VIRGILIO PINEDA

Nunca ha dejado de ser un apasionado cultor de la música colombiana en las más variadas formas. Sus condiciones excelsas como cantante, compositor o guitarrista ya le han dejado la aureola de los más grandes virtuosos que tiene el país.

Este hijo del Líbano se instaló en Medellín desde hace varios lustros y si bien es cierto no está contagiado por presentaciones públicas en escenarios que pueden ofrecerle un mayor estrellato, lo que hace desde temprana edad al estar entregado al perfeccionamiento de la ejecución de la guitarra, le ofrece un prestigio creciente.

Virgilio Pineda y su guitarra evocadora está de cuerpo entero en un larga duración que grabara para discos Zeida, de Codiscos, donde los aires colombianos cruzan melodiosos y triunfantes. Allí están los sentimientos del alma colombiana no sólo en interpretaciones magistrales del Bunde Tolimense del maestro Alberto Castilla, sino la famosa Antioqueñita de Pelón Santamaría, la romántica Flores negras del poeta Julio Flórez o sus mismas creaciones que le otorgan un alto escalafón entre los compositores oriundos de la tierra pijao.