MANUEL PATARROYO

 

Aunque menos conocido en Colombia que su hermano mayor Manuel Elkin, el descubridor de la vacuna sintética contra la malaria, no por ello su importancia es menor. Tal hecho, además resulta explicable por cuanto hace más de quince años que vive y trabaja en Suecia.

Cuando cursaba cuarto año de bachillerato se presenta a medicina a la Universidad Nacional. Sin embargo, y pese a haber pasado el examen, no lo admiten por no ser bachiller. Un año más tarde, vuelve y se presenta. La universidad, ante su puntaje, decide admitirlo y le valida el bachillerato para que ingresara a la escuela de medicina, de donde se gradúa.

En 1977 conoció al profesor sueco George Klein, del instituto Karolinska, quien lo invitó a Suecia para que se empapara de los métodos de trabajo de su unidad. Permaneció dos meses en ese país pero atendiendo una nueva invitación de Klein regresó pensando en quedarse un año y lleva ya varias décadas investigando en el instituto, un centro médico de tal importancia a nivel mundial que allí, prácticamente, se escogen los premios Nobel de medicina.

Cuando decidió quedarse en Suecia su interés primordial era el de estudiar los tumores que afectan al sistema inmunológico. Se interesa sin embargo por las llamadas moléculas de adherencia, estrechamente relacionadas con las enfermedades inflamatorias y el cáncer. La unidad de trabajo de la que hace parte, logró establecer que tales moléculas no sólo guardan relación con leucemias, tumores y linfomas sino que están muy vinculadas con las enfermedades de tipo inflamatorio. Se le considera una autoridad en los relacionado con la adherencia de los glóbulos rojos y blancos.

En esos años, Manuel publicó varios trabajos en revistas tan prestigiosas como The Journal of Experimental Medicine. Sus artículos han aportado importantes descubrimientos sobre las reacciones inmunes de pacientes cancerosos e individuos normales contra células del linfoma de Burkitt y líneas celulares derivadas de otras neoplasias.
 Además, el joven Patarroyo incorporó adelantos sustanciales en temas como la citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos, demostrando que los antígenos responsables en este fenómeno podían ser inducidos por determinadas sustancias químicas, y no sólo por superinfección viral como ocurría en estudios anteriores.

Se siente tan a gusto en el instituto, dedicado a su trabajo y con todas las facilidades para sus investigaciones que jamás ha pensado en regresar al país. Europa, además, ha ampliado su cultura general y habla inglés, francés, alemán italiano, portugués y sueco. Está casado con Annette, una terapista ocupacional sueca.

Como conferencista invitado ha disertado sobre su trabajo en las universidades de Washington, Seattle, Rockefeller, Boston, Gothenburg, Umea, Linconping, en la Escuela de Harward y en el hospital hospitalario de Zurich, además de la Conferencia Europea de Inmunología Molecular en Francia, el congreso de biología Celular de Florencia, en Italia, la Sociedad Bioquímica de Gran Bretaña y la escandinava de Inmunología, entre otros múltiples espacios de primer orden a nivel mundial, al tiempo que ha sido huesped de honor de Oslo, Sidney, Lindend y Estocolmo.

Es autor así mismo de numerosos tratados académicos. Aparte de su doctorado en la universidad nacional cuenta con títulos académicos del instituto Karolinska y es profesor titula del Centro de Inumnología de Estocolmo.

Nació en Girardot en abril de 1956 porque sus padres, Manuel y Julia, residentes de Ataco, donde nación Manuel Elkin y otros de sus hermanos, decidieron abandonar el pueblo a raíz de la violencia política que se desató contra los liberales. En Girardot, la familia montó el hotel Continental y allí transcurrió su infancia y primera juventud.



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