LOS INQUILINOS

 

Ese músico del cuatrocientos dos

Toca el violin desde las siete

y muere a diario

En el silencio de su alcoba

Envuelto en un abrigo gris

Desciende cabisbajo

Con su instrumento a cuestas

Y se mezcla con la neblina húmeda

Ese músico

Es profesor en un liceo

Organiza coros juveniles

Y tose en armonía con su pipa

 

Ese hombre

de barba rojiza y ojos claros

Se refugia en el humo de su soledad

Cada vez que pulsa el arco

Como anunciando su existencia.



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