ULTIMO DON

 

Siento al ver que se extingue tu recuerdo en mi vida

leve y pausadamente, como se extingue un lirio

la beatitud de un santo que ve sangrar la herida

abierta en una mórbida vocación de martirio.

Oh! inefable delicia de lo que nos agota,

oh! huella voluptuosa del llanto en las ojeras,

oh! sangre que en silencio deja la arteria rota,

oh! desamor, sedante fuga de primaveras.

 

Novia que en un milagro de amor has conseguido

que yo aprendiera en tu alma lo absoluto y profundo;

este divino goce de ver cómo te olvido,

es el último goce que te debo en el mundo.