JHONJAIRO MONTOYA SALAZAR

 

Jhon Jairo Montoya Salazar, más conocido como Suliban, inició su camino pictórico a los siete años cuando, gracias a su hermano Jorge quien había llevado unas témperas a casa, comenzó a enamorarse de la poesía del pigmento.

Su pintura inicial, realizada con el pincel del instinto, descubre en é la sensibilidad, la ternura, la fraternidad y el amor en un ejercicio diario que lo haría enlazar la naturaleza de su entorno con la divinidad. Suliban, nacido en El Líbano en 1958, realiza su primaria en la escuela Juan XXIII de su pueblo natal, el Líbano, y termina su secundaria en 1984 en el Externado popular de Bachillerato en Ibagué luego de un lapso que debe pasar en Bogotá y en donde participa como asistente a diferentes talleres de la facultad de artes de la Universidad Nacional.

Ya graduado, ingresa a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional como estudiante activo. Allí pasaría tres años y medio descubriendo la técnica de lo que ya vislumbraba en su oficio diario.

Sería en esta facultad en donde conoce maestros como Manzur, Grau y en especial Obregón, que marca un hito pedagógico en su carrera además de la afinidad espiritual que él mismo siente "en una especie de conexión cosmogónica" con el maestro colombiano.

Su proceso pictórico parte como una búsqueda de identidad sociológica de su pueblo, intentando esquivar los temas de violencia que son tan recurrentes entre los escritores y artistas tolimenses, pero buscando llenar la huella que ha dejado su ciudad natal en la historia en una simbiosis entre lo onírico y la naturaleza, la fantasía y lo tangible, lo social y lo sublime.

Varios cuadros suyos han sido colgados en exposiciones colectivas como la del Banco de la República de Bogotá en 1979, la galería Viva el Arte en 1986, Arte Joven del Tolima en la biblioteca Darío Echandía del Banco de la República de Ibagué en 1987, Salío de Artistas Tolimenses de la biblioteca Soledad Rengifo en 1988, en exposiciones itinerantes en Nueva York, México, España y Alemania en 1989, en el Instituto Caldense de Cultura en Manizales en 1991, en Artistas Vallecaucanos en Cali en 1995 y en Artistas Latinoamericanos en Bogotá en 1989.

Ha expuesto en Expolíbano y en el Colegio Tolima del Líbano en 1990. La sombra de los Caballos, nombre de su exposición en el Hotel Nutibara de Medellín en 1993, es una más de sus pocas exposiciones individuales.

El óleo sobre lienzo es su túnica preferida aunque también ha trabajado el agua-tinta, el carboncillo y la acuarela. Su lenguaje, una fusión de cuerpo y alma, se inclina hoy por el cintismo, el aerodinamismo plástico a través de los sueños manifestados por formas figurativas más convencionales. Obregón, de quien se hiciera amigo en los tiempos de la facultad de Bellas Artes, alguna vez expresó que la obra de Súliban tenía que ver mucho con su búsqueda, éste es uno de sus grandes orgullos.

Una dialéctica entre la palabra y el pincel que le permita al hombre transformar su espírtu sigue siendo el sueño de este libanense que busca su explosión hacia una meta soñada desde el tiempo en que tuvo su primer contacto con Miguel Angel, Rubens, Da Vinci y Dalí Enemigo del sometimiento del hombre en cualquiera de sus formas, Súliban sigue creando sus dioses tutelares en un afán, no de hallar el pedestal de la gloria sino de bajar la gloria del pedestal.

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