GUSTAVOROJAS

 

Nació en Ibagué en 1955 y entre 1971 y 1973 estudió en la Universidad Nacional de Colombia, combinando sus estudios con los realizados en el colegio de arte gráfico del Sena en Bogotá. En 1975 se trasladó a la ciudad de Nueva York donde se dedicó a estudiar académicamente hasta 1978 en Art Student League.

Entre 1983 y 1984 estuvo dedicado al The Prinmaking Workshop, donde obtuvo el premio de la Fundación Jerónimo. Entre sus exposiciones individuales figuran en 1978 su muestra en Art Four Gallery de la ciudad de Nueva York, en 1979 en la Galería Designers de la misma urbe, en 1982 en la galería de Queens y en 1984 en la Gallery Ollanty programado por la Asociación de Profesionales Colombianos residentes allí.

Colectivamente Gustavo Rojas marca en su trayectoria la exhibición internacional de Avery Fisher Hall-Cork realizada en el Lincoln Center de Nueva York, en el College de Bronx, en la VI Bienal de América Latina en Puerto Rico, en el College of Wooster de Ohio y en la Universidad de Cincinnati. Los títulos de su obra van acompañados de textos poéticos y a veces irónicos; sus trabajos están realizados en acrílico sobre tela y se caracterizan por un gran colorido y un manejo de figuras que pueden ir de lo onírico y surrealista hasta la insinuación de temas postmodernos.

Este artista tolimense en Nueva York aparece en las selecciones de pinturas y fotografías que con lujosos catálogos difunden el trabajo de quienes constituyen, al decir de García Márquez, "la plaga maravillosa", es decir, aquellos numerosos artistas jóvenes esparcidos por todo el mundo. La diversidad y magnitud de la nueva sensibilidad colombiana tiene en Rojas un representante auténtico de la textura imaginativa.

Su cuidadosa técnica de los acrílicos, como lo advierte la curadora del Museo Contemporáneo de Arte Hispánico en Nueva York, Susana Torruella Leval, produce un equilibrio altamente controlado entre la forma y el color. Señala igualmente la crítica que las tri-dimensionales formas orgánicas que desde 1982 incluyen la figura humana en la obra de Rojas, con frecuencia pueden obedecer a su herencia precolombina, tal el caso de su obra Nariguera.

Existen, continúa la experta, en un medio ambiguo en que los espacios llanos alternan con los patrones planos. Con un aerógrafo, Gustavo Rojas aplica numerosas capas de pigmentos sobre un papel cubierto de yeso, produciendo amables y etéreas graduaciones de color.

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