MANUELELKIN PATARROYO

 

El niño que a los once años, en el colegio Santander de Girardot, se paró de su pupitre para anunciar en voz alta a sus condiscípulos: “Ya sé cómo se hacen la vacunas”, sería el descubridor de la vacuna sintética contra la malaria, enfermedad responsable de la muerte , de más de tres millones, de personas al año en todo el mundo.

Nacido en Ataco, un ardiente pueblo del sur del Tolima rico en oro cuya principal fuente de ingresos, por ende, es la minería acompañada de la ganadería como fuente secundaria. Aquí, en este pueblo nació un domingo tres de noviembre de 1946 Manuel Elkin Patarroyo, el hombre que descubriría, para la humanidad, una de la vacunas contra la malaria. Fue el mayor de once hijos del matrimonio que conformaron Manuel Patarroyo Leyva y doña Julia Murillo.

La violencia partidista de mitad del siglo XX llegó inexorablemente como una sombra que lo cubría todo. Este pueblo radicalmente conservador donde la familia Patarroyo era la única liberal, la vida se les tornó intolerable. Al punto que en la finca el CHIPARCO herencia del abuelo materno, se perpetró una masacre por lo que hubo de trasladarse a Girardot.

En Girardot la familia se instala en una céntrica y espaciosa casa donde funcionaba el hotel Continental. No habían terminado de instalarse cuando Manuel Elkin cae enfermo y el médico diagnostica desnutrición y un principio de tuberculosis. Tal dictamen lo lleva a practicar diversos deportes, a inscribirse en un gimnasio y a dedicarse a la lectura. De sus diez hermanos todos se hicieron profesionales: Martha, dermatóloga; Esperanza, Citóloga; Hugo, politólogo; Gloria, médica; Julia, radióloga; Manuel, inmunólogo, investigador y científico de fama internacional; Luis Angel, técnico agrícola; Oscar, administrador de empresas; Rocío, Psicóloga; Carolina, administradora de empresas.

La pasión por la ciencia se había incubado desde antes, cuando leía la sección de ciencia naturales de la revista Billiken, o la vida y obras de Albert Schweitzer. Su gusto por la literatura lo llevó a Shakespeare y a descubrir a Albert Camus. Del colegio Santander se traslada al oficial donde cusa el sexto de bachillerato pero es expulsado por liderar una huelga contra el rector. Por lo anterior se traslada a Bogotá y termina bachillerato en el Max León en 1964 con honores.

Se presenta a medicina en la universidad Nacional donde obtiene el puesto 17 entre 3500 estudiantes. Allí organiza con algunos compañeros el grupo cultural TORREON 21, del cual es nombrado presidente. Años después comienza a trabajar con el endocrinólogo Bernardo Reyes Leal y acepta con él un contrato de $500 mensuales para investigaciones en endocrinología. Poco antes había incursionado en la investigación genética con Emilio Yunis y Alfonso Quintana. Terminando segundo año de medicina su profesor de fisiología Mario Ruiz, le presenta al científico norteamericano Ronalkd Mackenzie, persona que él considera fundamental en su vida, pues, este hombre era de las personas más importantes, a nivel mundial, en el campo de la virología.

Por recomendación de Mackenzie, es invitado, en julio de 1967, a la universidad de YALE. Sus padres lo ayudan y viaja a EE.UU. La universidad Nacional de acondiciona unos horarios para que pueda viajar con la frecuencia necesaria. En Yale conoce a al profesor Max Theiler, premio Nobel de medicina por su descubrimiento de la vacuna contra la fiebre amarilla.

Cultiva células de mosquitos y las mantiene vivas para infectarle virus. Conoce a NIkos Karabatsos quien le enseña las técnicas modernas de inmunoquímica. Comprende que esta área tiene grandes deficiencias y se propone superarlas. En Nueva York es presentado a Henry Kunkel uno de los mas grandes inmunólogos del mundo. Regresa a Bogotá.

De Nuevo en Bogotá sigue trabajando con Mackenzie por lo que se dedica de tiempo completo a la investigación. En 1970, a los 24 años descubre el mecanismo de defensa del aparato urinario y gana el premio Nacional de urología por su trabajo.

Se gradúa de médico en 1971, y se vincula con el instituto Federico Lleras Acosta donde hace el rural, hacia 1978 comienza a trabajar de lleno en la vacuna sintética, en 1982 gana de nuevo el premio Alejandro Angel Escobar con el trabajo: Hacia El desarrollo de una vacuna sintética contra la tuberculosis y luego por el trabajo Desarrollo de una vacuna sintética contra la malaria.

Respecto a la malaria, para 1985 había logrado con su equipo aislar las proteínas y saber cuales eran las moléculas importantes, pero sus trabajo con micos no era igual que con humanos y eso le dificultaba un poca las cosas. Luego viaja a Leticia y comprueba que su descubrimiento es válido, se ha vacunado un grupo de micos, a unos con vacuna contra la malaria y a otros con un placebo. Estos últimos murieron los otros sobrevivieron. Era la noche del 6 de diciembre de 1986. Fue tal su alegría que se bebió sólo una botella de ron Bacardi, pues este descubrimiento estaba previsto para el año 2025, el paso siguiente era comprobarlo con humanos y eso conllevaba una gran responsabilidad.

El Ministerio de Defensa colaboró y el experimento se realizó con soldados bachilleres previa autorización de los padres. El experimento se realizó con resultados exitosos y la vacuna estaba prácticamente comprobada. Este experimento se repitió en Tumaco, luego en Venezuela, Ecuador y Brasil y finamente con soldados de los EE.UU. no obstante las críticas contra el Dr. Patarroyo arreciaban tildándolo de impostor y el ministerio de Salud suspende la ayuda, por lo que decide viajar a España. Y en 1993 la vacuna es aceptada mundialmente.

El 16 de diciembre de 1993, la revista IMPACT MEDICINE lo eligió el médico del año en Francia, incluso el reconocimiento de la revista norteamericana OMNI lo reconoce como ejemplo para el mundo por que resolvió regalársela a la OMS. Desde entonces todo ha sido reconocimienos: Premio Príncipe de Asturias, en España entre muchos otros.

En la década de 2000, Manuel Elkin Patarroyo continúa laborando en la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, donde dirige diferentes proyectos de investigación como el del diagnóstico del cáncer de cuello uterino. Ha realizado más de 300 publicaciones científicas sobre el trabajo investigativo del Instituto y sus resultados, aparecidas en prestigiosas revistas nacionales y extranjeras y firmadas por el conjunto de científicos participantes.

Es doctor honoris causa de las universidades Autónoma de Madrid, la de Valencia, la de Atenas y la universidad del país Vasco.

Durante el siglo XXI ha recibido innumerables premios y condecoraciones en los que se destacan: el Premio del “Pio Manzú internacional Center” entregado por el Presidente Mikhail Gorbachev en Rimini – Italia en 2000.  Premio “Personalidad Sanitaria de España del año 2002” en Alicante – España en 2003. El Premio “Iberoamericano a la Libertad de Prensa”, otorgado por la Organización de Periodistas Iberoamericanos- OPI, Miami. 2003 y Doctor “Honoris Causa” Universidad de Valladolid, Valladolid –España-2001. 

En el año 2008, diseña un nuevo diagnóstico temprano de cáncer útero con sólo una gota sangre.



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