ESTEBANSÁNCHEZ

 

Nadie se imagina que tras la mirada escrutadora, el cuerpo fornido, unas manos gruesas y una voz despaciosa, se esconde un hombre que encarna el prototipo del luchador tolimense, aquel que frente a las circunstancias más diversas, hace acopio de su testarudez y se abre camino con la convicción de que su trabajo y sus actividades merecen un reconocimiento de quienes hacen parte, no sólo de su entorno, sino de sus más íntimos afectos. Ese es Estaban Sánchez. Un ibaguereño nacido en 1955, para quien nada ha sido fácil en la vida, pero también para quien todo lo hecho ha tenido siempre el toque inmenso de su satisfacción personal.

Esteban es un pintor innato, su autodidactismo le ha permitido asimilar lo esencial del oficio y aunque ha intentado con sus esporádicas asistencias a las aulas de clase llenar vacíos y ampliar expectativas, está convencido de que su práctica es la que le ha enseñado a transitar los caminos que conducen a un estilo propio.

Bachiller por correspondencia, dibujante en la escuela y el colegio, frustrado jugador de fútbol, desde muy joven se convenció que la pintura era su destino, por eso rechazó una beca para estudiar mecánica y se dedicó a practicar las dos actividades que sustentan su periplo por la vida: la pintura y las artes marciales.

En las ferias agropecuarias que se celebran en la ciudad, Esteban instala un pequeño puesto y comienza a realizar retratos a mano alzada y en diez minutos le entrega al modelo un carboncillo donde están los rasgos esenciales de su rostro. Esta escuela práctica no sólo le permite ejercitarse, sino que le da la oportunidad de ser conocido en el medio.

Realiza en l976 su primera exposición individual en los salones de Fedetol con cuadros que ya perfilan su propio estilo. En el año 1978 participa por primera vez en un concurso y gana el Premio de Adquisición, en el II Salón Regional de Artes Plásticas y Visuales en Ibagué. Es seleccionado para el XXVII Salón Nacional de Artistas en Bogotá obtiene una mención y es incluido en el Salón Itinerante que recorre el país.

Dos años después obtiene el mismo reconocimiento, esta vez con dos cuadros que representan a La Guacharaca y Badana, dos personajes típicos del Ibagué de los setenta y que impresionan por su realismo

Las exposiciones individuales se suceden en Ibagué y Bogotá, participa en varias ocasiones en el Salón del Humor en Piracicaba, Brasil, y cuelga sus cuadros en empresas e instituciones que quieren darlo a conocer y también adquieren su cuadros por tratarse de un trabajo muy personal. La obra de Sánchez coquetea a veces con el neoprimitivismo. Sin embargo los detalles, la diafanidad de los personajes, el dibujo cuidadoso, hacen aparecer la obra como una simbiosis particular de realismo, hiperrealismo y costumbrismo por sus temas y por la forma de abordar la composición

En todas las exposiciones en que participa Esteban Sánchez se destaca su obra por los elementos que apuntan hacia una identidad cultural, entendida por el pintor como las raíces que le atan al lugar de procedencia.

Inicialmente las técnicas utilizadas por Esteban Sánchez eran el acrílico y el óleo, pero en una ocasión, en una feria agropecuaria, un ejecutivo de una empresa de tractores le solicitó que le dibujara el mapa del departamento con todo su relieve. Como ocurre con todo creador, fueron muchas las horas que pasó tratando de hallar el material para poder cumplir con lo solicitado.

La tensión producida por el análisis de las distintas opciones, desembocóen un acto de intuición en el que apareció el estropajo, como el material que podría reflejar los accidentes topográficos de la región.

La preparación del estropajo es todo un trabajo artesanal. El mismo Esteban cultiva entre una y dos hectáreas cada dos meses para extraer los mejores ejemplares, los cuales abre, les saca las semillas, los pone a secar y luego los va cosiendo con aguja e hilo hasta formar láminas de distintas dimensiones. Luego las hierve en agua por algún tiempo, les echa formol para esterilizar las fibras y evitar los hongos. Una vez concluida esta dura tarea, la deja secar y ya está lista para la elaboración del cuadro.

Sobre esta novedosa técnica afirma Adriana Gómez S.: Es un trabajo rústico tan fuerte como las costumbres de un pueblo lleno de belleza que requiere además de una gran destreza, porque no admite el dibujo previo, sino que la áspera superficie se llena de pegante y color y se debe trabajar rápidamente para evitar secamiento e imperfecciones Esteban Sánchez lleva cerca de catorce años mostrando sus estropajos en más de treinta exposiciones individuales. Uno de sus cuadros, Pesebre navideño, fue caratula de una revista de Cupocrédito en l993.

Algunas obras suyas están en España, Brasil, Ecuador y Perú Próximamente viajará Europa y los Estados Unidos a exhibir su trabajo, plenamente convencido de que será bien recibido por su originalidad. El pintor ha sido criticado por su trabajo. Sin embargo tiene como único mecanismo para medir la aceptación de su obra, lo que diga el público que asiste a las exposiciones. Cree ciegamente en él, porque es la razón de ser de su pintura.

Una larga trayectoria de campeonatos, seminarios y talleres, le han convertido en el Gran Maestro de la Orden de Comendador, autorizado para brindar instrucción a distintos grupos de personas y además capacitado en terapias y masajes orientales, rama en la que ha profundizado hasta tal punto que atiende a quienes sufren dolores o traumas músculo-esqueléticos con muy buenos resultados.

La profunda convicción de realizar un trabajo honesto, innovador y con características peculiares, hacen que la humildad de Esteban Sáchez se resquebraje a veces y hable de sus grandes proyectos, de las exposiciones en Bogotá, Calarcá, Neiva, Manizales, Madrid, Piracicaba (Brasil) e Ibagué.

Una palabra que resume su existencia es lucha. Un aporte a la plástica nacional: el estropajo; una norma de conducta el autodidactismo y una disciplina ante la vida, el trabajo.

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