CARLOS ORLANDO PARDO


Durante 40 años, Carlos Orlando Pardo, quien nació en el Líbano, Tolima, Colombia, el 21 de febrero de 1947, ha vivido, soñado y escrito sus libros en Ibagué, ciudad a la que ha realizado destacados aportes en el campo de la educación y la cultura. Sus libros de cuentos publicados son Las primeras palabras, en coautoría con su hermano Jorge Eliécer; Los lugares comunes; La muchacha del violín, El invisible país de los pigmeos, El último sueño, El día menos pensado y Un cigarrillo al frente y otros cuentos. Sus novelas son Los sueños inútiles o Lolita Golondrinas con varias ediciones; Cartas sobre la mesa, con dos ediciones y La Puerta abierta, manteniendo inéditas y en proceso de corrección Reloj de arena, Verónica resucitada y El beso del francés.

No en vano han calificado con entusiasmo su obra literaria críticos y escritores como Gabriel García Márquez, Daniel Samper, Enrique Santos Calderón, Pedro Gómez Valderrama, Gustavo Álvarez Gardeazábal, Germán Vargas, Helena Araujo, Juan Gustavo Cobo Borda, José Luis Díaz Granados, Rafael Humberto Moreno Durán, Eduardo Pachón Padilla, Rodrigo Parra Sandoval, Isaías Peña Gutiérrez, Ignacio Ramírez, Hugo Ruiz, Germán Santamaría, Arturo Alape, Eduardo Santa, Fernando Soto Aparicio y Policarpo Varón, entre muchos otros, reconociendo la disciplina y el talento de un autor que divide su vida en varios frentes.

Otros libros suyos son Los últimos días de Armero; Vida y obra de Eduardo Santa; Vida y obra de Eutiquio Leal; Adalberto Carvajal, una vida y muchas luchas, Hazañas tolimenses y no menos de veinte antologías.

En 1997 apareció un compendio de su Obra literaria: 1972-1997 que recoge sus novelas, a más de sus libros de cuentos, junto a conceptos críticos sobre su obra.

Dirigió la investigación y es autor y coautor de los libros Protagonistas del Tolima Siglo XX; Pintores del Tolima Siglo XX; Novelistas del Tolima Siglo XX; Poetas del Tolima Siglo XX; Cuentistas del Tolima Siglo XX; Músicos del Tolima Siglo XX; Diccionario de Autores Tolimenses; Ibagué: sus múltiples rostros y, en tres tomos, Manual de Historia del Tolima.

Está incluido en importantes antologías nacionales y extranjeras y su nombre figura en Manuales de literatura colombiana, diccionarios de escritores y otros textos. Ha sido premiado en concursos nacionales. Es licenciado en Español de la Universidad Pedagógica Nacional de la cual fue profesor y en 1995 la Universidad Simón Bolívar de Barranquilla le entregó el doctorado Honoris Causa. Son muchas las distinciones que ha recibido como en el 2007 la medalla Cacique Calarcá, máximo honor que se tiene reservado a tolimenses ilustres. El Congreso de Colombia le entregó a Pijao Editores La Orden de la Democracia en 1997 y en 1983 recibió la condecoración Honor al Alfabetizador en su categoría Gran Cruz por fundar, organizar, dirigir y ejecutar la Campaña masiva de Alfabetización en el Tolima. Así mismo fue Premio Tolimense de Literatura en 1987 y lo designaron Ciudadano ilustre, título en condecoración y placa en mármol con su huella expuesta en la plazoleta Santa Librada de la capital, entregada por la alcaldía y el Concejo Municipal el 28 de diciembre de 2003. De otra parte obtuvo de la gobernación Honor al mérito cívico, febrero 21 de 1997 “porque ha dedicado de manera entusiasta y disciplinada su vida a la literatura, el periodismo, la investigación y el trabajo editorial, la historia y la docencia”. El Concejo Municipal de Ibagué le otorgó en 1995 la condecoración “Al mérito Cultural” y la alcaldía de Ibagué le entregó la distinción “Ciudadano Emérito” con motivo de la conmemoración de los 450 años de fundada la capital del Tolima. Entre otras recibió del Concejo municipal y la alcaldía del Líbano La Gran Orden del Cedro en 1997.

Fue codirector del programa cultural Hablemos de… que fuera transmitido por Señal Colombia durante cuatro años y que hizo en compañía de los escritores y periodistas Alberto Duque López y Germán Santamaría.

La actividad de Pardo ha estado permanente en el campo de la novela, el cuento, el ensayo, el periodismo, la historia, el activismo cultural, el trabajo editorial, la composición musical y la realización de antologías.

 

EL PERIODISTA

El diario El Tiempo registró en 1985 como los libros más vendidos de Colombia, en ese año, a la novela de Gabriel García Márquez El amor en los tiempos del Cólera y el trabajo periodístico Los últimos días de Armero de Carlos Orlando Pardo. Este texto de más de doscientas páginas con prólogo de Germán Santamaría, publicado por la editorial española Plaza y Janés, alcanzó en menos de dos años las siete ediciones. Por ser el primer libro que apareció un mes después sobre la hecatombe, se convirtió en un consultado testimonio alrededor de los detalles de la desventura que borró del mapa a la población de Armero.

Con este volumen que narra la vida, pasión y muerte de 30 mil colombianos sepultados vivos, cinco son los libros que en el género de la crónica y el reportaje tiene en su haber el autor tolimense, tales como Vida y obra de Eutiquio Leal, 1983; Vida y obra de Eduardo Santa, 1988, Adalberto Carvajal: una vida muchas luchas, 1985 y Hazañas tolimenses, 1999, publicado por el diario El Tiempo.

Tanto la obra sobre Eutiquio Leal como la de Eduardo Santa, recogen el nacimiento, la evolución y el periplo de testigos excepcionales de su tiempo en su trabajo estético, histórico, poético, investigativo y de ficción, con la particularidad de que no sólo informan y auscultan a profundidad, sino valoran y pretende servir a estudiantes, profesores e interesados en la literatura y sus oficiantes significativos.

El libro que sobre Eduardo Santa escribe Pardo, muestra los secretos de un escritor con más de medio siglo en un trabajo intelectual de vocación irreductible y que constituye la voz de una generación, distinguiéndose por la cantidad, densidad y multiplicidad de sus escritos como para tener más de 30 libros publicados entre novelas, volúmenes de cuentos, investigaciones históricas y sociológicas, trabajos académicos y periodísticos, de crítica literaria y de derecho, lo que genera un atractivo en una existencia que ha sido testigo de la violencia de su patria chica y de la de todo el país, así como del nacimiento en la literatura de un equipo paralelo al de Gabriel García Márquez.

El libro sobre Eutiquio Leal, autor de quince libros y fallecido en 1997, recorre en detalle a uno de los escritores colombianos contemporáneos más interesantes del siglo XX, puesto que no sólo contribuyó a la innovación en el relato desde el punto de vista de las técnicas narrativas, los asuntos temáticos y estilísticos, sino su correspondencia con lo social e histórico, en particular con la violencia que tuvo que presenciar y padecer como uno de los integrantes de la resistencia en Chaparral, su tierra natal, en cuyo territorio participó activamente y luego su labor como el fundador de los talleres literarios en el país, el activista cultural y el prestigioso profesor universitario.

A través del libro Adalberto Carvajal: una vida muchas luchas, hace Pardo una gran crónica sobre varios hechos trascendentes que en un período histórico protagonizaron los maestros colombianos. Refleja aquí la intrahistoria de 139 huelgas de docentes, sus causas y consecuencias y describe los detalles de la fundación de FECODE, Federación Colombiana de Educadores, todo visto desde varias ópticas, pero en particular a través de un líder legendario que tipificó un símbolo de estas querellas y que a la postre ofrecieron conquistas importantes para los profesores oficiales.

Aquí puede examinarse parte de lo que ha sido la educación nacional, el tratamiento ofrecido a ella por diversos gobiernos y las contingencias tanto de estudiantes como de profesores en un país donde el analfabetismo, la violencia, la inestabilidad, el abandono y la injusticia campean a diario. Un tiempo memorable y ejemplar para el sindicalismo colombiano cuenta aquí con su radiografía como un testimonio de imaginación, lucha y ejercicio de la no violencia.

En Hazañas tolimenses, texto que publicara el diario El Tiempo, recoge con profusas ilustraciones un recuento de las gestas cumplidas por gente de nuestro territorio a lo largo de la historia desde sus orígenes hasta el año 2004, donde deportistas, escultores, cantantes y compositores, periodistas y arquitectos, cardenales o toreros, científicos o investigadores, ejecutivos o líderes, gobernantes o viajeros, generan la consolidación de figuras paradigmáticas.

Esa es apenas parte de la muestra de una labor periodística en la que el autor lleva más de 35 años con un ejercicio ininterrumpido, en particular del que tiene que ver con el tratamiento de los temas sobre la educación y la cultura, colocando énfasis en la cuestión literaria. Dentro de este oficio cuenta no sólo con su tarjeta profesional y el haber sido miembro del Colegio Nacional de Periodistas, sino, en esencia, con un largo trabajo que se refleja tanto en sus colaboraciones con diversos medios como en la fundación y dirección de revistas y periódicos.

Carlos Orlando Pardo ha publicado textos en las revistas Diners, Cambio, Credencial, El Espectador y Portafolio, entre otras, y fue columnista permanente de Tolima 7 días del diario El Tiempo desde su fundación en 1992 y formó parte de su Consejo Editorial. Trabajó durante dos años como comentarista de libros de la Radiodifusora Nacional de Colombia; el suplemento dominical Estravagario, del diario El Pueblo, de Cali y en el programa Reloj Educativo de Señal Colombia. Es corresponsal del periódico El Pionero, publicado en Berna, Suiza; de la revista Reardely/Writerly Texts, editada en los Estados Unidos para sus universidades y del Suplemento Cultural Dominical del diario Provincia Caribe de Cumaná, en Venezuela.

En cuanto a las revistas fundó y dirigió Cultura, órgano de difusión de la secretaría de educación de su departamento; Luna de Arena, medio institucional del Instituto Tolimense de Cultura y Pijao, de arte y literatura latinoamericana. Editó durante algunos años la revista Tolima, de la Contraloría General de su región y dirigió La revista hoy Agropecuaria fundada por su hermana Clara Pardo. Dirigió igualmente el semanario Voz del Norte y perteneció al consejo editorial de la revista El Carnero, de la Academia de Arte del sur don Eloy. Fue editor y cofundador de las revistas Proceso en marcha, Nuevo Milenio y dirigió por largo tiempo el suplemento literario del diario El Cronista junto a su hermano Jorge Eliécer. A los 19 años, en 1966, fue cofundador del periódico Ambalema al día; a los 20 de Ideas, órgano de difusión de los estudiantes de la Escuela Normal Nocturna del Instituto Ibagué y a los 21 de Voz Juvenil cuando fuera profesor de literatura en el Externado Popular de bachillerato. Finalmente se registra su intensa participación en el periódico cultural Prensa Nueva.

Son más de 700 sus colaboraciones repartidas entre crónicas, columnas, entrevistas, reportajes y perfiles, las que han aparecido en el Magazín dominical de El Espectador y los medios mencionados antes.

Pueden señalarse, entre otros, reportajes realizados a Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Juan Carlos Onetti, Agustín Yánez, Edmundo Valadés. Antonio Di Benedetto, Antonio Skármeta, Eduardo Galeano, Clarice Lispector, Miguel Donoso Pareja, Jorge Edwards, Eliseo Diego, Roberto Fernández Retamar, Luis Britto García, Adriano González León, Fernando Nieto Cadena, Iván Egüez, Raúl Pérez Torres, Carlos Calderón Chico y no menos de 100 con escritores colombianos.

EL ENSAYISTA

Son múltiples las colaboraciones que en este género han aparecido de Carlos Orlando Pardo en diversos medios, pero es, en particular, en varios libros, donde el autor tolimense deja su impronta y ofrece un aporte alrededor de temas sobre la educación y la literatura. El ejemplo lo constituyen sus prólogos y el estudio realizado en los volúmenes Novelistas del Tolima Siglo XX; Cuentistas del Tolima Siglo XX; Poetas del Tolima Siglo XX; Protagonistas del Tolima Siglo XX; Pintores del Tolima Siglo XX; Ibagué, sus múltiples rostros y Manual de Historia del Tolima, a más de los publicados en las antologías sobre Emilio Rico, Arturo Camacho Ramírez, Juan Lozano y Lozano y Germán Pardo García.

Otros ensayos suyos figuran en las revistas Readerly/Writerly Texts, Essays on Literary, Composition, and Pedagogical Theory; El Carnero; Gato encerrado, Astrolabio, Proceso en marcha, Tolima y Nuevo Milenio y en los libros La tierra soy yo, ensayo sobre los cuentos de Manuel Mejía Vallejo, publicado por Isaías Peña Gutiérrez a través de la Fundación Tierra de Promisión; La educación en Ibagué, incluido en Compendio de historia de Ibagué, de la Academia de Historia del Tolima; Los nuevos novelistas colombianos, en Creadores Colombianos. Com; Sobre la enseñanza de la literatura; Literatura y agricultura; La literatura en el Tolima, La cultura: fiestas populares, comida, Mitos y leyendas, en el Manual de Historia del Tolima y Colombia de fiesta sobre nuestras festividades populares, volumen de gran formato que publicara el Círculo de Lectores y la Fundación BAT y finalmente en la separata de historia de la revista Cedencial, una entrega estuvo dedicada a Ibagué con textos suyos.

Su mayor ejercicio lo testimonia el análisis realizado a 90 novelas escritas por 35 autores del Tolima, para cuyo trabajo hubo de leer 27 mil páginas. Demuestra Pardo que son estudiadas desde la técnica de los relatos, la forma en que están escritas y el asunto de que tratan, examinando no sólo las costuras, la trastienda de los novelistas, sino el tratamiento del tiempo y el punto de vista del narrador. Esa evolución que demuestra que se han estacionado en formas tradicionales o se la juegan por innovar, está tratada aquí con lucidez, reflexión y revelación de nuevas realidades. Todo ello, incluyendo la aventura de la mirada a los personajes, no se queda en el texto en sí sino que explora las corrientes y los aconteceres literarios con elementos comparativos de autores de América Latina. Es entonces en Novelistas del Tolima Siglo XX, 394 páginas en gran formato, donde más se proyecta su coherencia, su estudio y su profesionalismo en el cultivo del ensayo, al tiempo que los amplios estudios realizados para el Manual de Historia del Tolima.


EL HISTORIADOR

No se trata de que lo sea por el hecho de haber sido miembro fundador de la Academia de Historia del Tolima o figure como directivo de la institución desde sus primeros días hasta los tiempos que corren, e inclusive aparecer como miembro de la Academia Nariñista de Historia, sino por su trabajo de rescate, recopilación, ordenamiento, valoración, análisis y difusión de los valores de su departamento, lo que se refleja en doce amplios volúmenes.

Su labor puede advertirse en el Diccionario de Autores Tolimenses que recoge la producción biobibliográfica de su región desde el siglo XVII hasta el año 2002, lo que supone un intenso, extenso y cuidadoso recorrido por los ficheros de las más significativas bibliotecas públicas y privadas del país y de su departamento, hasta lograr en ese mar de informaciones tanto la identificación de los oriundos de la tierra en todas las disciplinas, como proyectar una completa información biobibliográfica de los 1120 autores encontrados, los que se acompañan, en su mayoría, de fotos por demás valiosas, todo ello revelado en las 304 páginas en un libro de gran formato.

Verifica su tarea en las 840 páginas que conforman el libro Protagonistas del Tolima Siglo XX, donde se selecciona y se describe por medio de perfiles, el periplo de 133 personajes de la ciencia, el arte, la música, la política, la literatura, la economía, la industria, el periodismo, el deporte y el espectáculo como paradigmas inclusive del siglo XXI, tarea en la que contó con algunos valiosos colaboradores.

Así mismo continúa su oficio en Pintores del Tolima Siglo XX, el que encierra en sus 276 páginas con gran formato, toda una historia detallada del origen, proceso y evolución de la plástica en el departamento. Mediante una exhaustiva investigación descubre, proyecta y muestra el testimonio de los más sobresalientes representantes de los artistas plásticos y de los escultores de su tierra. Parte desde la década de 1910 hasta la que reúne a los representantes de la década de 1960, para un total de 73 pintores, los que narran su vida, su experiencia, su formación y sus obsesiones y ofrecen de manera gráfica lo representativo de su tarea creadora.

Con Cuentistas del Tolima Siglo XX, 270 páginas en gran formato, para cuya elaboración reunió 90 volúmenes de relatos de 53 autores contemporáneos, estudió cada uno de ellos, seleccionó a su juicio lo que definió como representativo de sus autores y realizó de ellos una amplia y detallada exposición en su trabajo introductorio.

Está igualmente Novelistas del Tolima Siglo XX, 394 páginas en gran formato, que como ya está dicho en su oficio como historiador, rescata y recopila 90 novelas escritas por 35 autores del Tolima, para cuyo trabajo hubo de leer 27 mil páginas. Es entonces en Novelistas del Tolima Siglo XX, 394 páginas en gran formato, donde más se proyecta su coherencia, su estudio y su profesionalismo en el cultivo del ensayo y de la historia.

Músicos del Tolima Siglo XX, por su parte, reúne en sus 796 páginas la impronta de quienes forjaron buena medida de los aires musicales del interior del país a lo largo de crónicas y perfiles de quienes han construido el prestigio del departamento con cada canción y cada una de sus interpretaciones. Una tercera parte de los incluidos ya están muertos, otro tanto cruza cronológicamente se camino de plena madurez y el resto se ubica entre los que gozan de una obra en marcha hasta los que se empinan sobre su juventud, conformando un rico y variado panorama que sirve de base a las nuevas generaciones que ya actúan más allá de ser promesas. Más de 200 artistas entre compositores, arreglistas e intérpretes se compendian en este volumen que registra trabajos individuales y la participación de duetos, tríos, cuartetos, rondallas, coros, orquestas y bandas, hacedores de música clásica, popular y folclórica. Para este trabajo, Pardo estuvo acompañado de un destacado equipo de escritores y periodistas culturales.

Poetas del Tolima Siglo XX recoge en sus 478 páginas, en un libro de gran formato, el resultado de un trabajo de lectura de más de 300 libros de poemas escritos por 160 autores. Es un trabajo exhaustivo cuya bibliografía al final del libro ofrece un panorama de rescate, valoración, análisis y difusión de los escritores de versos. Como en los otros volúmenes mencionados, se logró igualmente una tarea iconográfica que revela, inclusive por primera vez en forma pública, los rostros de intelectuales que estaban perdidos en los archivos de familia.

Por su parte Ibagué: sus múltiples rostros, recorre, como en un guión de cine, tanto la parte urbana como la rural de la ciudad, con textos y reveladoras fotografías, el libro es esencialmente imagen, que brevemente manejan su historia y los diversos aspectos de la arquitectura, el deporte, su folclor y su gente. No tenía la capital del Tolima un texto que la mostrara de esta manera.

Los tres tomos del Manual de Historia del Tolima son una extensa investigación que bajo su dirección y la escritura de parte de sus 34 ensayos temáticos, ofrece un riguroso estudio sobre su periplo visionado con metodología contemporánea. Con ellos se recupera memoria, se afianza identidad y se revisa nuestro pasado en la búsqueda de valores, paradigmas, tradiciones y errores que no debemos repetir como un imperativo cultural de la región.

Esta obra de síntesis, que no teníamos, ingresa a la investigación de parte del patrimonio nacional y regional referido a los estudios históricos no sólo para enriquecer nuestra bibliografía sino para darle la dinámica y la dimensión de los especialistas en el tema. No existe aquí, apenas, la recolección de información, la sucesión de hechos, un conjunto de conocimientos, sino también un sentido crítico frente a lo sucedido, con el propósito de dejar unos juicios que quedan abiertos a la discusión y a la posibilidad de ser enriquecido.

 

EL ANTOLOGISTA

Más de 17 libros reflejan la pasión de Carlos Orlando Pardo por realizar antologías. Pero lo han sido en particular alrededor del cuento y los poemas como una manera de mostrar panoramas, reflejar evoluciones, ofrecer muestras significativas de diversas generaciones y puntualizar en un trabajo de creación de quienes en su departamento a lo largo de la historia han trabajado en estos géneros. Tanto las notas como los estudios introductorios de tales volúmenes se constituyen en un reto y una provocación, un desafío y la muestra de un camino que invita a la lectura y al análisis. Ahí están entonces Trece nuevos cuentistas colombianos; El Líbano cuenta; El Tolima cuenta; Poetas del Tolima; Poetas Tolimenses; Cuentistas Tolimenses; Poetas del Tolima Siglo XX; Cuentistas del Tolima Siglo XX; Novelistas del Tolima Siglo XX; Músicos del Tolima Siglo XX; Protagonistas del Tolima Siglo XX; Pintores del Tolima Siglo XX; a mas de las selectas antologías sobre la obra poética de Juan Lozano y Lozano; Arturo Camacho Ramírez; Germán Pardo García; Emilio Rico y Víctor Hugo Triana.

 

EL ANTOLOGADO

No menos de treinta y tres libros cuentan con una muestra del trabajo narrativo de Carlos Orlando Pardo, en particular del cuentístico. Son modelo de ello las antologías realizadas por Juan Gustavo Cobo Borda en Obra en marcha II, La nueva literatura colombiana, publicado por el Instituto Colombiano de Cultura en 1976; Cuento Colombiano Contemporáneo III Generación-1970, realizada por Eduardo Pachón Padilla en libro publicado por la editorial Plaza y Janés, 1985; Colombia à choeur ouvert, publicado en francés por Olver Gilberto de León en la serie Le nouvellier del Groupement D`Editerurs Arcontère Francois Majault en 1991; Cuentistas Hispanoamericanos en la Sorbona publicado por ediciones Moscardón de Barcelona en 1983 y Cuentistas Hispanoamericanos en la Sorbona publicado por la Biblioteca Luis Ángel Arango en 1982, donde aparece, entre otros, junto a Juan Carlos Onetti, Eduardo Galeano, Augusto Monterroso, Augusto Roa Bastos, Manuel Scorza, Antonio Skármeta, Alfredo Bryce Echenique, Carlos Droguet, Luis Britto García, Julio Ramón Ribeiro, Adriano González León, Manuel Mejía Vallejo y su hermano Jorge Eliécer Pardo. Otros libros que lo incluyen son La violencia diez veces contada, de Germán Vargas, 1ª edición 1976, 2ª edición 1987; Café con amor, antología de Luz Mery Giraldo y Henry Luque Muñoz, para una edición especial del Fondo Cultural Cafetero (2001); La ética: un cuento, de Nayid Salazar Cetina (1990), Lenguaje Total, de Francisco Peñalosa y Enrique Cabeza publicado como texto de estudio para bachillerato por la Editorial Norma; Mi tierra, el diccionario de Colombia, Colombia en nuestras manos, del grupo editorial Norma, 2005-2006, a más de volúmenes sobre literatura nacional donde se realizan comentarios o análisis de su obra, o se incluyen reportajes, entrevistas y síntesis biobibliográfica. Los ejemplos más destacados se encuentran en Manual de Literatura Colombiana publicado por Pro cultura y la Editorial Planeta en 1988; Manual de Literatura Colombiana de Fernando Ayala Poveda, Editorial Panamericana, 2002; Hombres de palabra de Ignacio Ramírez y Olga Cristina Turriago, Editora Cosmos, 1989; Literatura Colombiana de Félix Ramiro Lozada (2001); Manual de Historia Colombiana, Creación y violencia en Colombia, Thalassa Editores de Fernando Ayala Poveda, 2003; Novela y poder en Colombia:1844-1987 de Raymond Williams, Tercer Mundo Editores,1992; Los mejores micro cuentos colombianos, Lecturas dominicales, diario El Tiempo, 12 de noviembre de 1978; Narrativa tolimense del siglo XX, de Libardo Vargas Celemín, año 2000; Diccionario de escritores colombianos de Luis María Sánchez López, publicado por Plaza y Janés en 1978 y Dos narradores colombianos de Fabio Barragán Cortés, Signo Editores, 1983, donde se realiza un amplio análisis sobre su trabajo creativo y el de su hermano Jorge Eliécer. Desde luego aparece en las antologías regionales como Ibagué, la ciudad donde Dios leyó un poema, de Camilo Pérez Salamanca (2002); 107 años de poetas y escritores, de Miguel Salavarrieta Marín (1985); Ibagué, concurso de cuento 1972; La tierra soy yo, de Isaías Peña Gutiérrez, homenaje a Manuel Mejía Vallejo, Fundación Tierra de Promisión, Neiva, 1990; Cuentistas Tolimenses Siglo XX (2001); Novelistas del Tolima Siglo XX (2002); Músicos del Tolima Siglo XX, (2002); El Tolima cuenta, Pijao Editores, 1984; Diccionario de Autores Tolimenses (2002); Líbano cuenta, Pijao Editores, 1993; Cuentistas tolimenses, Pijao Editores, 1986; Palabra Viva, Pijao Editores, 1992; 450 de las mejores canciones colombianas, Ibagué, 2000 y Hazañas tolimenses, Casa Editorial El Tiempo, Tolima 7 días, 2004


EL COMPOSITOR

Fue a finales de 1999 cuando Carlos Orlando Pardo, frente a un público de más de mil quinientas personas, lanzó en Ibagué su primer larga duración titulado Sobre todo amor, un trabajo discográfico cuyas letras reunieron a los más sobresalientes intérpretes de la música popular como Rodrigo Silva, integrante del famoso dueto Silva y Villalba; María Mercedes Falla, la onda ranchera del Tolima grande; Toño Nieto, una voz que parece arrancada de un cabaret de la Habana; Clarita Pardo, su hermana, quien desde adolescente no sólo interpretó variados temas con una voz acariciante sino impulsó concursos de música e imprimió varios discos; Serena González, con la delicadeza de las grandes boleristas latinoamericanas o la experta en baladas de los años 70, a más de dos nuevas cantantes como Marta Viña y Clarita Ordóñez.

Con los arreglos del maestro Augusto Labrador, estas primeras dieciocho canciones de Pardo se pasean por la cotidianidad, logrando, a través de ritmos tan diversos como el bolero, el son, la balada y la ranchera, llegar al corazón de su público. El amor se palpa en sus múltiples facetas y va reflejando historias, estados de ánimo, sentimientos encontrados y en fin, el eterno tema del enamoramiento con las caretas del nacer, vivir y morir, olvidar o recordar en mitad de la alegría o la tristeza.

En el año 2003 se presentó de nuevo con su segundo compact disc, también titulado Sobre todo amor, volumen II, donde doce artistas tolimenses interpretan veinte nuevas canciones suyas. Se trata de otra incursión frente a seductoras historias sobre las diversas situaciones del amor.

De nuevo con los arreglos y la dirección artística del consagrado maestro Augusto Labrador salen sus temas y sus ritmos a través de voces maravillosas como las de Julio Roldán, más conocido como Manzana, Toño Nieto, María Mercedes Falla, el también famoso compositor José Faxir Sánchez, Alberto Molina, Olga Walquiria, Pedro Reynoso y Clara Pardo, entre otros, quienes hacen una excelente muestra de música latinoamericana para compartir la fiesta o las tristezas del corazón.

Pardo logra en la obligada síntesis de una canción proyectar todo un mundo y unas historias que van desde la alegría del encuentro, pasan por el sabor tentador de la conquista, se estacionan en esa tontería deliciosa que es el amor y se refugia en la nostalgia por la mujer perdida, se duele del instante doloroso de los adioses o se quema en el dolor frente a una amante imposible. Pero si bien es cierto que con un lenguaje literario pero popular alcanza metáforas deslumbrantes, como diría Eduardo Pachón Padilla de sus cuentos, también regresa al viejo modo de contar historias mediante sus corridos o rancheras, sus valses o sus boleros, sus baladas o sus sones. Y no ha pasado en vano porque un consagrado escritor como el chileno Antonio Skármeta lo definió como un maravilloso contador de historias. Y no está únicamente reflejado el sentimiento alrededor de fábulas que ha vivido o ha visto vivir, sino que va más allá en relación a otros afectos como el evocar la novia de adolescencia, cantar a la compañera verdadera o hacer su himno a lo que significa la amistad. Pardo como compositor logra convertirse aquí, así mismo, en “el campeón de las doce líneas”, como escribiera Gabriel García Márquez de sus cuentos.

De todos modos en este campo no se queda quieto. Para el año 2010 presentará su tercer trabajo discográfico con 18 nuevos temas donde es el bolero el rey de su inspiración. Y naturalmente con temas sobre el amor perdido o el amor encontrado, sobre el placer y el dolor de amar, sobre sus juegos artificiales, sus esperas o sus nostalgias.

Es entonces la nueva faceta de un creador en jornada continua que desde sus estudios en la escuela primaria de su pueblo fue declamador y cantante, actor de teatro infantil, integrante en la adolescencia del conjunto Los monarcas del ritmo y melómano de tiempo completo y horas extras. Su amistad se reparte entre intelectuales y escritores, docentes y académicos, pintores y compositores, cantantes y músicos con los que se reúne casi a diario cuando la noche empieza para escuchar lo popular, lo clásico y lo folclórico y para oír de primera mano las nuevas obras de sus compañeros de oficio en el arte de componer canciones.


EL PROMOTOR CULTURAL

A Pardo no se le ve inactivo. Desde sus tiempos de la escuela primaria organizó periódicos murales, concursos de declamación y obras de teatro. Cuando era maestro de escuela en Ambalema por 1966, a sus 19 años, fue cofundador del periódico Ambalema al día y en Ibagué, como estudiante de la Normal Nocturna del Instituto Ibagué, fundó Ideas, 1967, órgano de difusión de su colegio, para más adelante, en su condición de profesor de literatura en el Externado Popular de bachillerato, fundar Voz juvenil en 1968. A partir de aquellas primeras experiencias, antes de ingresar como colaborador del diario El Cronista y asumir junto a su hermano la dirección del Suplemento Literario, asistió al Primer Congreso Nacional de escritores Jóvenes reunido en Pereira, ganándose la sede del siguiente congreso para Ibagué, a partir del cual se le volvió costumbre hasta llegar a responder por no menos de doce encuentros de escritores a nivel regional, nacional e internacional.

Los dos más representativos fueron el Encuentro Nacional por la Literatura que reunió durante cuatro días en 1980 a más de trescientos creadores, críticos, periodistas culturales y directores de medios en este campo, a cuyo evento asistieron desde notables figuras consagradas hasta aquellos que empezaban su tarea. Allí nació la Unión Nacional de Escritores, UNE, con la presidencia de Pedro Gómez Valderrama y un mensaje de apoyo del mismo Gabriel García Márquez. Más adelante, en su condición de Presidente de la Unión Nacional de Escritores, capítulo Tolima-Huila, organizó cinco encuentros donde fue intenso el debate sobre el proceso de creación, edición de libros, distribución de los mismos y difusión de los valores de provincia. Fue esta y las siguientes, una ocasión feliz para que ciudadanos del común, profesores y estudiantes de todos los niveles, profesionales y amigos de la literatura, conocieran en directo a las figuras representativas, los escucharan, intercambiaran ideas y adquirieran sus libros. Todos los suplementos dominicales del país dedicaron varias semanas a destacar las ponencias y la proyección de un encuentro que en mucho proyectó a la nueva generación de escritores de la época.

En 1990 organizó, mediante el apoyo decidido de Raymond Williams, Seymour Menton y Germán Vargas Cantillo, el Congreso de Norteamericanos Colombianistas donde asistieron no menos de 100 estudiosos especializados en literatura entre residentes en los Estados Unidos y en Colombia, en particular profesores universitarios.

De otra parte fue el fundador y director de la Campaña masiva de Alfabetización en el Tolima que a lo largo de tres años logró erradicar este flagelo en 138 mil ciudadanos y que sirvió de base para que el presidente Julio César Turbay Ayala la decretara como Campaña Nacional de Alfabetización Simón Bolívar, tras analizar lo grave de la situación en Colombia y luego de convocar en Ibagué a todos los secretarios de educación del país, con la presencia del Ministro de Educación. Más adelante el presidente Belisario Betancourt la continuó con el nombre de Camina.

Así mismo Carlos Orlando Pardo en su condición de Secretario de Educación departamental, el único licenciado que a lo largo de la historia había ocupado ese despacho hasta entonces, creó el Premio Departamental de Literatura y el Premio Departamental de Periodismo, lo mismo que organizó concursos de cuento, poesía, ensayo e historia.

Su último cargo público en 1983 fue el de director del Instituto Tolimense de Cultura, entidad desde la cual dirigió y publicó diez títulos de autores tolimenses; editó tres larga duración de compositores, arreglistas e intérpretes de la música popular y folclórica; fundó y dirigió la revista Luna de Arena; organizó y dotó para casi todos los municipios a las bibliotecas Público-escolares capacitando a sus responsables; reforzó la banda departamental que convirtió en Sinfónica; hizo la remodelación en el teatro Tolima; revivió el Cine-arte; invitó a diversos grupos de teatro para que realizaran temporadas; organizó el concurso departamental de artes escénicas y de mimos; impulsó la creación de bandas municipales de música en 17 municipios; participó en los festivales folclóricos; proyectó educación cinematográfica en varios pueblos bajo la orientación de Lisandro Duque Naranjo; invitó a no menos de 50 escritores para que dieran recitales, ofrecieran conferencias o leyeran textos y creó en definitiva un ambiente cultural importante para la región.


EL EDITOR

Junto a su hermano, el escritor Jorge Eliécer Pardo, fundó en 1972 a Pijao Editores, empresa desde la cual han publicado 295 títulos para un total de 500 mil ejemplares que están distribuidos en bibliotecas públicas del país y del exterior, a más de reposar como libros de consulta en universidades, colegios y escuelas.

Tal trabajo induce a verificar que ninguna editorial ha logrado en la historia del Tolima completar este número de títulos y a medir su trabajo de investigación, rescate y difusión de los valores culturales del Tolima, de donde se concluye que ha cumplido una laboriosa y eficaz función a lo largo de tres décadas, reposando en sus volúmenes gran parte de la memoria del territorio y del patrimonio biobibliográfico del departamento.

Nació la casa editorial cuando empezaban a figurar los nombres de los escritores que sucedían a la generación de Gabriel García Márquez. Ante la carencia de editoriales que se fijaran en los nuevos valores y frente al deseo de dar a conocer su obra, reunieron un número de ocho cuentos premiados en concursos nacionales del género y respaldados críticamente por el llamado Papá Grande de la literatura nacional, el famoso periodista Germán Vargas Cantillo, editaron el primer volumen bajo el título de Las primeras palabras gracias a la venta de su sueldo como maestros de escuela.

Después vinieron los libros de figuras tolimenses como Héctor Sánchez, Eutiquio Leal, Lola de Acosta, Germán Santamaría, Eduardo Santa y los más sobresalientes autores, sin que quedaran por fuera nuevas promesas de la literatura. A esta tarea que empezó con pequeños libritos en papel periódico y que fue apoyada entonces por Darío Ortiz Vidales, Augusto Trujillo Muñoz y Gabriel King, fue sumándose la exigencia de sus editores que terminaron publicando libros de gran textura hasta ser calificados por la belleza de sus volúmenes como Los Villegas de esta parte del país.

En una tarea de 35 años generalmente sin apoyo oficial pero con el beneplácito de profesores de literatura, Pijao Editores cumple como ninguna institución oficial o privada con el trabajo de estudiar con rigor profesional, seleccionar, rescatar y difundir el patrimonio de la región, organizando cada cierto tiempo congresos y encuentros de escritores, seminarios y conversatorios, revistas y suplementos literarios que sirven a diversos sectores en la construcción de una cultura.

Para quien desee estudiar la historia del Tolima o conocer la vida y la obra de quienes se han destacado en el departamento, se hace indispensable acudir a los trabajos de Pijao Editores donde todos los poetas, cuentistas, novelistas, autores de libros, protagonistas de diversas disciplinas, pintores, escultores, historiadores y músicos cuentan con una mirada y un registro.


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