PATRIMONIO INMATERIAL DE MARIQUITA

 

La historia de Mariquita como epicentro del país colonial, su cercanía con Honda, su importancia geopolítica en la conformación del estado soberano del Tolima y, en especial, la expedición botánica emprendida por José Celestino Mutis, son los puntales sobre el cual se desarrolla su aporte al espíritu cultural colombiano

 

Lenguas y expresiones orales

Por todo esto, el idioma es un valioso patrimonio inmaterial que contiene nuestra forma particular de entender el mundo, de expresar nuestras inquietudes y de percibir las ideas y mensajes de quienes nos rodean. Habita en nuestra mente, por eso, si no lo usamos, lo enriquecemos y trasmitimos, lo podemos perder. La vida de un idioma depende de sus hablantes, quienes lo transmiten oralmente o mediante la escritura.

Un viernes 28 de agosto de 1551, cuando fundaron el pueblo, el capitán Francisco Núñez Pedroso invocó a san Sebastián, “por abogado contra las venenosas flechas con que peleaban aquellos fieros indios panches”, encabezados por el cacique Malchita, a quien según Leovigildo Bernal, los españoles le cambiaron el nombre de formar perversa.

Así, la cultura oral indígena desapareció quedando en el olvido de la historia su lengua y saberes.

La ciudad de Pedroso tuvo cierta grandeza: muchos edificios de mampostería, acueductos de piedra labrada que conducían agua muy limpia; siete iglesias, tres conventos, casa de fundición de oro y plata; y en sus alrededores, flores, frutas y ricas dehesas. Hoy Mariquita sólo inspira recuerdos; en sus contornos se ven ruinas del pasado esplendor sombreadas por árboles frutales de los antiguos huertos, y el escudo de armas que le dio Carlos V todavía se ostenta grabado en una piedra: es un haz de saetas invertidas, atado por una cinta”.

 

Conocimientos y prácticas sobre la naturaleza y el universo

El conocimiento de la Naturaleza que nos rodea, de las plantas, animales y minerales, ha sido siempre esencial para el hombre. De él dependía y depende nuestra alimentación, bienestar, salud y, en definitiva, nuestra supervivencias .

Sin lugar a dudas, el conocimiento ancestral de las plantas nos deja uno de los mayores patrimonios inmateriales del país en Honda: La expedición botánica de José Celestino Mutis, ocurrida entre 1783 y 1816.

Debido a sus múltiples conocimientos Mutis desempeñó distintas profesiones: médico, matemático, astrónomo, técnico de minas, profesor de historia natural, eclesiástico, etc. Todas ellas le llevarían a recorrer el país, del que se fue enamorando, mientras observaba y estudiaba la vegetación que le rodeaba. Así, poco a poco, reunió materiales con los que producir una Flora de aquella región; flora a cuyo estudio se dedicó en cuerpo y alma cuando Carlos 111 le nombró en 1783 primer botánico y astrónomo de la Expedición. Desde aquel momento, Mutis tomó bajo su responsabilidad el estudio completo de los recursos naturales de aquel país, la promoción de su aprovechamiento y la educación de una juventud destinada a perpetuar esos intereses.

La Expedición se instaló durante ocho años en Mariquita y en 1790 se trasladó a Bogotá. La "Casa de la Botánica" se convirtió en el centro de la vida académica del país.

El estudio de la flora se realizaba en tres etapas: primero se recogían las plantas -,si había varios ejemplares de la misma especie, uno se dejaba para que el dibujante hiciera un primer boceto y tomara datos de los colores, etc.... y los otros se prensaban y secaban-; luego se perfeccionaba el dibujo y por último se estudiaban y se describían detalladamente las especies. Al morir Mutis, el 'l1 de septiembre de 1808, a los 76 años, su sobrino Sinforoso se hizo cargo de la Expedición, pero las actividades decayeron poco a poco al empezar la revolución en el país y verse envueltos en ella varios de sus discípulos. La casa que ocupaba la Expedición fue saqueada durante esas luchas y parte de las muestras vegetales fueron destrozadas o robadas. El general Morillo ordenó en 1816 que el herbario, los manuscritos y los dibujos de las plantas se enviaran a Madrid.

 

Plantas mutisíanas que viajaron en vida de Mutis a Europa

Antes de ser oficial la Expedición, Mutis, en contacto epistolar con Linneo desde su llegada a Nueva Granada, envió numerosas plantas americanas a Suecia; sobre ellas describieron y publicaron Linneo y su hijo nuevos géneros y especies, cuyos nombres se incluyeron en Mantissa Plantarum (1771) y en Supplementum Plantarum (1781 [1782 1). Hoy muchas de aquellas plantas se encuentran en el herbario de Linneo (LINN) de la Sociedad Linneana de Londres.

Debido a la fama que llegó a adquirir, los sabios Humboldt y Bonpland decidieron visitarle en 1801, en su viaje de Colombia a Quito. Estuvieron con él dos meses en Bogotá, entusiasmados con los dibujos y herbarios. Mutis les cedió numerosas plantas, que fueron llevadas entonces a Europa y que hoy forman parte del herbario histórico de Humboldt & Bonpland (H-Bonpl) de París. Entonces fueron descritas y publicadas en Plantae Equinoctiales (1809), una obra dedicada por estos sabios a Mutis, y también en Nova Genera et Spccies Planta m (1817-1825).

 

Sus publicaciones

A partir de 1769 la Academia de Ciencias de Estocolmo publicó algunos trabajos de Mutis. Así vio la luz su "Pera arborea" en 1784. En 1793 y 1794 empezó a publicar en el Papel Periódico de Santa Fe una quinología que tituló El Arcano de la Quina. En 1828, veinte años después de SLI muerte, se reprodujo completa en Madrid: l@ y 2' partes publicadas y 311 que Mutis había dejado sin publicar. Las novedades que encerraban aquellos papeles no fueron valoradas suficientemente y pasaron a sinonimia, al haberse publicado antes, en 1753, un trabajo de Linneo y otro de Vahl, en l790, sobre las mismas plantas. Mejor suerte tuvo su Memoria sobre Caryocar amyggdaliferum que Cavanilles incluyó en el tomo IV de sus Icones, en 1797.

A pesar de los honores que recibió por parte de sus compatriotas, agregados, amigos de Nueva Granada y de los hombres ilustres de Europa, por falta de producción escrita y publicación oportuna, su gran empresa quedó como una gran recolección de plantas en una zona reducida de Nueva Granada. Los resultados quedaron reducidos al herbario de la Expedición, una colección magnífica de láminas de esas plantas y un archivo, compuesto por cartas, diarios, alguna publicación y descripciones botánicas. El retraso con que la Expedición se aprobó oficialmente pasaron veintidós años desde que Mutis propuso el proyecto hasta que fue promulgada la orden real-, unido a su perfeccionismo y a haber comunicado sus descubrimientos a otros botánicos (le la época, hicieron que su obra no fuera valorada debidamente desde el punto de vista científico.

 

Llegada a la Península Ibérica del Herbario Mutis

Al ordenar en 1816 el General Morillo que el herbario, los manuscritos y los dibujos de las plantas se enviaran a Madrid, Sinforoso Mutis tuvo que preparar y embalar precipitadamente todos los materiales reunidos por la Expedición en algo más de treinta años. El envío se hizo en 104 cajas: 48 de herbario con unos 20.000 ejemplares aproximadamente, 14 de dibujos, una de manuscritos y el resto de semillas, muestras de maderas, minerales y dibujos de animales. Al llegar a España las cajas se abrieron en presencia del Rey Fernando Vll; los materiales de interés geológico y zoológico se trasladaron al Museo de Ciencias, y el herbario, los manuscritos y las ilustraciones fueron depositados en el Real jardín Botánico. Estos materiales, inventariados en Santa Fe de Bogotá, fueron, a su llegada a Madrid el 28 de octubre de 1817, nuevamente comprobados y firmados por Lagasca, quien en esa época era Director del jardín Botánico y en cierta medida responsable del traslado efectuado. También participó en la recepción de los materiales el comisionado Teniente Van Halen.

Hasta 1921, en que se hizo cargo de la dirección del Real jardín Botánico Ignacio Bolívar, persona con prestigio y autoridad, el centro estuvo muy abandonado. Aunque la especialidad de Bolívar era la entomología, fue él quien usó su influencia en la Junta para Ampliación de Estudios para que se revitalizara el estudio de las floras americanas a partir de las antiguas colecciones, creando en el jardín la Sección de Flora Tropical. Nombró jefe de esa nueva sección a José Cuatrecasas Arumí, siendo Bolívar el primero que se ocupó de estudiar cómo publicar las láminas de Mutis; hacia 1931 mandó imprimir dos láminas como prueba y en 1932 encargó que se entregara a la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Colombia, una copia de aquellas láminas como regalo, aprovechando el viaje del doctor Cuatrecasas a Bogotá para asistir al bicentenario del nacimiento de Mutis. Ignacio Bolívar siempre tuvo en mente la idea de la publicación de esta colección.

En 1932 se celebró el "11 Centenario del nacimiento de Don José Celestino Mutis", promovido por científicos y políticos españoles y de ultramar. De tal encuentro renació el interés por continuar la obra inacabada de la Real Expedición y se estrecharon lazos entre España, Colombia y Estados Unidos. Aprovechando la visita a Madrid de Ellsworth Payne Killip, eminente botánico norteamericano y gran especialista en flora neotropical, en la primavera de 1932 se le sugirió que se encargara del arreglo de la colección de Mutis. Se pactó un acuerdo con la Institución Smithsoniana para realizar una clasificación sistemática de los ejemplares, y posteriormente, la posible publicación de una Flora de Colombia, de acuerdo con los planes presentados por Mutis al Rey de España en 1783. El doctor Cuatrecasas consiguió que el gobierno se interesara en la publicación de la "Quinología", aprovechando la ocasión de un Congreso sobre el Paludismo en 1935, en el que se habló de la obra de Mutis sobre la quina (para la propaganda de ese congreso se imprimió una lámina mutisiana). La publicación entonces de las láminas a todo color y texto en facsímil hubiera resultado magnífica. En plena guerra civil española se trabajaba en ello. Se consiguió hacer un contrato con la casa Seix y Barral de Barcelona para su publicación. No se sabe nada de cómo quedó el original recogido en el taller por el señor Larrea poco antes de entrar las fuerzas militares de Franco en Barcelona. Después de la guerra, en 1946, el Instituto de Cultura Hispánica encargó a Arturo Caballero la clasificación y estudio de las láminas de Mutis con objeto de llegar en su día a la publicación de la Iconografía de la flora de Bogotá. Se conserva abundante correspondencia de Caballero con Killip, con el Instituto de Cultura Hispánica y con los distintos profesores y directores del Instituto de Ciencias Naturales de Bogotá, como Armando Dugand, Enrique Pérez Arbeláez, Lorenzo Uribe Uribe y Alvaro Femández Pérez. En 1952, por fin, se logró establecer un acuerdo cultural entre los gobiernos de España y Colombia que ponía en manos de los Institutos de Cultura Hispánica de Colombia y España la ejecución del plan editorial de la Flora de Mutis, y se comenzó su publicación en 1954. En 1957, Enrique Pérez Arbeláez y Fernando Femández de Soto Morales sacaban a la luz las famosas quihas". Lentamente se continuó con la publicación de la obra mutisiana.

A partir de 1982 la publicación de la Flora del virreinato de Nueva Granada se hace más efectiva, al recaer la responsabilidad científica en el Instituto de Ciencias Naturales de Bogotá y en el Real jardín Botánico de Madrid. Desde entonces botánicos colombianos han venido a Madrid para estudiar las láminas, las plantas del herbario y los archivos, al tiempo que otros españoles viajaban a Bogotá. Durante estas estancias, se han estrechado lazos y el fruto de tal colaboración ha sido la publicación de algunos de los volúmenes correspondientes a la flora de la Expedición. Entre estos botánicos figuran José María Cardiel Sanz, Rafael Castillo, Santiago Díaz-Piedrahita, Francisco de Diego Calonge, Javier Estrada Sánchez, José Luis Femández Alonso, Enrique Forero, Javier Fuertes Aguilar, Luis Eduardo Mora Osejo, Polidoro Pinto Escobar y Ludmila Quiñones.

Para celebrar los 200 años de la primera Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada realizada entre 1783-1808 y por iniciativa del expresidente Belisario Betancur Cuartas , en el año de 1982, al iniciar su periodo de gobierno, propone al país el proyecto de una Segunda Expedición Botánica , con el propósito de contribuir a rescatar el patrimonio cultural, a rehacer la memoria colectiva de las más importantes actividades cientifico- técnicas y a desarrollar nuevas investigaciones para identificar y utilizar racionalmente los recursos naturales. También se definió como estrategia fundamental, la afirmación de la identidad cultural.

 

Saberes culinarios

En casi toda Colombia encontramos el maíz, alimento valioso nativo del continente americano, cultivado hace miles de años, compañero de nuestra historia y asociado al intercambio de bienes y saberes. Según la creencia de muchos grupos indígenas, el maíz fue un regalo de los dioses para que los humanos pudiéramos vivir en comunidad.

Sin embargo, en Mariquita no se encuentran platos que su cultura hayan aportado a los saberes culinarios del departamento o del país. Su comida es común a la del Tolima: el tamal, el pescado tal como lo preparan en Honda. Sin embargo, su riqueza frutal le da un matiz diferente.

El mangostino, fruta que equivocadamente ubican de manera exclusiva en Mariquita, ingresó al país desde Cuba adonde llegó de procedencia asiática. Común en las minas de Malpaso, punto de encuentro de Galán y su movimiento comunero, la exótica fruta de especial sabor ha sido emblemática de Mariquita sin que se haya realizado un aporte sustancial a la culinaria. Sin embargo, algunos habitantes preparan el dulce de Mangostino, siguiendo las recetas de otras frutas.

 

Medicina Tradicional

las comunidades les pertenece el conocimiento que tienen sobre sus recursos biológicos y genéticos. Por esto se debe solicitar su autorización para acceder a esos conocimientos tradicionales, a través de un Consentimiento Informado y Fundamentado Previo, en el cual el interesado comunica y explica la naturaleza, alcances, beneficios y consecuencias en lo económico, cultural, social y ambiental derivados del acceso. La comunidad está en su derecho de autorizar o no el acceso y de llegar a un acuerdo sobre los beneficios que desea. El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, junto con el Ministerio del Interior y de Justicia son los encargados de proteger este derecho de las comunidades

Sin embargo, la medicina tradicional en Mariquita ya no es practicada pese a que algunos importante saberes, descubiertos durante la Expedición Botánica, fueron implementados en época de la colonia.

José Celestino Mutis, cuenta la leyenda, se hizo morder de una serpiente para comprobar la efectividad del bejuco de Guaco, una maleza de flor bella y hoja grande con la que se preparaba un cataplasma que contrarrestaba los efectos del veneno. Sin embargo, nuevamente, la medicina alopática ha ganado la batalla y este remedio tradicional sólo es una curiosidad dentro de la historia del pueblo.


Elaboración de objetos, instrumentos, vestuarios, construcciones y ornamentación corporal

Tanto el proceso de transmisión de conocimientos para obtener los recursos de la naturaleza, como la capacidad de transformarlos en objetos útiles o artísticos hacen parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial, el que renovamos con el paso del tiempo de acuerdo con nuestras necesidades y gustos. Pero el proceso de “modernización” de Mariquita no he dejado una prueba que testimonie este importante punto del patrimonio inmaterial de los pueblos.

 

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