GILBERTOLESMES CUBILLOS

 

Gilberto Lesmes Cubillos, su madre y su hermano descendieron en la estación del tren en Ibagué. Debían transbordar en una flota para Pereira. Ellos jamás imaginaron que el azar les preparaba una celada y sin darse cuenta cómo sucedieron las cosas, en un instante fueron despojados de todas sus pertenencias. La flota partió hacia Pereira y ellos se quedaron abandonados, recorriendo las calles polvorientas del pueblo, con el destino incierto de los desposeídos. Caminaron sin rumbo y llegaron hasta la iglesia de la Virgen del Carmen: era su día y una multitud de feligreses participaba de los oficios religiosos. La madre, desesperada, no podía contener el llanto y éste se desbocaba como un torrente, como una oración y una súplica para que ocurriera un milagro. Y la Virgen se apareció Al atardecer, un arriero se le acercó y le preguntó si quería trabajar en una finca por los lados de Anzoátegui. Ella aceptó incondicionalmente y así Gilberto echó la primera raíz sobre el territorio tolimense.

De una relativa comodidad en un barrio popular de Bogotá Gilberto, nacido en 1926, y su familia, tienen que enfrentarse ahora a un resquicio de la selva donde el hacha y el machete le habían abierto un espacio para que Marco Tulio Laserna tuviera su hacienda. Su infancia y adolescencia transcurrieron allí entre caminos enlodados y un paisaje exuberante que se quedó guardado en la memoria de ese niño a quien su nueva condición de campesino y analfabeta lo desespera tanto, que colecciona los trozos de papel periódico en que llegaba envuelta la panela para que su madre le indicara los sonidos y le descubriera las palabras. Así aprendió a leer en las inhóspitas laderas de la cordillera central.

El aislamiento de la finca era tal que para ponerse en contacto con sus vecinos debían caminar por espacio de cuatro horas. Un día del año l938, Gilberto fue llevado a caballo por un trabajador hasta el caserío de Palomar.

Une elementos de otras disciplinas a la composición de sus cuadros y por ello logra desconcertantes efectos. Realiza exposiciones individuales en Baltimore, Caracas, Quito, Neiva, Venadillo e Ibagué. Participa en muchas colectivas en la Universidad del Tolima y en otras salas de la ciudad de la música. Sus cuadros están en colecciones particulares de Estados Unidos, Venezuela, Ecuador y Colombia. El catálogo de sus obras es un verdadero inventario de los hermosos sitios con que cuenta el departamento y que han sido registrados por sus trazos, de norte a sur y de oriente a occidente, lugares que cobran otra dimensión pero sin perder el olor, el color y aún el sabor íntimo que los identifica como parte esencial de la riquísima geografía del Tolima.