ALBERTO SANTOFIMIO BOTERO

 

Santofimio nace el 17 de junio de 1943, en Ibagué. Fue su padre un prestigioso intelectual de la región que llegara por sus méritos a ser Contralor del Tolima y Secretario de Educación de su departamento: Alberto Santofimio Caicedo, erudito y bohemio que hacía tertulia permanente con los intelectuales de la época, dejará marcada en su hijo la impronta de inquietud por las cuestiones del espíritu, el arte y la literatura. De su madre, Clarita Botero, heredará la actitud serena para los momentos difíciles y de sus antepasados, auténticos guerreros del siglo XIX - su bisabuelo fue abanderado de José María Córdoba en la batalla de Ayacucho; su abuelo, Segundo Santofimio, general, y el coronel Vesga Santofimio héroe de la independencia-, la condición siempre belicosa y rebelde frente a la injusticia. Su bisabuelo materno, el jurista antioqueño Nicomedes Botero Arango, fue Presidente del Tribunal Superior y su abuelo, Clímaco Botero Escobar, seis veces alcalde mayor de Ibagué y cofundador del Círculo Social en 1911.

Luego de cursar estudios de primaria y secundaria en los colegios Liceo Especial y San Simón, de Ibagué, obtiene en 1960 su título de bachiller en Filosofía y Letras en el Colegio Mayor del Rosario, en Bogotá. Desde aquellos años, en su condición de miembro de la Academia Literaria Manuel Antonio Bonilla, en San Simón, comenzó a publicar en la revista cultural Ariel sus primeros poemas y ya en 1963, apenas con la mayoría de edad de entonces, 21 años, es nombrado Secretario de Gobierno y Hacienda de Ibagué. Pero los escritorios no lo seducen y pronto sale a fundar y dirigir el periódico Rebelión y el radioperiódico Combate, llamado así en homenaje al periódico homónimo de Albert Camus.

Por sus actuaciones, el poder de su elocuencia y la fuerza de sus ideas, es designado miembro del Directorio Liberal del Tolima en representación de la juventud. Inmerso siempre entre los libros, se interesó apasionadamente por la política y los problemas sociales, sin dejar de lado las incursiones humanísticas y literarias, asuntos sobre los cuales publicará varios libros.

En 1964 se convierte en redactor de la página universitaria del Semanario Política y algo más que dirigen Carlos Lleras Restrepo y Juan Lozano y Lozano. Se integra como miembro al Comité Nacional de Juventudes Liberales, escribe editoriales en el diario El Cronista, llega a ser redactor del mismo y es nombrado finalmente subdirector.

En 1965 termina sus estudios de derecho en la Universidad del Rosario, pero para entonces ya se ha convertido en Presidente del Directorio Liberal de Ibagué. El emotivo y fogoso concejal de su ciudad natal será presidente del cabildo durante diversos períodos, al tiempo que ejerce, por espacio de varios años, el cargo de director del diario El Cronista. Pero ahí no se queda. Un líder de sus condiciones no puede detener su carrera. En 1966 es elegido diputado a la Asamblea, corporación de la cual ocupará la presidencia.

En Medellín preside el Congreso Nacional de Diputados que instala el Ministro de Gobierno Misael Pastrana Borrero. En 1967, con Hernando Agudelo Villa, Fabio Lozano Simonelli, Luis Villar Borda y Roberto Arenas Bonilla, conforma el grupo llamado de La Ceja por haberse fundado en esa población antioqueña e integrado por liberales que defienden la obra de gobierno del presidente Carlos Lleras Restrepo.

En 1968 contrae matrimonio con Constanza Hernández, es nuevamente elegido concejal de Ibagué y logra ser Representante a la Cámara cuando tiene apenas 26 años de edad. Allí son memorables sus debates sobre la Reforma Constitucional de 1968, tanto en la Comisión Primera, de Asuntos Constitucionales, como en las sesiones plenarias. En 1969 es coordinador general del Encuentro Liberal de la Costa Atlántica, en Valledupar, y al año siguiente organiza el Encuentro Nacional del Liberalismo en Ibagué, donde apoyará la candidatura presidencial de Misael Pastrana Borrero.

En 1971 es elegido vicepresidente de la Cámara de Representantes y designado Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Colombia en Misiones Especiales. Asiste en Chile a la reunión de Parlamentarios Latinoamericanos y llega a la presidencia del Directorio Liberal del Tolima. En 1972, al día siguiente de las elecciones de “mitaca”, proclama el nombre de Alfonso López Michelsen como candidato del partido liberal a la Presidencia de la República y el 6 de octubre es aclamado unánimemente jefe único del liberalismo tolimense en la Convención unificada del partido. El 2 de diciembre, en el Coliseo de Ibagué, se le rinde un multitudinario homenaje -se calculó en más de 20 mil el número de asistentes-, y reitera públicamente la candidatura presidencial de López Michelsen, presente en el acto.

En 1973 asiste como delegado de Colombia a la Conferencia Internacional del Trabajo, en Ginebra. Acompaña al candidato López en giras por todo el país y publica su primer libro, Democracia, voto y ciudadanía a los 18 años, que recibe amplios elogios de Darío Echandía en las páginas del suplemento literario de El Tiempo. La Convención Nacional del Liberalismo lo designa como miembro de la Comisión Política Central de ese partido e instala, por delegación personal de López, la Convención Nacional de Juventudes Liberales en Bogotá.

En 1974 es designado por el presidente López Michelsen Ministro de Justicia. De su paso por esa cartera deja constancia en su segundo libro, La justicia en Colombia en el mandato claro, pues en sus páginas expone sus concepciones sobre la materia y sintetiza su labor durante un año, al cabo del cual renuncia para aceptar la postulación de un grupo amplio de parlamentarios interesados en designarlo Presidente de la Cámara de Representantes. Es elegido por amplia mayoría y reelegido en dos ocasiones, realizando, a lo largo de tres años, 1975-1977, una intensa labor legislativa que está consignada en diversas publicaciones de la Corporación.

Como Presidente de la Cámara es víctima de una persecusión que terminará en un sonado escándalo acompañado de primeros titulares de prensa. Se le acusa de malos manejos e inician en su contra varios procesos judiciales que terminan por llevarlo a la cárcel. El 31 de enero de 1978 marcha de Ibagué con destino al cautiverio que se prolongó por espacio de cinco meses en la undécima estación de policía de Bogotá. Aún preso, es elegido en 1978 Senador de la República y miembro de la Comisión Primera de la Cámara Alta. Durante el tiempo de su detención escribió su tercer libro, Eduardo Carranza, un corazón de patria y de melancolía y un amplio prólogo para el libro del escritor tolimense Nicanor Velásquez Ortíz, Cien canciones de amor y una de olvido.

En junio del mismo año, al ser decretada su libertad por un sobreseimiento temporal del Juzgado 11 Superior de Bogotá, es recibido en la ciudad de Ibagué por más de cien mil personas que colmaron el parque Murillo Toro al cual llegó antecedido por una caravana de 500 carros y buses que lo acompañaron en su viaje de regreso al Tolima.

En marzo de 1979 es elegido por la Convención Nacional del Liberalismo miembro de la Dirección Nacional del partido y en mayo el presidente Julio César Turbay Ayala lo designa Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T.), con sede en Ginebra, Suiza.

El 17 de febrero de 1979, el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá le concede sobreseimiento definitivo y libertad incondicional. El 28 de julio Santofimio renuncia a la Dirección Liberal Nacional y el 9 de septiembre de 1980 presenta, en acto que contó con la asistencia del Presidente Julio César Turbay Ayala, el libro Ultima Página, con prólogo y selección suya de la obra del escritor ibaguereño Juan Lozano y Lozano. El 22 de octubre del mismo año es proclamado precandidato del partido liberal a la presidencia de Colombia en el salón rojo del Hotel Tequendama. Corona así una parte de su carrera en la cual, además, fue Diputado a las Asambleas de Antioquia, Cundinamarca y Meta y Concejal de Bogotá en tres períodos.

En los últimos años se ha desempeñado como Presidente de la Comisión Primera de Asuntos Constitucionales del Senado, primero de 1986 a 1987 y luego de 1990 a 1995 y es miembro de la Comisión Asesora de Asuntos Exteriores de Colombia desde 1986 hasta 1995 en representación del Senado de la República.

En su ya larga y prolífica tarea ha presentado diversos proyectos que terminaron en leyes del país y ha publicado varios libros, entre ellos los que recogen sus Obras Selectas en tres volumenes publicados por la colección Pensadores Políticos Contemporáneos, con prólogo del expresidente López Michelsen y que aparecieron en 1990.

Salvador Allende, Darío Echandía, Carlos Lleras y Alfonso López, entre otros, admirados por su capacidad de trabajo y la brillantez de su pensamiento, escribieron o pronunciaron altos elogios sobre su personalidad y acción política, cuyos textos son reveladores de su labor en bien del partido liberal y de Colombia.

Sus libros, difundidos ampliamente, llegan a 21 hasta 1995. Son ellos, además de los mencionados, El libro rojo, publicado en 1977; Pensamiento político y anotaciones literarias, dos tomos, en 1982, con prólogo del intelectual y exministro Daniel Arango; Propuestas para una nueva democracia, en 1987; Poetas del Tolima, la más completa antología realizada hasta hoy sobre los escritores de este género en su tierra, en 1987; Perfiles del Tolima, en el mismo año, con prólogo de Eduardo Santa y reedición en 1988; Una posición liberal frente a la crisis y Escritos Periodísticos, ambos en 1988, este último con prólogo de Germán Santamaría. Además ha colaborado con Lecturas Dominicales de El Tiempo y El Universal de Cartagena. Es así mismo comentarista semanal del programa Monitor de la Cadena Caracol.

Todos, sin duda alguna, dan la medida de su intenso trabajo intelectual a lo largo de batalladores años en que se constituye como un verdadero protagonista de este siglo. Más adelante vendrán Figuras estelares del liberalismo colombiano (1989); Por un gobierno pluralista y una economía social con rostro humano (1989); La otra Colombia, (1990), con prólogo de Darío Ortíz Vidales; Dos poetas ibaguereños (1991) y El corazón abierto, antología arbitraria de la poesía amorosa (1993).

A pesar de su intensa actividad parlamentaria, no olvida el periodismo. Sostuvo hasta 1994 una columna semanal en la revista Cromos, así como lo hizo durante varios años en la revista Hoy por Hoy que dirigía Diana Turbay y por algún período en el diario El Tiempo. Son frecuentes sus colaboraciones en otros medios, tal la revista Diners, y se le oye hablar frecuentemente de libros en preparación. Transmitido por el canal A de la televisora nacional, dirige y anima un sintonizado programa cultural de media hora, El Café del espejo, por donde ha desfilado buena parte de los más representativos artistas e intelectuales del país y el exterior.

Santofimio ama la música y la escribe. Varios duetos han grabado canciones suyas y es una especie de poeta clandestino, aunque, por fin, a pedido de un editor, publicó tres poemas en una antología. Tiene la obsesión de asistir a ferias internacionales del libro, especialmente la de Madrid, adonde viaja cada año, vivir enamorado y leer con enfurecida pasión. Conoce, tal vez como nadie en el departamento, la vida de miles de gentes con su nombre, apellido o apodo, ha escrito como ninguno sobre todas las personalidades del pasado y el presente del Tolima, domina su historia y su geografía, pues no en balde ha recorrido sus caminos una y otra vez y es capaz de pasarse horas y horas recitando poemas de sus autores preferidos.

En 1995 fue elegido miembro de la Academia de Historia de Cartagena de Indias. Sobre su vida y obra se han escrito varios libros, entre ellos, Alberto Santofimio Botero, ideario de una vocación política, de Germán Uribe Londoño; Cronología de una infamia, de Germán Barberi Perdomo; El pecado de los inocentes, novela de Oscar Alonso Villegas y El caso Santofimio, de Vicente Pérez Silva. Está ampliamente citada su producción en varios libros de historiadores y politólogos como Carlos Villalba, Ricardo Sánchez, Víctor Moncayo y Fernando Jordan.

Acusado y procesado por el homicidio del lider liberal Luis Carlos Galán Sarmiento, en uno de los juicios más seguidos de la historia reciente del país, el tolimense fue absuelto por el Tribunal Superior de Cundinamarca.

Actualmente está dedicado a la lectura y a la escritura de textos. Libros y sueños es el nombre de su próximo libro, a punto de ser editado.