MARÍA VICTORIA RENGIFO RODRÍGUEZ

Quién iba a pensar, tal vez ni ella misma, que una mujer nacida en el municipio del Carmen de Apicalá, que desde temprana edad fue descubriendo el gusto por la música y que representó a su municipio en el año de 1987 en el Festival Nacional del Folclor, se consolidaría años más tarde como la mayor voz femenina en un ritmo que parece ajeno a esta tierra, el vallenato.

María Victoria Rengifo Rodríguez adelantó sus estudios académicos en el colegio Pedro Pabón Parga de Carmen de Apicalá y, aunque seguramente creció escuchando bambucos, guabinas y pasillos, su inclinación estuvo enfocada desde aquellos años hacia la música tropical realizando diversas presentaciones donde eran evidentes su calidad vocal y su avasallante presencia en el escenario.

En ese ir y venir por concursos a los cuales asistía en cualquier municipio del departamento, aunque para ella sólo fuera un hobbie, conoce a la agrupación de música tropical Barrabás y sus Estrellas, conjunto en el cual permanece durante tres años. De allí pasará a la Orquesta de Los hermanos Milanés como primera voz.

Siempre en una carrera ascendente, encontraría en la orquesta Caramelo Caliente no sólo el respaldo de sus compañeros sino también el del público que veía en su voz, el cúmulo de un talento que apenas comenzaba a brillar en el firmamento de la música tropical colombiana. Con dicha orquesta tendría su primera gira al exterior, más exactamente a los Estados Unidos, donde lograría abrir camino.

Vendría luego su participación con la Orquesta Ola Caribe, con la cual recorrió el país en una gira de conciertos que maduró su temperamento musical. Aquí conoce a Gloria Blanco, empresaria que la lleva a Belvisión, casa disquera que le abre sus puertas luego de escucharla en una prueba en donde ella, a capella, interpretaría el vallenato Tarde lo conocí de la fallecida intérprete vallenata Patricia Teherán. Desde ese entonces, María Victoria sería Vicky Leinnee y su grupo conformado por Ginna María García, Alberto Jamaica, Alexander Rubio, Wilmer Pinzón, Néstor Chaparro, Orlando Acosta, Arquímedes Arias, Fernando Martínez, Paola Andrea Falla, Ariel Villaveces, Eduardo Peñuela, Oscar Pinzón, Gregorio Herrera y Wilmer Sánchez, sería bautizado con el nombre de Los Destellos.

Compositores tan importantes en el género como Romualdo Brito, Julián Vargas, Ernesto Cárdenas, Sergio Amaríz, Billy Calderón y Germán Castilla, escriben para ella piezas como Ven aquí, Pórtate bien y Llorarás, incluidas en su primer LP, titulado Un sueño hecho realidad, que rápidamente corona los primeros lugares de las listas en música vallenata en el país.

La cultura de un pueblo no es sólo su quehacer diario. Las influencias han marcado en los tolimenses una pauta que muchos han seguido ya desde la ranchera, el rock, las baladas o el vallenato. Y aunque pareciera que nuestra raza no fuera proclive a este último, en los pueblos del llano tolimense el vallenato se erige como un bastión más popular que los mismos bambucos o guabinas que nacen en la tierra.

Sin embargo, para el oído musical del tolimense no existen obstáculos culturales. María Victoria Rodríguez es una muestra de ello. El tesón, la disciplina y el amor que imprime a cada una de sus interpretaciones le han valido un lugar importante entre los ejecutantes de un género que poco acepta los extranjeros.

Sólo entonces comprobaría que no habían sido en vano las clases de canto en su adolescencia con el maestro cubano Ramón Calzadilla y sus estudios musicales en la academia Luis A. Calvo en Bogotá, donde se radicaría buscando estar más cerca de lo que ya se había convertido en una carrera profesional.

Ahora, cuando su tiempo lo reparte entre los ensayos, los estudios de grabación, las giras por Estados Unidos y Europa, no ha abandonado la idea de llevar al inglés temas vallenatos para acercar más a los públicos de otras latitudes con nuestro folclor musical.