MARDOQUEO MONTAÑA

 

Su obra escultórica es vasta y se halla dispersa por toda la geografía colombiana. Conquistadores como Nicolás de Federmán, cronistas de la conquista como Juan de Castellanos, heroínas y próceres de la independencia, incluido Bolívar, escritores como Efe Gómez, políticos como Plinio Mendoza Neira, todo un variopinto mosaico de figuras legendarias de nuestra historia ha salido de los hornos de este escultor tolimense.

Nacido en Ibagué en 1925 en el hogar de Marco Tulio Montaña Isaza y Aura María Clavijo Galeano, comerciantes de profesión, fue el primero de ocho hijos. Cursó su primaria inicialmente en el San Luis Gonzaga y la terminó en Medellín donde igualmente cursó su bachillerato. Su vocación por las artes plásticas le viene desde niño, en la escuela. "Esa vocación era innata en mí, hacía caricaturas. Mi padre tenía un negocio y los clientes iban a que yo los caricaturizara". Siendo aún muy joven ingresa al Instituto de Bellas Artes de la capital antioqueña. Por esos años gana un concurso con un proyecto para monumento y define su época de estudiante como algo "maravilloso". De Medellín pasa a Cali y en compañía de un grupo de amigos fundan un grupo de cultura. El país vive por entonces una cruda ola de violencia, la gente se siente obligada a tomar partido y el centro cultural se crea en un barrio obrero con marcada tendencia socialista e incluso comunista.

Ha obtenido varios grados en diferentes disciplinas plásticas: en la Universidad de los Andes, La Gran Colombia, la Universidad de la Sabana. Recibió un título de especialización en escultura en el Instituto de Bellas Artes de Medellín y el de maestro en escultura le fue otorgado por la Universidad Nacional de Colombia.

Como docente puede ostentar, igualmente, una larga práctica. Fue profesor-fundador del Instituto de Cultura de Cali en los años 1994-1995. Profesor fundador de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Tolima, al lado de Jorge Elías Triana, Julio Fajardo y Alberto Soto quienes siguieron para ello en todo la iniciativa del sacerdote Pedro José Ramírez Sendoya.

Así mismo se ha desempeñado como profesor en la Facultad de Arquitectura y Bellas Artes de la Universidad de Los Andes (1959-1962); en la misma facultad de la Gran Colombia entre 1958 y 1961 y de artes plásticas en el instituto INSE en 1972 hasta la fundación de la Universidad de La Sabana; profesor de la Escuela de Cerámica del Colegio Mayor de Cundinamarca y profesor en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional desde 1958 hasta 1989, cuando salió jubilado. En desarrollo de sus múltiples investigaciones sobre el arte precolombino ha viajado por las zonas de las principales culturas aborígenes del país así como por Ecuador, Perú y Bolivia, naciones donde dictó conferencias en diversas universidades y centros culturales sobre las antiguas culturas, charlas que ilustró con diapositivas y gráficos.

Igualmente se ha ocupado del tema en varias oportunidades a través de la televisora nacional. Sus esculturas en bronce más conocidas son: la del general Rafael Uribe Uribe en el Capitolio Nacional, la de Marco Fidel Suárez en la Academia de la Lengua, la de Jorge Eliécer Gaitán en el Teatro Municipal, la del científico José Celestino Mutis en el Jardín Botánico, la del poeta León de Greiff en Inravisión, los bustos de Eduardo Santos y Calibán en el diario El Tiempo así como frisos en relieve y un cristo en el Concejo Municipal de Bogotá, ciudad en la que están situadas todas las anteriores obras. Pero no sólo en Bogotá.

José Hilario López en Popayán, Rojas Garrido en la Gobernación del Huila, en Neiva, el general Vásquez Cobo en Buenaventura, el ex-presidente Sanclemente en Buga, Bolívar en Bolívar (Valle), la heroína María Concepción Loperena y Pedro Castro Monsalvo en Valledupar, Efe Gómez en Fredonia (Antioquia), Plinio Mendoza Neira en Toca, Boyacá, departamento donde también realizó, en Villa de Leiva, el monumento a Juan de Castellanos y una serie de heroinas en Tenza. Mencionaremos, finalmente, el dedicado al conquistador Nicolás de Federmán en Fosca, Cundinamarca. Sus exposiciones son múltiples y entre ellas cabe destacar las siguientes: Salón de Artistas Jóvenes de Medellín en 1945; Salón de Artes del Occidente Colombiano en 1955; Salón de Artes Plásticas de Ibagué en 1965 y 1968 y varios salones nacionales desde 1958, casi sin interrupción. Entre los galardones recibidos figuran el Primer Premio en Escultura en el Salón de Artistas Jóvenes de Medellín en 1945 y el Primer Premio también en el Salón de Artes del Occidente Colombiano de Cali en 1955.

Cuando se le pregunta sobre su método de trabajo responde que prefiere, sobre todo, el modelado y a partir de él las obras en bronce, "todos los procesos de las obras en bronce. A pesar de que la mayor parte de mi obra es escultórica nunca descuidé el aspecto de la pintura y vuelvo a ella con relativa frecuencia". Actualmente vive alejado del mundo artístico aunque aún frecuenta a unos pocos amigos y trabaja exclusivamente por encargo.

En Ibagué por muchos años, dos esculturas representativas de unos sapos de gran hermosura y regulares dimensiones exornaron la entrada de la Gobernación del Tolima. Ambas eran obras de Mardoqueo Montaña. Cuando un día un hombre se arrojó por la ventana desde el noveno o décimo piso y cayó sobre una de estas esculturas, se consideró a nivel oficial que los sapos tenían la culpa del suicidio en cuestión y las esculturas fueron retiradas sin que se haya vuelto a saber de ellas. Algo así como el cuento de la custodia de Badillo.

Murió en marzo de 2007.