MASACRES

Durante varios años se fatigó en la práctica de un oficio singularmente extraño. Sin falta, desde las siete hasta las diez de la noche, presenciaba en forma diaria, con los ojos abiertos, no menos de 14 crímenes. Llegó al final un momento en que hastiado de sangre y crueldad, solucionó su pleito al decidir alejarse de tan macabras ceremonias. Fue cuando, sin dudarlo un instante, resolvió vender a menor precio su televisor.