CUARTA DIMENSION

 

Cuando el sueño abisal roce tu frente

con sus manos balsámicas de seda,

si al despertar en tus sentidos queda

una música vaga, intermitente,

Vuelve a cerrar los ojos suavemente

y no respires más para que pueda

ese rumor de nido y rosaleda

penetrar en tu espíritu yacente.

Porque así es el instante en que la vida

regresa de galácticos desiertos

y cuando puede, al orbe sometida,

contemplar con los ojos aún no abiertos

la cuarta dimensión desconocida

donde cantan los pájaros ya muertos.