LOS GARAVITO

Un abuelo organista, un padre compositor y director de agrupaciones musicales, y diez hermanos consumados intérpretes y cantantes, conforman la estirpe musical más sólida de la música folclórica de nuestro país y la que deleitó a varias generaciones colombianas con sus ritmos y voces que quedaron grabados en la naciente fonografía local.

Milcíades Garavito Sierra, nacido en Gachalá el 29 de junio de 1863, llegó al Fresno a dirigir la banda como un puerto más en su agitado periplo por pueblos del Tolima y Cundinamarca. Allí conoció a Inés Wheeler Osorio, una hermosa mujer cuyos orígenes paternos se perdían en Inglaterra, de donde había llegado su abuelo en busca de fortuna y se había quedado anclado en las laderas de la cordillera central.

Estimulado siempre por su padre desde muy temprana edad, los Garavito Wheeler se dedicaron a la música en su hogar. Las bandolas, tiples y guitarras estaban a disposición de estas manos que fueron fraguando un estilo y una técnica que marcaría un hito en la evolución de la música colombiana. Las veladas que se organizaban todas las noches fueron el punto de partida de sus presentaciones y en medio del calor familiar esta saga fue templando su espíritu artístico hasta que iniciaron su proyección.

La orquesta Garavito fue el primer grupo familiar de prestancia. Estaba dirigida inicialmente por Milcíades Garavito padre, luego por su hijo Milcíades y hacían parte de ella sus hermanos Julio (contrabajista), Alfonso (violinista) y Heberto (trompetista). Eran acompañados por pianistas que fueron alternándose como Pedro Nel Ceballos, Rafael Cabral Jiménez, Onofre Gugiño y Alfredo Salcedo. Este grupo realizó no sólo presentaciones en diversos escenarios del país sino que grabaron algunas de sus interpretaciones.

Milcíades hijo contribuyó con sus composiciones al éxito de la orquesta y luego de la muerte del padre asumió la dirección, inyectando un nuevo vigor al grupo con el ritmo llamado rumba-criolla hasta consolidarse como la primera agrupación del país.

Julio nació en el Fresno el 15 de noviembre de 1906. Su padre fue su primer maestro y se inclinó por el contrabajo que fue perfeccionando magistralmente en su ejecución. Hizo parte de la orquesta Garavito durante todo el tiempo de existencia de esta agrupación y fue autor de varias piezas musicales, a más de ser parte de la Orquesta Sinfónica y de la Banda Nacional. Murió el 2 de septiembre de 1978.

Alfonso tuvo en su padre y en su hermano Milcíades a sus verdaderos impulsores. Nació en Honda el 15 de febrero de 1909. Se preparó en bandas juveniles para llegar a la Orquesta Garavito y una vez desintegrada esta agrupación ingresó a la Sinfónica Nacional donde permaneció por más de treinta años.

Muchas fueron las composiciones de Alfonso Garavito Wheeler. Entre ellas figuran bambucos como Tierra alegre y Vida rota, pasillos como Triquitraque, Amor dichoso e Ignoto perpetuo, ganador de un concurso nacional. También compuso la canción El día de la fuga y la fantasía Embrujos de mi tierra, muy popular en su época.

Heberto nació en Cajicá el 28 de octubre de 1913 y se inclinó por la interpretación de los instrumentos de viento. Hizo parte de la orquesta de la familia durante la existencia de ésta y continuó con la tradición hasta que su salud se lo permitió. Actualmente vive en Bogota y es el único hombre de la familia que sobrevive.

Si los hermanos Garavito lograron imponerse en las primeras décadas del siglo con su orquesta, las mujeres no se quedaron atrás. A partir del año de 1940 se iniciaron con el Trío de las Hermanas Garavito, en una presentación que hicieron en una emisora acompañadas por la orquesta Garavito en un acto que fusionó a las dos agrupaciones de la familia y les permitió actuar por varios años.

Un total de tres larga duración de música folclórica colombiana y muchos sencillos, es el balance de este colectivo además de las canciones navideñas. Sonolux les grabó su primer trabajo, Así cantamos las Hermanas Garavito. Después vendrían Lejanos ojos y Vivir en Bogotá. Los sencillos fueron grabados en Sonolux, Odeón, Ondina y Sello Vergara.

Llevaron al acetato música navideña, entre las cuales está El duraznero de Jeremías Quintero que ellas han dado en llamar El himno de las Hermanas Garavito. Tienen otros álbumes como Alegres peregrinos, todos con composiciones de Celmira, la mayor de las hermanas.

Además de las grabaciones, un método de difusión de la música de las hermanas Garavito fueron sus presentaciones en radioteatros. Inicialmente actuaron por una larga temporada en La voz de la Víctor, Radio Cristal, Ecos del Tequendama y Radio Nacional de Colombia.

El trío de las Hermanas Garavito estaba conformado por Celmira, María Inés y María del Carmen. La primera de ellas nació el 20 de septiembre de 1916 en Honda. Con pocos años de vida ya estaba actuando en teatro y aprendiendo música en el seno de su familia. Desde sus inicios se inclinó por la música tolimense. Sus primeras grabaciones las realizó en 1932. También fue prolífica compositora de diversos ritmos.

La producción de Celmira tuvo tres vertientes muy definidas. La primera era de carácter folclórico tradicional, a la que dedicó sus mayores esfuerzos. La segunda fue el cultivo de la música navideña, la cual la convirtió en la mayor exponente de este género. Finalmente como bolerista también obtuvo resonantes triunfos.

Interpretaba el tiple, la guitarra y la bandola y con este conocimiento de los instrumentos de cuerda compuso obras terrígenas como Tolima mi tierra amada, Por los caminos de mi Tolima, La guabina de los celos, Arroyuelo de plata. La mayoría de estas canciones hacen parte de los larga duración que grabó con sus hermanas. Los villancicos Pronto viene el niño Jesús, Mi niño lindo y muchos otros, hicieron que la crítica colombiana la ubicara como la madrina de la música navideña, título que no le disgustaba pues siempre amó este tipo de composiciones.

El bolero también hizo parte de sus melodías predilectas. No sólo los entonaba con gracia y sentimiento especial sino que los componía y grababa. Muchos discos de setenta y ocho revoluciones fueron boleros como Cuando te acuerdes de mí, Dame algo de tí y otros que la hicieron ascender en el gusto de los enamorados de la época.

Celmira tuvo una actividad artística de por lo menos medio siglo. Recibió el reconocimiento de los colombianos quienes la veneraron por sus magníficas interpretaciones. A su muerte quedó un gran vacío en la música colombiana que perdió con ella una de las últimas exponentes genuinas de una tradición que poco a poco va desapareciendo.

María Inés Garavito Wheeler nació en Pacho, Cundinamarca, el 3 de marzo de 1925. Su infancia la vivió en los pueblos del Tolima acompañando a su padre. De ellos tiene el mejor de los recuerdos, pues siempre ha considerado a éste como su departamento, no sólo por los reconocimientos que le han hecho sino porque realmente aquí se inicia en su vida artística desde las mismas aulas del colegio. Sus primeras presentaciones tuvieron que ver con pequeñas obras de teatro y con interpretaciones precoces de los instrumentos de cuerda.

Pronto formó dueto con su hermana Celmira e hizo presentaciones en las veladas artísticas que se desarrollaban en el Fresno. Posteriormente se unió a ellas su hermana menor, María del Carmen, y formaron el famoso Trío de las Hermanas Garavito, el cual conquistó el corazón de los colombianos con tonadas que se volvieron antológicas.

María Inés actuó como solista por algún tiempo y poco a poco fue escalando posiciones. Algunos críticos llegaron a mencionarla como la dama de la canción colombiana y a parangonarla con Berenice Chávez. Grabó con RCA Víctor y Sonolux, empresas que dieron a conocer sus canciones en varios países latinoamericanos.

Realizó incursiones en el teatro, hizo parte de Estampas Suramericanas, un grupo que se desplazó por muchas regiones de Colombia llevando mensajes de paz y optimismo. Fundó la Academia Garavito en los comienzos de los años setenta, la que convirtió en un semillero de la música colombiana. Murió en 1997.

María del Carmen es la menor de las hermanas Garavito. Nació el 16 de julio de 1930 en el Fresno. Estudió música e interpretación vocal, formó duetos con su primo Gabriel Garavito, junto a quien grabó varios sencillos e hizo dúo con Enrique Villegas, alcanzando gran éxito con sus discos Coplas populares, Mariquiteña, La loca Margarita, Rumbas criollas y otras composiciones de autoría de su hermano Milcíades quien popularizó estos ritmos.

Una vez muerta Celmira y pasada la gran depresión en que quedaron sumidas sus dos hermanas sobrevivientes, conformaron un dueto que si bien no ha grabado de nuevo, sí ha realizado presentaciones en los medios de comunicación y mantienen viva la imagen de la familia. Carmen Garavito toca tiple y guitarra y además atiende las clases de canto en la Academia que tienen en la ciudad de Bogotá. Su labor artística continúa en programas de radio y televisión y aunque a veces sufren quebrantos de salud, su disciplina y entusiasmo permanecen intactos.

Muchos son los homenajes que les han realizado a las Hermanas Garavito. La casa disquera Sonolux las ha condecorado por sus invaluables aportes al desarrollo del folclor del país. La Radio Nacional las distinguió por sus audiciones. En el Espinal les otorgaron la orden del Bunde, pues fue precisamente en esta población donde su hermana compuso una de las obras más escuchadas en la región, el famoso San Pedro en el Espinal.

En el primer centenario del municipio del Fresno fueron condecoradas por la alcaldía municipal como hijas egregias de la región por haber llevado el nombre de esta población a todos los rincones del país y aún al exterior, pues ellas siempre han afirmado su procedencia como un motivo de orgullo. Recientemente también fueron invitadas a participar en la inauguración de la concha acústica, la cual lleva el nombre de su hermano Milcíades.

Programas como Nostalgia y Tierra colombiana dedicaron sus espacios para mostrar su extenso repertorio y les han realizado reportajes y entrevistas. La Radio Nacional es quizá la institución que mayor divulgación hizo de su obra puesto que por varias semanas realizó audiciones explicativas acerca de su trabajo.

La familia Garavito se ha extendido con nueve hijos y sobrinos, pero de los hermanos sólo sobreviven Heberto y María del Carmen. Tres fallecieron a muy temprana edad, pero ello no fue obstáculo para que mostraran sus habilidades en la interpretación de instrumentos como el tiple y la guitarra. Cuando la muerte los sorprendió entre los nueve y diez años, ya habían dejado una muestra de sus capacidades.

Desde la academia Garavito que funciona en Ciudad Kennedy, las dos hermanas continúan su trabajo silencioso en una tarea que, sumando el tiempo del padre y de los hijos, ya bordea el siglo de estar en primera fila de la música folclórica colombiana, récord difícil de superar, pues no existe realmente un grupo familiar tan amplio y con tantas realizaciones que pueda igualarlos.

Las hermanas Garavito han visitado en repetidas ocasiones a Ibagué en giras artísticas. La última de ellas tuvo lugar en el Teatro Tolima hace unos pocos años y en su intervención fueron acompañadas por el Trío Pijao. A pesar de los años, siempre están dispuestas a regresar a este paisaje donde nutrieron su sensibilidad.

Milcíades Garavito

Nace en el Fresno en 1901 y muere en Bogotá en 1978. Hizo parte de la gran familia musical de los Garavito, con cuyos miembros se institucionalizó una gran orquesta que fue todo un suceso musical en Colombia a partir de 1921 y que dirigía Milcíades Garavito Sierra, el padre. Prolífico compositor, cultivó todos los géneros rítmicos pero especialmente la rumba criolla de la que fue uno de los más exitosos intérpretes, son de él Mariquiteño, con versos de Juan Escobar Naranjo, y la no menos popular Loca Margarita. Sin embargo, su primera creación fue el vals El ensayo, instrumentado por él en 1916 para la banda municipal de La Palma. La más popular de sus composiciones es el bambuco San Pedro en el Espinal, cuya versión de mayor éxito fue, paradójicamente, la que realizó la orquesta del argentino Eduardo Armani, en Buenos Aires; Chispas, Del otro lado del río; Ala, cómo estás y más de dos centenares de melodías que hacen parte del acopio musical de Garavito Wheeler.

José I. Pinilla en el libro Cultores de la música colombiana consigna que “En el campo netamente musical, su nombre lo consiguió como director de la orquesta Garavito, famosa en los años 30 y posteriores, principalmente en la capital de la república, por sus constantes intervenciones en las jóvenes emisoras de esos lejanos tiempos, también en salones, teatros y reuniones sociales. Del mismo modo rutiló en ciudades como Ibagué, Manizales, Cali, Armenio y Medellín, donde obtuvo clamor popular.

Por ley de la naturaleza todas esas glorias, palmas y vivas van quedado para la historia, porque quien dedicó la vida a colmar de gozo a sus semejantes, muy poco disfrutó de ellas, a excepción de efímeras satisfacciones. Eso fue cuanto logró el maestro Milcíades Garavito Wheeler, considerado figura de relieve entre los excelsos músicos colombianos de todos los tiempos. Había casado con Esther Marín, de cuyo enlace nacieron Stella, Gladys y Carola. Uno de los hijos de la última dama en mención, Alberto Camargo Garavito, heredó las cualidades de su abuelo y ya hace parte de la troupe de artistas criollos”.