RECORTES DE SALA
Cuánto tiempo
despertándome entre los muertos
esperando a mi madre
que sólo llegaba
en la ceniza de la mujer
que leía mi cigarrillo.
Cuánto tiempo
sin saber si la noche anterior
fui violada, amenazada o torturada.
Cuánto tiempo
viendo desde la ventana pasar el movimiento
en la inercia de los otros.
Cuánto tiempo
apoyándome en la mujer
que le dejó los brazos al tren.
Y en la rueda sigue hasta hoy
debajo, encima de mí
conservando el sabor de lo nauseabundo.
¡Qué cobardía es estar vivo
y tener que fracturar los dientes
para no caer!ç
Vendrán días mejores,
aún los espero
en los segundos amarrados
de las tumbas amarillas.