héroe de la independencia-, la condición siempre belicosa y rebelde frente a la injusticia. Su bisabuelo materno, el jurista antioqueño Nicomedes Botero Arango, fue Presidente del Tribunal Superior y su abuelo, Clímaco Botero Escobar, seis veces alcalde mayor de Ibagué y cofundador del Círculo Social en 1911. Luego de cursar estudios de primaria y secundaria en los colegios Liceo Especial y San Simón, de Ibagué, obtuvo en 1960 su título de bachiller en filosofía y letras en el Colegio Mayor del Rosario, en Bogotá. En 1965 terminó sus estudios de derecho en la Universidad del Rosario.

Santofimio ama la música y la escribe. Varios duetos han grabado canciones suyas. Así mismo es un poeta clandestino y a pedido de un editor, publicó tres poemas en una antología y otros tres fueron seleccionados para una muestra del siglo XX. Tiene la obsesión de asistir a ferias internacionales del libro, especialmente la de Madrid, adonde viaja cada año; vivir enamorado y leer con enfurecida pasión. Conoce, tal vez como nadie en el departamento, la vida de miles de gentes con su nombre, apellido o apodo, ha escrito como ninguno sobre todas las personalidades del pasado y el presente del Tolima, domina su historia y su geografía, pues no en balde ha recorrido sus caminos una y otra vez y es capaz de pasarse horas y horas recitando poemas de sus autores preferidos.

En el año 2010 aparece Tolima mío y otras canciones que incluye 14 de sus composiciones interpretadas por Arnulfo Moreno y Alberto Ballesteros. La música fue compuesta por Darío Garzón, Pedro J. Ramos, Rodrigo Silva, Arnulfo Moreno, Hernando Bustos, Jairo Alberto Bocanegra, Abel Casallas y José Ignacio Camacho Toscano.

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