CLARA LUCÍA ORDOÑEZ URIBE

Con la ternura de las mujeres que cargan una fina sensibilidad y tienen el coraje de trocarla en canciones, Clara Ordóñez, pedagoga y graduada en diseño publicitario, experta en artes visuales y estudiosa por largo tiempo en escuelas de Nueva York y de Florida, empieza a construir con seguridad el sendero de un prestigio que seguramente irá consolidándose cada vez que interpreten sus canciones o alcancen por diversos medios la popularidad.

Si bien es cierto que es fácil escucharla realizando de manera privada recitales de música popular, particularmente boleros y hasta interpretándolos en presentaciones de clubes, sitios escolares o lugares donde es invitada, también lo es que se muestra como una furibunda amante de la música colombiana a la que coloca sus mejores entusiasmos y tonalidades, su gran emoción de querendona irreductible de la tierra y enrumbada por las tonadas montañeras que reviven el paisaje y las costumbres antioqueñas.

Durante varios lustros se desempeñó como educadora enseñando inglés en el colegio Externado Popular de bachillerato, dibujante del Inem Manuel Murillo Toro, directora comercial de la Compañía de Seguros Atlas, jefe del departamento de ayudas educativas en el Inem, instructora del Centro Experimental Piloto de los cursos de actualización dirigidos a docentes para ascenso o inscripción en el escalafón y finalmente como tutora pedagógica en el Instituto de Educación a Distancia de la Universidad del Tolima.

En 1981, el maestro César Augusto Zambrano tuvo la feliz idea de fundar el Coro de Cámara Ciudad de Ibagué. Aquí, para Clarita Ordóñez que fuera miembro fundador de la agrupación participante en dos Concursos Polifónicos Internacionales, en uno de los cuales fueron finalistas en la categoría de música folclórica, empieza en serio el camino de la músicas. Es en este escenario y en este ambiente donde de manera real asume con menos desenfado el mundo de la música y durante los seis años en que participa en todas y cada una de sus muchas presentaciones, la práctica la hace perfeccionar su oficio. Sin embargo, por razones personales, decide retirarse con mucha nostalgia del grupo que ya era como su propia familia. La orfandad, desde luego, no habría de durar largo tiempo y encuentra un agradable ambiente de consuelo en su propio lugar de trabajo. Allí funda e integra el Coro de Cámara del Inem Manuel Murillo Toro, dirigido profesionalmente por el maestro Camilo Rojas Lozano, nieto del inolvidable Cantalicio.

Pero llega un día en que no todo radica en sentirse interpretada con las composiciones de otros y sale el duende de la inspiración, la necesidad de decir en sus propias palabras lo que experimenta su espíritu y sin advertirlo plenamente comienzan a tomar cuerpo sus primeras canciones a través del ritmo del bambuco, el vals, el bolero o la balada.

De alguna manera, salvo las presentaciones con fines benéficos y donde alterna con figuras destacadas de la música en la región, Clarita Ordóñez Uribe sólo ha cantado siempre y con marcada regularidad para la gente que quiere. Más no todo puede quedarse guardado en la clandestinidad y son ya varias las agrupaciones musicales interesadas en sus temas. Por ahora, un conocido trío de Medellín, entusiasmado con sus canciones, se dio a la tarea de llevarlas en principio a un casette que se encuentra en circulación para proceder luego a grabarlas para un CD.

Esta irreductible y empecinada romántica cuyas mejores canciones se titulan Ya veremos la manera, bambuco, Regálame un momento, balada, Sólo eres un sueño, bolero, Te encontré nuevamente, bolero, Vuélveme a querer, vals y Tu risa montañera, bambuco, ha ingresado por la calidad de sus obras, a la nómina de nuestros autores de canciones.

Clarita Ordóñez Uribe puede mostrar un gran cuaderno amarillo lleno de frases y canciones inconclusas, así como dos libros publicados en rústica titulados Multimedios nivel I y Preparemos ayudas educativas, los que aparecieron en 1990 y 1994, destinados a enseñar a los profesores cómo diseñar ayudas para los estudiantes que así puedan aprender más fácil y en menos tiempo.

La compositora estuvo casada con el arquitecto Samuel Aparicio, solista del Coro de Cámara, de cuyo matrimonio hubo dos hijos: Raúl Andrés y María José. Posteriormente contrajo matrimonio con Fernando de Castro un oficial retirado de la fuerza aérea argentina.

Entretanto sigue enamorada de la docencia, y lucha también, desde el campo de los colegios y hace ya varios lustros, por el incremento, estímulo y difusión de la música nacional, lo que muestra en forma continua no únicamente integrando rondallas, corales y grupos de música de cámara, sino realizando conversatorios, tertulias, reuniones y debates que conducen al conocimiento de lo vernáculo, al sentimiento que ello desprende y al sentido de la identidad tan urgente en medio de la apertura mundial en todos los campos.

En 1999 forma parte del grupo de intérpretes que grabaron composiciones de Carlos Orlando Pardo en el trabajo titulado Sobre todo amor.

Muchas veces su voz se silencia para los demás cuando atraviesa los largos instantes de la nostalgia y cuando calcula que debe salir de aquel no tan grato túnel, para fiesteramente dejar oír de nuevo su voz que tanta falta hace en el grupo de sus amigos, escritores, profesores y poetas de quienes se rodea con alguna frecuencia. Pero no lo hace sin pena ni gloria porque de sus encierros voluntarios trae siempre nuevas melodías, otras historias y hasta fragmentos de canciones que va construyendo paso a paso como si jamás tuviese afán de terminar el encantamiento de la creación.



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