GABRIEL PARIS

 

A las diez de la mañana del 10 de mayo de 1957, luego de emotivas y firmes jornadas cívicas, cae el régimen que presidía Gustavo Rojas Pinilla y sube al mando de la nación una Junta compuesta por cinco altos oficiales de las fuerzas armadas. Llegaba así a su término el primer y único gobierno de Colombia en este siglo que tuvo su origen en un golpe militar y el alborozo a todo lo largo y ancho de la República se dejaba sentir por el advenimiento de nuevas circunstancias políticas. Las emisoras difundían con gran estrépito el suceso registrado en el Palacio de San Carlos.

La Junta Militar estuvo integrada por los generales Gabriel París, nacido en Ibagué el 8 de marzo de 1910, Rafael Navas Pardo, Deogracias Fonseca, también ibaguereño, Luis E. Ordoñez y el Contraalmirante Rubén Piedrahita.

El general París fue designado presidente de la Junta pero todos sus integrantes ostentaban el rango de Presidentes de la República. Asumen el mando en medio de no pocas dificultades y cumplen un papel meritorio y reconocido al ser fieles a su promesa de favorecer la reanudación democrática.

Ante una situación general que presentaba grandes dificultades en todos los terrenos, la confianza resquebrajada de la ciudadanía y el imperante clima de violencia y resentimiento, la Junta Militar ofreció seguridad al país al prometer la pronta realización de elecciones, asegurar la libertad de expresión y el sometimiento de sus actos a la Carta Magna. Se conformó un gabinete bipartidista con presencia de conocidos políticos y hombres públicos.

Convertir sus proyectos en certidumbres, organizar la Comisión de Reajuste Institucional, conformar una misión económica a los Estados Unidos integrada por personalidades como Alfonso López Pumarejo y Mariano Ospina Pérez, son algunos de los actos con que la Junta logra evitar una crisis mayor. Renegociar el precio del café en el mercado internacional frente a una superproducción del grano, subsidiar algunos artículos de primera necesidad, reducir las importaciones y estimular las exportaciones, combatir el desempleo, registrar los capitales externos que operaban en Colombia y fomentar la inversión, fueron algunas de las metas alcanzadas por la Junta presidida por el tolimense. Sus miembros cumplieron con la realización del famoso plebiscito nacional del 1º de diciembre de 1957, resultado del pacto firmado por Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez y en el cual, por vez primera, la mujer pudo ejercer su derecho al voto. Este pacto, conocido como el Frente Nacional, determinó la alternación de los partidos en el poder y el reparto justo y equitativo de los cargos burocráticos por espacio de 16 años.

El viernes 2 de mayo, dos días antes de las elecciones que restaurarían la democracia, el teniente coronel Hernando Forero, Comandante de la Policía Militar, adelantó un plan ideado con los partidarios de Rojas Pinilla -entonces en el exilio-, para reponerlo en el poder. Los generales París, Fonseca, Ordoñez y Navas fueron detenidos por unidades de la policía y llevados al cuartel Caldas, centro de operaciones de la conspiración, corriendo igual suerte el candidato Lleras Camargo. El Contraalmirante Piedrahita, según lo recuerda Ignacio Arizmendi Posada en su volumen Presidentes de Colombia, fue el único en escapar a tiempo de su residencia gracias a una llamada de su paisano el Ministro de Obras Públicas, Roberto Salazar. El alto oficial de la Armada, en su condición de Presidente de la República, se dirige a Palacio y desde allí, con ayuda de militares y civiles, asume el control de la situación y dirige la operación de rescate de sus compañeros del ejecutivo. Piedrahita, con la colaboración de Lleras Camargo, liberado poco después, tuvo pleno éxito en las medidas aplicadas. Los cuatro dignatarios recobraron su libertad ese mismo día y se encaminaron a Palacio para hacerse reconocer de las tropas.

Al devolver el mando al poder civil, el 7 de agosto de 1958, el Presidente de la Junta reconoció que no se había alcanzado total éxito en el propósito de entregar un país pacificado y advirtió a la opinión pública sobre el contrabando de armas que en apoyo de grupos subversivos existía en el territorio nacional.

Aquel 10 de mayo de 1957, cuando el general Gabriel París asume como Presidente de la Junta en una ceremonia cuya entrega de credenciales estuvo presidida por Mariano Ospina Pérez, el alto oficial representaba el antecedente inmediato para propiciar, a partir de 1958, la instauración del Frente Nacional, sistema político con que se abre un nuevo ciclo en la historia de Colombia.

Atrás quedaba, particularmente en el Tolima, el índice que anotaba la emigración de 360.000 tolimenses por causa de la violencia, las 34.300 casas incendiadas y las 42.000 propiedades rurales abandonadas, equivalentes a un 42% del total en el departamento. Para el país, ver que se iniciaba el tránsito hacia la consolidación democrática y tener la certeza de que no se repitirían hechos como los del 8 y 9 de junio de 1954, cuando las primeras protestas urbanas contra el general Rojas dieron como resultado la muerte de varios universitarios y el nombramiento de un coronel como rector de la Universidad Nacional, significaron especial alivio.

En conclusión, la Junta Militar presidida por el tolimense Gabriel París cumplió a cabalidad la importante tarea de allanar el camino hacia la democracia, reorganizar la maltrecha economía e intentar el desmonte de los brotes de violencia partidista, delicuencial y social que existían en varias regiones. Debe sumarse a lo anterior el celo demostrado por la Junta para hacer posible las alternativas presentadas por Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo, principales líderes de los partidos tradicionales en la creación del Frente Nacional, así como asegurar la posesión el 7 de agosto de 1958 del primer presidente del pacto acordado, Alberto Lleras .

Gabriel París, tras ocupar diversos cargos diplomáticos, se refugió en su finca cercana al Espinal donde vive tranquilo en forma discreta cuidando su vejez frente al llano del Tolima.