ROMANCEDE MIS MADRUGADAS ESTUDIANTILES
Ay! Eduardo Uribe Uribe,
ay! Jorge García Lopera,
mosqueteriles amigos
de mi juventud bohemia!
Qué gratos aquellos tiempos
en que la vida no era
más que una alegre alborada
y el continuar de una fiesta.
La suerte nos ofrecía
gajes de frutas morenas
y en la sangre, navegando,
barcos con mástil de estrellas.
Edad universitaria,
claro sol de primavera,
recia plenitud viril
naufragando entre las venas.
Cómo nos estrangulaba
La lujuria marinera
en esa mediterránea
Bogotá, de Marichuelas.
La noche nos empujaba,
con guiños de proxeneta,
hacia donde nuestra amiga
la vieja Berta Pineda.
En el aire, un raro aroma
de trasnochadas esencias,
y en la radiola, girando,
sones de canciones viejas.
En la sala desteñida,
sombras de fáciles hembras
tendidas en un remanso
de tedio, sueño y espera.
Lilia, fruto litoral,
Natividad, “La doncella”.
Qué cándido eras entonces
recuerdas, García Lopera?
Ritmo de juncos sonámbulos
las ondulantes caderas.
Rubio mármol ascendente
el esplendor de las piernas.
Fuentes de nácar los senos,
empinados como flechas.
Los labios de aquellas mozas,
labios de color de fresas,
fueron copas que apuramos
mosto de viñas eternas.
-Hondas pupilas huyendo
hacia paisajes de ausencia.
Ojeras que parecían
un funeral de violetas.
La madrugada venía
cabalgando en la tiniebla.
Y nosotros, capitanes,
con el barco a toda vela,
surcando mares sin nombre
entre vientos de tormenta,
náufrago el palo triquete
en angustiosa marea...
Ay! Eduardo Uribe Uribe!
ay! Jorge García Lopera!
lobos de mares distantes,
nautas de antiguas goletas,
ya se nos fue la alborada
se murió la primavera...!