LA AGRICULTURA EN EL TOLIMA


Por: Hugo Neira Sánchez

 

Prehispánico:

De acuerdo con el antropólogo Austriaco nacionalizado Gerardo Reichel-Dolmatoff, los más antiguos vestigios culturales disponibles actualmente en Colombia están en el área Andina, pero el desarrollo de las etapas siguientes tuvo lugar en las regiones tropicales donde, por la complejidad de su medio ambiente, resultó más propicio y estimulante que la cordillera o las zonas áridas.

La supervivencia de grupos indígenas casi selváticos que comenzaron a llegar a lo que llamamos actualmente el Tolima, lo hacían con la caza, pesca y con productos agrícolas naturales como tubérculos. Pero cuando comenzaron a desplazarse en las regiones andinas, sólo fue posible con lo que se ha llamado “la colonización del Maíz”, en el segundo milenio A.C. (En el sitio Abra en Zipaquirá se ha encontrado polen de maíz fechado en 1610 A.C). No solo se encontraron con una región diferente a la plana que conocían, sino una zona escalar, con diferentes alturas, (100 metros de diferencia de altura causa 1 grado de más o menos), sol y la estabilidad de las lluvias producían diferentes comportamientos en el maíz. Este desplazamiento vertical comenzó a mostrarles, zonas más propicias para aumentar las cosechas anuales y, además, la productibilidad de la Biomasa animal, como por ejemplo ciervos, zainos o armadillos.

En un terreno tan accidentado con lluvias tan variadas y grandes diferencias de la calidad de los suelos, como una necesidad vital para cada uno de los grupos de indígenas, fue tomar posición de una región favorable y estar dispuestos a defender sus tierras de merodeadores e invasores. La belicosidad de los indígenas que habitaban al territorio del Tolima a la llegada de los españoles, Panches y Pijaos especialmente, que todos los han mostrados como belicosos, indómitos, según algunos antropólogos esta belicosidad se debía especialmente a problemas en las diferencias de productividad agrícola con sus vecinos, importante para su supervivencia. Zonas belicosas con precipitación relativamente baja y con una cosecha anual de maíz, invadían territorios con suelos muy fértiles, con dos y hasta tres cosechas anuales, una frontera militar de 200 mms como lo manifiesta los antropólogos Dolmatoff.

Pero en cierto modo este paso de una horticultura de raíces a una de semillas constituye un paso fundamental en el desarrollo organizacional social de la comunidad, pero para los antropólogos constituye el cambio de una sociedad igualitaria a una sociedad jerárquica. El maíz a diferencia de los tubérculos en esa época se podía producir en mayores cantidades sin mayor esfuerzo, almacenarlo, prepáralo para el consumo o utilizarlo como intercambio comercial. Esto solo eso se podía hacer desde el punto logístico, con un sistema de control más formal, pues se cambiaba un sistema igualitario de reciprocidad a uno redistributivo tanto de los productos de subsistencia como de excedentes, por lo tanto aparece individuos y familias formando grupos administrativos jerarquizados ( depósitos, mercados, tribus, etc..), donde se planifica la repartición y la contribución a este nuevo sistema de especialización ecológica. Cuando el producto fue mayor y sus usuarios, solo se pudo controlar con la religión, como sucedió en las civilizaciones Mesoamericanas y el altiplano andino, la planificación de la agricultura con base en un calendario aprobado por la religión dio excelentes resultados como; fechas propicias de cultivo, cosecha y distribución de los productos agrícolas, etc. El terror al castigo severo de los dioses, controlaba el desacato a esta organización.

El área de influencia de una agricultura primaria basada en el maíz en el Tolima solo se suscribía a las zonas aluviales de los ríos y a los pequeños valles andinos, no se tenía necesidad de una agricultura masiva, ya que el número de indígenas que la poblaba estaba en transición entre razas nómadas a razas sedentarias, que fueron lo que formaron en otras partes del mundo las grandes civilizaciones. El esquema general mundial es; la agricultura tuvo como consecuencia la formación de las primeras grandes ciudades del mundo, y el excedente de esto la cultura. Pero en el Tolima prehispánico esto no sucedió, por ser grupos no muy numerosos, aislados, podían sobrevivir a duras penas, con los productos de la tierra, la caza y pesca.

Se ha descubierto que eran sociedades creadas en ecosistemas simplificados cuya base principal era el maíz, complementando su régimen alimenticio con yuca- fríjol - ahuyama, y con numerosas frutas tropicales, Panches: “...maíz, frutas...” (Simón III pág 42), “... guamas, aguacates...” (Simón II pág. 217), Pijaos: “... maíz, yuca, batatas, abiamas y otras raíces y legumbres, que ellos acostumbran comer... “ (Aguado,1930, III, pags 346-347.), “ .... maíz, turmas ñames, y raíces de apios, guayabas, curas, y otras frutas de la tierra..” (Aguado, 1930, II, pág 14; Cf. Simón V pág. 283), “.. maíz, arracachas y hochubas...” (Simón, V pág. 283); “... el maíz que es común mantenimiento de estas tierras... “(Simón, III , págs 115-116), y el faltante vitamínico de las proteínas lo tomaban en el “canibalismos”, lo cual para la civilización cristiana occidental es terrible. No solo le usaban como alimento proteico, sino espiritual. Esto no nos debe asustar, ya que en casos aislados en el siglo XX, como una necesidad extrema, fue utilizado por personas civilizadas, como fueron los accidentados aéreos, en los Andes en Chile, caso muy documentado. Aunque el cacao es Amazónico, no se encuentran reseñas como en los Aztecas donde este alimento se usaba como dinero, y el producto solo era ofrecido al Montezuma.

 

1550-1880

Una sociedad de subsistencia de alimentos, sin grandes excedentes de productos, no tan bucólico como algunos historiadores quieren mostrar realmente no era el edén terrenal que los Españoles encontraron, no es sino ir a la selva, y ver que la supervivencia no es fácil, puede haber abundancia de cosas, pero recogerlo y alimentar con esto a numerosas personas no es cosa fácil. En 1552 Francisco López de Gómara sintetiza en el siguiente escrito las diferencias fundamentales, en cuanto a la civilización material que distinguían al Nuevo Mundo del Viejo: "Carecían [los amerindios] de bestias de carga y leche, cosas tan provechosas como necesarias para la vida; y así, estimaron mucho el queso, maravillados de que la leche se cuajase. De la lana no se maravillaron tanto, pareciéndoles algodón. Espantáronse de los caballos y toros: quieren mucho los puercos, por la carne; bendicen las bestias porque los relevan de carga, y ciertamente les viene dellas gran bien y descanso, porque antes ellos eran las bestias" (Gómara: Vedia, 1946, 1, 452).

Con este sistema de subsistencia, llegan los españoles, aunque habidos de oro se tienen que alimentar. Los primeros que llegaron tenían el espíritu de aventureros, su hambre física se amortiguaba con su sed de oro: . “El conquistador español no se dedicó personalmente, con su familia, hacha en mano, a tumbar montaña para abrir tierras y sembrar maíz, papa o trigo. Buscaba oro, mando y tierras como signo del poder político, que explotaba con mano de obra indígena o esclava. Buscaba oro, mando y tierras como signo del poder político, que explotaba con mano de obra indígena o esclava. El Rey de España premiaba a los conquistadores otorgándoles el dominio de regiones inmensas y concediéndoles mercedes de tierra bajo la condición de trabajarla y vivir en ella. Era la llamada "regla de morada y labor", que jurídicamente era una condición resolutoria para adquirir de modo permanente la propiedad. Por ello fue establecida la figura de la "confirmación", que era la ratificación por el Rey de cada concesión de tierras, al haber transcurrido el tiempo de ley y probado la explotación económica de la tierra. Esto nunca se cumplió en la Colonia ni en la República Naturalmente, en los pueblos fundados en el período colonial, también había españoles pobres que vinieron como tropa o en funciones subalterna y bajas”

Pero a poco como fue terminando esta ilusión del oro, se dieron cuenta que muchos no podían volver a su tierra derrotados y sin dinero, y que se tenían que adaptar a la realidad, o volver como muchos lo hicieron, al no soportar el nuevo régimen no solo económico sino alimenticio, añorando su tierra, regresan a España derrotados. “Fue al principio muy difícil vencer la repugnancia de los peninsulares para aceptar los alimentos americanos (yuca, maíz, verduras), que les parecían insípidos “(Anglería, 1944, 43, 107-108; Cobo, 1956, 1, xii: 165),”..y aun abominables” (Garcilaso, 1945, II, 189).

Los que se quedaron comenzaron a acomodarse en los nuevos reinos, pero trayendo costumbres alimenticias de su país de origen, pero por el transporte costoso y lento, tuvieron necesidad de experimentar y traer las semillas de sus productos más apetecidos, como fue el trigo y la vid, fundamental para su dieta de pan y vino, más los animales domésticos. Los productos agricolas al encontrase en nuevas tierras, luz solar, lluvias abundantes, diferentes climas se expandieron rápidamente como fue el Plátano (Banano: El plátano (Banano) originario de Asia algunos cronistas aseguran que existía en America:” En cuanto al valle del Magdalena, el iniciador fue el cronista Simón (Simón, I953, II 118; VI, 46), seguido por otros (Groot, 1889, I, 77; Triana, M., 1912, 35). “ (2)), la caña de azúcar etc. En el siglo 17, Bernabé Cobo no sabe qué admirar más, si la iniciativa española y el interés de introducir plantas y animales a América, o la facilidad y rapidez con que unas y otros se habían difundido por las favorables condiciones ambientales (Cebo, 1891, 11, 343-344; -----, 1956, I, 375-379).

El nivel de la producción agropecuaria e industrial era bajo, a pesar de las buenas condiciones naturales. Los españoles empezaron a traer todos los elementos de cultura material a que estaban acostumbrados: trigo, aceite, ganados etc "Los conquistadores y los colonizadores fueron animales de costumbres, como cualquier humano. Como animales de costumbres, para irrumpir en nuestras costas, se pertrecharon con alimentos, con caballos y cerdos, con armas y herramientas indispensables para la compostura de sus embarcaciones y de sus armas. En nuestras tierras, los dichos animales de costumbres no podían conformarse con sólo sus frutos (fréjol, papas, quinua, camotes, aguacates, guabas, guayabas, capulíes, maíz y sus variedades). Les era urgente necesidad la de paladear los alimentos elaborados con trigo, cebada, hortalizas, especies, y en consecuencia, por dicha necesidad vegetativa se vieron forzados a introducir las primeras semillas de dichas plantas. Entregadas las semillas a los indios, éstos se encargaron de los ensayos de cultivo y de su difusión; con su trabajo fue posible la aclimatación de tales plantas; para sí poco o nada cultivaron; Porque carecían de tierras propias y el producto de las que tenían era arrebatado por el encomendero, por el teniente, por el corregidor, por el cura doctrinero o por cualquier ladrón colonizador. Si por atender a sus necesidades trajeron. semillas, ¿cuál fue el bien concedido a la población aborigen si mientras nuevas semillas llegaban mayores eran los sacrificios que se le imponía para su trabajo en lugares de diversos climas, ausente de su hogar por largo tiempo y separada por grandes distancias? En las mismas ordenanzas de cabildos, de virreyes y de reyes, al tenor de las reproducidas en páginas anteriores, se determinaba el maíz como fruto vegetal de consumo, la coca como estupefaciente, y los demás productos de la tierra ¿quiénes los consumían?" (Pérez, A. R., 1947, 369-370; 369-373).

El auge minero comienza a tener efecto una vez que los españoles, se dan cuenta que en la superficie ya no se encuentra más este metal, y tienen la necesidad de buscarlo, en las profundidades de la tierra, surgen ciudades mineras en Colombia, y en el Tolima por excelencia fueron Ibagué y Mariquita. Los lugares escogidos tenían agua, bosques, pastos y sobretodo indígenas. (Pero censos realizados por varias visitas oficiales a Ibagué y Mariquita encontraron 3.000 y 2000 indígenas respectivamente entre 1558-1584) En el caso de Ibagué existía un interés suplementario no solo servía como etapa intermedia en el recién descubierto camino a Cartago, a través de la selva del Quindío, según la Audiencia la región estaba ” ... muy cerca de donde son las minas que al presente este Reino trata.. Pidióse por parte de esta ciudad que fuese a poblar, así por lo que convenía al sustento y la seguridad de dichas minas, como por la mucha gente que ente Reino había perdida...” (documentos Inéditos para la historia de Colombia, Friede Juan X 333) Ciudades formadas por mineros gente especialmente aventurera, y por consiguiente numerosos españoles, con necesidades alimenticias. La belicosidad de los Pijaos siglo 16 y 17, el transporte de estos productos básicos, de otras latitudes, eran difíciles de proveer en estas circunstancias, y es así que alrededor de Ibagué se comienza a cultivar el trigo “A principios del siglo XVII se daba trigo en la Cordillera Central, al oeste de Mariquita (Simón, 1953, IV, 59). La Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá en un acuerdo de 28 de mayo de 1557 nombró a Asensio de Salinas Loyola para pacificar los indios rebelados, que habían asaltado a la recién fundada Ibagué (1550), haciendo guerra a sus moradores, "quebrándoles los molinos e talándoles los panes" (Ortega Ricaurte, 1952, 3537). O sea que en el primitivo asiento de la ciudad, más o menos donde ahora está Cajamarca, se cultivó trigo. En 1602, los Pijaos volvieron a asaltar esa localidad, llamada La Mesa de Ibagué, destruyendo las casas de trigo (graneros?) y quemando más de 500 fanegas de grano (Ibid., 1949, 5-6; 6-7; 14-15; 90; 89-92).

Se tiene reseña además del cultivo de la caña de azúcar y Plátano. Hacia 1590 o 1592, los pijaos de las cercanías de Ibagué asaltaron esta ciudad, y en sus vecindades existía un trapiche, "robando mucha azúcar y todo lo que en él hallaron" (Simón, 1953, VIII, 238). “En jurisdicción de esa ciudad se producía regular cantidad de miel y azúcar (Ibid., IV, 45; Serra, 1956, I, 111-112).

El 9 de agosto de 1603, en una campaña de españoles contra los picaos rebelados de Amoyá, se hizo una tala de sementeras de éstos, que incluyó "caña dulce", "lo cual hizo arrancar y cortar Sin dejar cosa en pie" (Ortega Ricaurte, 1949, 283). “Había trapiches en muchos puntos del valle del Magdalena, arriba de Honda, como en el río Chimpalo” (Serra, 1956, I, 90, 393). “Entre el 9 y el 12 de agosto de 1603, soldados españoles con indios "amigos", hallándose en Amoyá, pueblo pijao de la cuenca del Saldaña, valle del Magdalena, recorrieron los alrededores talando y esquilmando las rozas de yuca, arracacha, plátanos y caña de azúcar de los indígenas rebelados” (Ortega Ricaurte, 1949, 283). Hubo relación entre el cultivo de la caña y el de otras plantas, por cuanto los trabajadores y propietarios de ingenios y trapiches no podían subsistir sin alimentos suministrados por diversas especies (plátano, yuca, etc.), el plátano se requería para el empaque de la panela etc..

Los cítricos complementaban no solo la dieta alimenticia, sino la salud como las naranjas y limones fueron cultivados. El limón fue unos de los cítricos rápidamente de arraigo: “A mediados del siglo XVIII un viajero vio limonares en varios puntos del valle del Magdalena, al sur de Honda (Serra, 1956, I, 103, 105, 109, 114) sutiles cerca a Venadillo (Ibid., I, 395)”(2) Las naranjas “A principios del siglo siguiente, había naranjas en Tocaima (Simón, 1953, 111, 256); en Mariquita agrios en general (Ibid., IV, 60).

Algunos otros productos fueron traídos de otras regiones como el garbanzo y las habas, de los cuales se tienen reseñas históricas: El garbanzo el clima templado le es favorable, no se tiene certeza de cultivos en gran escala en el Tolima, pero si su consumo: “De Santa Fe se enviaban a las minas de Mariquita (Simón, vol. cit., 68), y aun a Cartagena (Ibid., IX, 202; Zamora (1701), 1945, I, 154; Oviedo, 1930, 49, 50).”(2) El consumo de habas era muy extendido:” El consumo era común y corriente en los climas templados del Nuevo Reino (Oviedo, 1930, 50; Holton, 1857, 150).” .

Todos se producía en pequeños terrenos, es lo que se denomina actualmente productos para-coger, limitada a su producción y consumo llenando las necesidades locales.

El arroz y el algodón cultivos importantes actualmente en el Tolima, fueron cultivados en pequeña escala en el Tolima. En 1580 Pedro Simón hace la primera alusión sobre la siembra del arroz en el valle del Río Magdalena en el Tolima, donde crece con el maíz, prueba que ésta era una costumbre antigua: “ En Mariquita ... arroz, que se dé maravillosamente y sin los trabajos que cuesta de criarlo en el reino de Murcia y Valencia, en España, pues solo lo siembran con el trigo y sin beneficios ni ruego, crece y se sazona hasta cogerlo”. Que vivieran desnudas algunas tribus, no quiere decir que no tenían el algodón, podían estar dándole otros usos, como producto de intercambio con tribunas mas especializadas como los chibchas. Los cronistas hacen reseñas del algodón : “Los mismos pijaos cultivaban algodón “ (Aguedo, 1916, I, 653), “Se ha dicho que cortaban el hiero con un hilo de algodón y arena”. (Simón , 1953, IX, 67). “El vestido usado por todo en Honda y en la Plata era de algodón”. (IBID, 83, 119). En las guerras para someter a las indómitas tribus del Magdalena usaban el algodón. López de Galarza cuando vino a Ibagué, usaba armaduras de hierro y algodón.

Las grandes extensiones de tierra en el valle del magdalena y la meseta de Ibagué hoy altamente productivas, en ese tiempo eran casi desiertas, con pequeñas vegetaciones como oasis en esas extensiones y con abundancia de naturaleza en las riberas de los ríos. Al término de las guerras indígenas especialmente con los Pijaos, en el segundo decenio del siglo XVII, las regiones planas de alto magdalena se convirtieron en grandes dehesas de ganado cimarrón, que abastecían los altiplanos de Santa Fe y Popayán. Mas tarde por ausencia de mano de obra la mayoría de las tierras tolimenses se transforman en grandes estancias, las llamadas “haciendas”, estancias donde el ganado fue controlado y relegado a un espacio determinado. Debemos recordar que hasta finales del siglo 19, no fueron pobladas las cordillera central y oriental, solo existían antes de esto, asentamientos en los llanos del alto Magdalena, en sitios mineros y en las orillas de los caminos que unían a Bogotá con el Occidente, y sur de Colombia. El Tolima no contaba en esa época con los valles verdes que vemos en los Distritos de Riego de Uso-Coello, Río-Recio y en la meseta de Ibagué.

La agricultura en Colombia está muy ligada a la tenencia de la tierra, la lucha por productos de subsistencia contra productos de exportación a grande escala no es nueva, es la lucha del minifundio contra el latifundio, abundancia y escasez de la mano de obra determina los giros y los conflictos sociales que estallaron en los siglos 19 y 20 y actualmente.

Las guerras civiles que aislaron al país en la primera mitad del siglo 19 acabaron con muchos cítricos que necesitaban cuidado y manejo: Un viajero se quejaba de no haber hallado un naranjo entre Ibagué y Roldanillo, y en esta última localidad, sólo unos pocos pies en la casa de Ramón González, no obstante las buenas condiciones naturales de la región para ese cultivo (Holton, 1857, 403).(2)


SIGLO XIX

El siglo 19 giró en transformar la agricultura en Colombia, de un agricultura de subsistencia a una agricultura de gran cultivo, cuyo excedentes vinieron a formar la base de la Industria, y el poder Financiero de Colombia. Tolima perdió su rumbo de llegar al siglo XXI sin problemas económicos y sociales, cuando sus productos agrícolas como el Tabaco, añil y la quina en el siglo XIX, y el café en el siglo XX fueron impulsados al comercio exterior, y tuvieron excedentes copiosos, pero fueron despilfarrados o invertidos en otros sitios del País, no dándole al Tolima la base para su desarrollo Industrial, como si paso en otros sitios como en Antioquia, esto es lo que he llamado “El Tolima en la encrucijada de la agricultura


Tabaco: La insurrección de los Comuneros muestra como el tabaco limitaba y reprimía la expansión de la agricultura colonial. El monopolio del estado del tabaco prevaleció en toda la colonia hasta que el gobierno declaró libro su cultivo, pagando un impuesto (ley de 23 de mayo 1848), pero en 1850 (ley del 16 de mayo de 1850) abolió este cobro a las siembras por instancias de Manuel Murillo Toro.

La gran transformación de la economía nacional, y especialmente del Tolima, con el tabaco, ha sido analizada por don Miguel Samper, en estos párrafos de arrebatado entusiasmo y de inefable alborozo: “ La extinción del monopolio del Tabaco desarrolló la productividad de los antiguos distritos de siembras, especialmente Ambalema y los adyacentes, y fue tan vigorosa y rápida acción, que en seis años se verificó una labor gigantesca equivalente por sí sola, para estas comarcas a la de los tres siglos anteriores. Los hechos que se presenciaron en esa época, tienen mucha analogía con los que produjo en California, el descubrimiento de los placeres del oro. El movimiento que se verificó en Ambalema y sus contornos fue tan rápido como vigoroso y vivificante, sin que bastara en detenerlo dos revoluciones, hasta que empezó esta lucha gigantesca de 186, que dejará en nuestra historia una huella más honda que la de todos los procedentes. Los brazos que el monopolio del Tabaco empleaba para su cultivo fueron desde luego insuficientes para la tarea de la libertad, y una gran corriente de jornaleros y trabajadores de toda clase y de toda categoría, partió de las faldas y mesas de la cordillera hacia las vegas del alto Magdalena y sus afluentes”.

El hacha y la azada resonaron en todas las selvas y pantanos se desecaron: los caneyes, las habitaciones, las plantaciones del tabaco y de toda clase de frutos se veían a brotar en cada estación de siembras; las factorías se levantaban y se llenaban de obreros de ambos sexos; las tiendas y buhoneros se multiplicaban; todo era movimiento, acción, progreso y trabajo. “

De acuerdo con don Miguel Samper, la libertad del cultivo del tabaco produjo los siguientes hechos: “ La presencia de un número tan considerable de trabajadores, que tenían medios y hambre atrasada de consumir, estimuló la actividad de todos los servicios, la fecundidad de todas las capitales, la aptitud productiva de todas las tierras, no sólo en el teatro mismo de los sucesos, sino en toda la comarca que sentía el vacío dejado por la emigración y la demanda activa de todo cuanto podía satisfacer las nuevas y crecientes necesidades. Bogotá, su sabana, y los demás pueblos circunvecinos sintieron pronto los efectos de este movimiento, y no quedó clase social que no se aprovecha de ellos. El propietario de la tierra vio elevarse los arriendos; el capitalista no tuvo bastante dinero para colocar; el joven pisaverde halló nuevos escritorios y colocaciones; el artesano tuvo que calzar, vestir y aperar al cosechero enriquecido; y el agricultor completa con carnes abundantes, papas, queso y legumbres, el apetito del nuevo sibarita que pocos antes tenían de sobra con el plátano y el bagre”.

La cronología del producto fue:

1854-1855

Ascenso e iniciación del cultivo

1868-1869

La mayor exportación del Tabaco

1875-1876

Crisis en la explotación

1877-1888

La explotación vuelve a coger nivel

 

Pero de cae definitivamente

Las causas de la caída del mercado internacional fueron: Perdida de calidad, competencia en el mercado Alemán, principal comprador, por entrada de otros productores más favorables especialmente de Asia.

Las principales conclusiones económicas sobre el cautivo del Tabaco son expresadas por William Paul McGreevey en su “ Historia económica de Colombia 1845- 1930”: “El cultivo de tabaco para la exportación tuvo lugar bajo condiciones naturales y técnicas que generaron una distribución del ingreso caracterizada por elevadas rentas y bajos salarios: una concentración de poder en manos de los propietarios de plantaciones: y una rígida estratificación social de dos clases con mucha movilidad El resultado fue un alto coeficiente de importaciones. Compuesto en su mayor parte por bienes suntuarios. Es más, no hubo en este caso un desarrollo apreciable de la capacitación de la fuerza laboral o de la inversión en capital humano; las mejoras en el sistema de transporte no afecto a las ciudades del interior; no hubo ligaduras de índole técnica con el sector exportador que permitiera el desarrollo de la producción doméstica; y el avance industrial doméstico fue desalentado por la posibilidad de importar manufacturas extranjeras, surgida a raíz del incremento en los ingresos de exportaciones. En síntesis la industria tabacalera de exportación se desarrollo bajo condiciones perjudiciales para el crecimiento económico sostenido, es decir generó condiciones incompatibles con el desarrollo


La Quina: Aunque la mayor parte de la quina se encontraba en las selvas de Caquetá y Amazonas, fue también un producto del Tolima como lo expresa Camacho Roldán “.. y el Tolima también se han descubierto grandes bosques de quina ciprea ”.En bosques muy alejados de los núcleos poblacionales de la época.

Esta explotación no es propiamente industria agrícola sino industria extractiva y produjo históricamente en el Tolima no solo un producto para exportar, sino un vehículo de desplazamiento de la gente de las altiplanicies a las vertientes de los ríos.

El ciclo económico de este producto fue:

1854-1856

Comienza la exportación

1880-1881

La mayor exportación.

1882

Baja los precios y decae la exportación

Añil: Con la idea de que este producto podía remplazar al Tabaco, acudieron en tropel hombres de buena voluntad, empresarios enérgicos y capitales cuantiosos. En poco tiempo se crearon miles de plantaciones y estanques.

En Junio de 1878 Camacho Roldán declara: “ En 1867 aparecieron alentadores ensayos de exportación de añil, y entre 1869 y 1870 más de 350 establecimientos de producción de este producto surgieron como por encanto, no solo en los Estados de Tolima y Cundinamarca , sino todos los otros siete estados de la unión “.

Pero este cultivo tuvo muchos inconvenientes como: Falta de capitales amplios, abonos, riego, procesamiento inadecuado, número de jornaleros disponibles muy poco para su proceso. Con dos mercados disponibles Inglaterra y Francia, decayó su cultivo porqué fue difícil su competencia en precios en los mercados internacionales, una vez las Indias Orientales entraron nuevamente al mercado.

 

SIGLO XX

El comienzo del siglo XX está enmarcado en el periodo comprendido entre 1886 y 1922, como una época de transición durante la cual tomo cuerpo las condiciones económicas, sociales y políticas –institucionales que encausaron al país por el sendero de la modernización capitalista.

Alejandro López en la década de los años 30 del siglo XX, en sus escritos escogidos, publicados por la Biblioteca Básica de Colombia se manifestaba respecto al Tolima de esta manera: “ El caso del Tolima es típico dentro de lo que pretendo desarrollar: Mirad esas grandes extensiones de tierra cubiertas de pastos naturales y en parte artificiales, en donde la vista se pierde sin encontrar una choza; donde en las pequeñas poblaciones se hacinan unos cuantos vaqueros y los negociantes que les venden algunos productos, están como puestos en medio de la sabana sin la huerta que es tan familiar a los antioqueños; las gentes parecen estatuas de desidia y abandono, incapaz de esfuerzo serio, pero son leones en la guerra, capaces de dar un esfuerzo sostenido durante días, conservando una reserva vital capaz de llevar una carga que les daría con el tiempo; armas y municiones para seguir luchando sin siquiera preguntar en que irá a parar tanto sacrificio. Esas tierras no podrán ser muy feraces, aunque si lo son más que las de Bélgica – que acabo de contemplar desde un aeroplano, tan divididas como un picadillo de papeles de diversos colores – son secas, pero las atraviesan grandes corrientes de agua; son deshabitadas, pero podrían contener millones de habitantes; que trabajarían pajonales propios; si fuera posible fraccionar los grandes latifundios. Esas tierras tolimenses tienen una ventaja que pocas regiones poseen en Colombia. Una posición central; en medio de la zona más poblada de Colombia, con ríos navegables, ferrocarriles y caminos como ninguna otra; con muchos mercados fáciles para todo producto en todos los ocho sentidos de la Rosa Náutica “.

Para el Tolima son cuatro productos principales, que por su producción a gran escala, son enmarcados esenciales en la situación social-económico del departamento en este lapso de tiempo: Café, Arroz, Algodón, sorgo.

Café: La introducción del café en el Tolima, inicialmente en forma experimental, fue realizada en el siglo XIX “ Hacia el año 1818 fue plantado un cafeto en la plaza de Ibagué, por orden del general Nariño, en conmemoración de la Independencia. La planta fue llevada al Tolima de Cundinamarca y se propago primero aisladamente en el Seminario de Ibagué, posteriormente en 1869 se cultivó en escala comercial, por don Cesáreo Rocha Castillo, en Chaparral. A fines del siglo XIX se establecen plantaciones en Fresno y Líbano, provenientes de cafetos llevados de Antioquia”. (FNC, MCC, Bogotá, 1958, pág.15-16)

No solo fue durante el siglo XX el motor de desarrollo de Colombia sino del Tolima. La expansión a finales del siglo XIX y comienzos del XX, tuvo dos tendencias: la primera, fruto de la colonización antioqueña; con producción de pequeñas parcelas, situadas en las estribaciones de la cordillera central, y la otra, la de las grandes haciendas en las estribaciones de la cordillera oriental, con inclinaciones al capitalismo.

Tolima alcanzó el tercer lugar de producción nacional en la segunda década del siglo 19, 1923-1932, debido fundamentalmente a la colonización Antioqueña, un aumento de 150 %,.

La producción cafetera produjo las siguientes consecuencias:

  • Acumulación de dinero que produjo especialmente en Antioquia, la inversión base para su industrialización. Esto no sucedió en el Tolima.

  • Integración de un amplio sector de la población campesina, desplazo las actividades de subsistencia a una economía monetaria.

  • Aumento de la red ferroviaria, como una necesidad para la exportación.

  • Crecimiento de los bienes de capital, oficios afines al café y fuerza de trabajo.

  • Formación de nuevos grupos sociales y tenencia de tierra.

  • Ingresos ordinarios considerables para el sostenimiento y desarrollo social económico del estado.

Ente 1880 y 1990 Casi el 45% del PIB del Tolima estaba representado por la agricultura, y de este el 75% era de productos de alta vulnerabilidad como el Café, Arroz, Algodón, sorgo. Por eso la económica Tolima es muy sensible a la caída de estos productos, cuya consecuencia es la crisis económica al terminar el siglo XX y comenzar el siglo XXI.

Arroz: En los últimos cuarentas años el arroz ha llegado a sustituir el maíz, es un elemento básico en la base de la alimentación Colombiana y Tolimense, la fluctuación de su precio repercute seriamente en la canasta familiar. El departamento Nacional de Planeación en el año 1972, realizó un estudio sobre el aporte de calorías de este producto en la dieta colombiana y encontró que era la segunda fuente de proteínas después de la carne, o sea el 12.7% de proteína consumida o 6.3 gramos / día. Desde 1960 el país es autosuficiente. Ocupa el segundo lugar de los productos cultivados después del Café.

Tolima comenzó cultivarlo desde la conquista en pequeñas cantidades, pero en forma industrial en los años 50, en la meseta de Ibagué, en los Distritos de Riego de Uso-Coello y Río-Recio, cuando contaron con suficiente agua para hacerlo. Realmente el Tolima ha sido líder en su producción, no-solo en su cultivo sino en su Industrialización. El nivel de mecanización (tractores) en 1975 sobre las hectáreas cultivadas, en el Tolima, estaba al nivel de la Unión soviética, Australia y Norteamérica.

En 1975 ocupaba el quinto puesto en la producción de arroz mundial sin incluir Asia, pero sin este estaba en la posición décima. Hay dos efectos indirectos sobre el empleo como consecuencia de la producción del arroz. Efecto multiplicador en virtud del aumento de los ingresos de los arroceros, crece sus demandas por bienes y servicios no agrícolas.

  • Si el precio es bajo para los consumidores urbanos, se atenúa la presión sobre el aumento de salarios en el sector industrial. Disminuye los costos por concepto de mano de obra con relación a otros insumos y en consecuencia estimula la demanda de mano de obra en el sector industrial:

Algodón: El algodón como producto industrial comenzó a ser importante para el Tolima en 1933, cuando se fundó la “Estación Agrícola de Armero” donde se comenzó la investigación de adaptar al suelo tolimense variedades como Foster, Vergara y Lengupa La Asamblea departamental del Tolima en 1936, para impulsar el cultivo emitió una ordenanza donde lo reglamentaba. En un inventario en 1937 se encontró que existían 50 tractores para el manejo del algodón. A partir de 1960, se abasteció el mercado colombiano.

En el Tolima este cultivo ha tenido altibajos debido a esto principalmente:

  • Caída de precios.

  • Quiebras.

  • Altos costos de producción.

  • Demanda interna disminuida, por contrabando de telas.

  • Calidad del producto.

  • Reducción de créditos

Sorgo: En orden de hectáreas sembradas, ocupa el tercer lugar en el Tolima, después del café y arroz y adelante del algodón. Por toneladas de producción es el segundo producto agrícola después del arroz.

Hacia 1957 era casi desconocido para los Colombianos, pues apenas se cultivaba el sorgo blanco(comúnmente llamado millo blanco) en regiones santandereanas en la costa Atlántica, donde es usado directamente en forma de alegrías (grano tostado al cual se le agrega panela)

En 1963 se comienza a cultivar el sorgo en el Tolima. En 1975 se constituyó como el primer departamento cultivador del sorgo, con un 35 % del área sembrada nacional. Las áreas de mayor rendimiento y producción están en la Meseta de Ibagué.

Como producto agrícola ha tenido altibajos en su cultivo por lo siguiente:

  • Importación de sorgo Venezolano muy competitivo en precio.

  • Costos de producción elevados.

  • Deterioro de la rentabilidad.

  • Lento crecimiento de precio, no acorde con la inflación.

  • Disminución del área cultivada.

  • Restricción de créditos y altas tasas de interés

Productos agrícolas diferentes a estos cuatro son numerosos en el Tolima, por la gran variedad de pisos térmicos, y la fecundidad de la tierra: Plátano, ajonjolí, maíz, caña panelera, cacao, papa, yuca, soya arracacha, tabaco, fríjol, maní, frutas, legumbres y hortalizas etc.

Algunos productos exóticos se han tratado de aclimatar como la pimienta, canela, azafrán, mangostino etc. Actualmente el cultivo de la pimienta y canela en el Tolima es exótico, pero estos fueron cultivados en Mariquita “ Se atribuye la introducción de la pimienta a Colombia, al señor Edward Nichollas, súbdito inglés de la isla Dominica, antiguo empleado de la compañía minera Malpaso Minning Co., de Mariquita, Tolima, por 1926 (Patiño, 1946, 119-120;----- 1947, 22). El señor Ricardo Galvis, de la misma ciudad, dice haber introducido diez años después otras dos matas, desde Trinidad. Estos datos no han podido confirmarse de modo fehaciente. Ello es que de Mariquita fue llevada la pimienta después de 1940 a la Estación Agrícola de Palmira; pero se perdió, no sin que de allí se llevaran unas matas en 1945 a la Estación Agro-forestal del Calima, donde fueron plantadas el 12 de octubre de ese año. Aquí también se perdieron las matas, después de haber producido, pues el 18 de diciembre de 1951 había un pie en plena fructificación (Patiño, Mss.) ... Otra introducción (canela) se debería al mismo señor Nichollas que trajo la pimienta a Mariquita, y hacia la misma época que ésta (Patiño, 1946, 119-120). Uno o varios arbolitos fueron transferidos por Nichollas al señor Ricardo Galvis, quien propagó la especie y vendió pies al gobierno y a los particulares. El señor Galvis dice que un sólo arbolito que obtuvo empezó a fructificar en 1931, y que en 10 años logró de él más de 80.000 plantitas

El azafrán También se envió semilla a la Estación Agrícola de Palmira. Se ignora cómo llegó a Ibagué “ (Patiño, 1952, 73-74). En la Granja de Armero se cultivaron por entonces algunas variedades.

El súbdito inglés T. P. Sharman, director que fue de la mina de Malpaso, cerca a Mariquita, introdujo el mangostán allí hacia 1896 “ (Patiño, 1946, 118, 119, Crease, 1952, carta al autor). “Contra todo lo que dicen los manuales de fructificultura en relación con las exigencias del mangostán en cuanto a nivel freático, este árbol se adaptó en las lomas secas de Malpaso, como lo pudo comprobar quien escribe durante los días 16 y 17 de enero de 1952, en un viaje por esa región. En épocas de cosecha, que aunque no parecen ser muy definidas, predominan hacia el mes de marzo, se suele vender la fruta en el mercado de Mariquita. Hay también varios ejemplares en solares de esa ciudad”.

 

Siglo XXI

La agricultura del Tolima no pudo resolver sus problemas externos en estos últimos dos siglos, y hoy con los avances de la ciencia tiene otro un gran problema para resolver: Seguir fomentando una agricultura, natural, con poco rendimiento, suscrito a un mercado local competitivo duramente en costos, a un mercado Internacional, con la posibilidad de quedar aislado, sin competitividad, y cuyas consecuencias será poblaciones marginadas al progreso y pobres, o una agricultura globalizada altamente especializada, con semillas agrícolas manipuladas genéticamente de alta producción, (para algunos peligrosas para la salud), competitivas en todos los mercados mundiales por precio, calidad y producción, que le dará a la comunidad pobre del país el campesinado el salto del siglo 18 al siglo 21, sacándolo de producir la coca, que solo le ha dado problemas, y no bienestar.

En un reciente estudio del Banco de la República, denominado “Evolución histórica de la Industria en el Tolima” donde su relación es muy estrecha con la agricultura, indica que “ entre 1980 y 2002, el alto de costos de la tierra; apertura económica; deterioro de la rentabilidad en la mayoría de cultivos; importaciones de productos alimenticios como maíz, arroz y algodón; y la caída de los precios internacionales de los productos agrícolas, la elevación de los costos de producción, entre los que se destaca los arrendamientos, la reevaluación del peso y las alteraciones climáticas entre otras” dice el emisor, produjo la caída en su participación del PIB regional medio entre 1980-1989 del 42.1%, al 31.4 % en 2001, derivando esto una caída en el área cultivable del 14.5 % casi 100.000 Ha menos. Durante los siglos 19 y 20 se lucho en el Tolima, para que sus productos que se cultivaba en sus tierras fuera un soporte para un desarrollo por lo menos Agroindustrial, pero por muchas circunstancias no lo ha sido.

Las estadísticas del Banco Mundial muestran que de los 6.237 millones de personas que pueblan la tierra, 3.257 millones viven en zonas rurales. Del total, 1.100 millones viven con menos de un dólar diario y no pueden cubrir sus necesidades básicas, y de ellos, 850 millones residen en zonas rurales y dependen de la agricultura para sobrevivir. Según la FAO, en la mayoría de los países pobres la agricultura representa de 50% a 80% del empleo. De acuerdo al último censo (2006) nacional, en la parte rural del Tolima viven actualmente 424.615 habitantes, una tercera parte de los habitantes del Tolima.

Lo que digo sobre el Tolima en una forma regional, lo confirma el Informe 15 del desarrollo humano 2005, un estudio de las Naciones Unidas llamando a este fenómeno, “la maldición de las materias primas”. Este informe señala que los países latinoamericanos se están quedando atrás porque depende demasiado de las exportaciones de materias primas, en lugar de desarrollar productos mas sofisticados, y que tengan un valor agregado alto, que son mucho más lucrativos en la economía del conocimiento del siglo XXI.

“Cuando se trata del desarrollo humano, algunas exportaciones son mejores que otras. La riqueza generada mediante las exportaciones de petróleo y los minerales puede ser mala para el crecimiento, mala para la democracia y mala para el desarrollo”, dice el informe del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD). Los 34 mayores exportadores de petróleo del mundo en desarrollo viven en la pobreza absoluta, y dos terceras de estos países no son democráticos, señala el informe.

Los países latinoamericanos que venden principalmente productos agrícolas también se están quedando atrás respecto de los países asiáticos, dice el informe. Los asiáticos han hecho esfuerzos en mejorar sus niveles de educación, crear fuerzas de trabajo más calificadas y producir bienes más sofisticados. Todo depende según el informe en la capacidad de vender los productos con mayor valor agregado, donde América latina está perdiendo terreno.

Este informe critica severamente a Estados Unidos y Europa por sus subsidios agrícolas y otras barreras comerciales, que los países latinoamericanos desde hace tiempo han denunciado como factores que limitan su capacidad de exportar y ponen en duda la sinceridad del compromiso de Washington con el libre comercio. Realmente este informe es mucho más crítico del sistema comercial mundial que la mayoría de los organismos financieros incluyendo el Banco Mundial.

Que pasaría si los Estados unidos eliminara sus subsidios?, De acuerdo al informe, América Latina no ganaría su batalla contra la pobreza, no solo porque el comercio agrícola representa en el mundo un 10% , sino que el valor de los productos agrícolas han venido cayendo en las ultimas décadas.

El reporte además dice; “Más de 50 países en desarrollo (en todo el mundo) dependen de la agricultura para por lo menos un cuarto de sus exportaciones. Estos países están en una escalera mecánica descendente” o sea, van para donde sabemos.

Algunos países latinoamericanos están cambiando su estructura de sus exportaciones por ejemplo como México, Brasil pero no lo están haciendo a la rapidez como se necesita, como lo hacen la China o la India.

El reporte hace una proyección sombría: si los países latinoamericanos siguen como están, exportando materia prima o manufacturas de poco valor agregado la región tardara hasta el año 2177 en alcanzar el nivel de desarrollo que países como Estados Unidos tienen hoy. Como conclusión si a nuestras materias primas no le colocamos valor agregado más elevado o no producimos productos más sofisticados, no vale tener o no tener el TLC.

Esto esta sucediendo en el mundo globalizado, analicemos un pequeña parte de todo este rompecabezas que es nuestra región, un parte de este cosmo mundial, sinceramente no podemos meter la cabeza entre un hueco y no ver la realidad

Nuestro departamento se ha caracterizado ser netamente agrícola, pero comparando el PIB del año 1992 y el de 2005, del Tolima , la influencia de la Agricultura regional está representado menos influencia en la economía del departamento, es cierto da empleo, la pregunta es si, es un empleo que da un valor agregado social a sus trabajadores, u oscila entre lo bueno y malo, o es equitativo. El problema se agudizó durante los años de 1998 y 1999, por efectos de la recesión derivada de factores tanto exógenos como endógenos por todos conocidos; sin embargo, en el caso del Tolima el impacto de la recesión fue mucho más severo, toda vez que mientras el Producto Interno Bruto – PIB nacional cayó a tasas negativas de 0.6% y 4.3%, el agregado departamental se desplomó en una proporción mayor: -2.3% y -5.7%. Adicionalmente, la recuperación que se presentó en el 2000 favoreció menos a la región que al país, ya que mientras el PIB nacional creció en 3.1%, la variación del indicador para el Tolima fue de solo 0.9%. En un estudio económico de la ONU de todos los países miembros encontró que los países que tiene su economía principal basada en la agricultura van de “mal a peor”. En la mitad del siglo pasado se pensaba que estos países iban a alimentar a los países Industriales, pero pasó todo lo contrario.

Es importante anotar lo que Planeación del departamento del Tolima en el año 2004 señala sobre el futuro de agricultura los hechos, consecuencia y futuro: “ La producción y productividad del sector agropecuario ha venido deteriorando durante la última década, fenómeno que se evidencia en los indicadores socioeconómicos del campo. Allí el desempleo es más alto, la tasa de analfabetismo llega al 18%, la deserción escolar es del 50%, el desplazamiento los golpea con más rigor, los servicios públicos no cubren en promedio al 70% de la población, las vías de comunicación no permiten un desplazamiento ágil y la conectividad telefónica no llega al 10%". 

Tolima fue durante largos años una despensa agrícola del país.  Su potencialidad en la producción de arroz y algodón era indiscutible a escala nacional, mientras que el café le brindó a los municipios productores la posibilidad de contar con una infraestructura de vías, servicios públicos, escuelas y puestos de salud, que ayudaron a contener durante años el proceso migratorio.    

Los procesos productivos en el Tolima no cuentan con la suficiente investigación, transferencia y adopción de tecnologías apropiadas e innovadoras.  Frente a esto, para modernizar y desarrollar el sector agropecuario es necesaria la construcción de infraestructuras física y social que modernicen y pongan a tono la educación, salud, servicios públicos, transporte, comunicaciones, planes de comercialización, provisión de insumos, crédito y asistencia técnica.  

Se ha dicho con razón que las economías débiles tienen la característica común de promover un esquema atomizado e individualista, que hace más onerosa e ineficiente la estructura productiva y, por lo tanto, las opciones de competir son cada vez más reducidas.   Por el contrario, las economías más sólidas trabajan en encadenamientos, que ayudan a distribuir costos y a elevar los beneficios económicos y tecnológicos.   Tolima tiene la posibilidad de encontrar el éxito en cadenas productivas tan importantes como  las de algodón-textil-fibras-confecciones y arroz-molinera, que ya poseen un avance en su formulación y desarrollo.  Existen otras que tienen potencialidad pero requieren de un mayor compromiso por parte de los eslabones de la cadena, como es el caso de cacao-chocolate, láctea, yuca – carburantes,  avícola, plátano, maíz y sorgo.  

Debemos enfocarnos a producción de alimentos con alta tecnología en espacios rentables y pequeños. Los grandes cultivos por su monopolio en pocas manos, dando salarios sin protección social ni futuro alguno, no son muy halagadores, resultando en mayores desplazamientos de nuestros compatriotas hacia las grandes ciudades, donde van engrosando los cordones de pobreza y marginidad.

No es que la agricultura no sea fundamental para la economía, especialmente para el Tolima, hay regiones como el Espinal que representa como valor de agregado social un 60%, y esto sucede en casi 211 municipios de Colombia, donde el arroz es su principal cultivo. El director del periódico portafolio, expreso en un escrito en el periódico “Siete Días” que mi libro destila odio hacia la agricultura, eso no cierto, lo que siempre he expresado es que con los remantes, valor agregado y bonanzas que ha tenido nuestra agricultura desde el siglo 19, habíamos podido evolucionar hacia una verdadera agroindustria, luego a una industria semipesada, y en este tiempo como lo han hecho los países o regiones industrializados a producir alta tecnología, pero nos aferrarnos en el pasado y presente a la agricultura sin ver otro horizonte. El cambio que realizó Nueva Inglaterra del tabaco a los semiconductores, Colombia lo hizo en vía contraria, hacia los productos ilícitos, cuyas consecuencias ha sido funesto.

El futro de la agricultura en el Tolima depende del rumbo que le demos, o insistir en cultivos altamente competitivos internacionalmente como el arroz o el algodón, o cultivar productos menos competitivos pero de gran aceptación en los mercados extranjeros, en estos hay gran variedad de productos, especialmente maderas y frutales, o dedicarnos a sembrar productos con gran contenido de materias combustibles como la yuca,, la caña de azúcar, la palma africana etc.. El presidente Uribe en unas de las visitas a Ibagué ante los reclamos de los dirigentes especialmente los arroceros, con el TLC les dijo que porque no se ponían a cultivar caña, como si fuera fácil cambiar de cultivos, y especialmente a caña. Las cadenas productivas son muy diferentes, cuantos años se necesitaría implantar esta sustitución, cambiar de mentalidad, no solamente cambiar la mentalidad de arriendo en las zonas calientes del Tolima de casi $1 millón por hectárea a $50.000 que pagan en el valle, donde esta el inversionista de la refinería, etc, mientras tanto que harían los trabajadores, y los cultivadores. Además no nos metamos mentiras, aunque estamos en la misma latitud con el Valle, sus tierras por los cambios temperatura en la noche y día fuertes, son propicias para el cultivo de caña, sino que lo diga el fracaso industrial de la caña a comienzos del siglo pasado en la hacienda “ Pajonales”

Al mirar el PIB y el porcentaje de distribución encontramos que el Tolima conserva su vocación agropecuaria aunque haya decrecido en 1.5 puntos porcentuales desde 1994, cuando presentaba un peso del 31.8%. El sector agropecuario del Tolima tiene un peso del 6 % dentro de la actividad agrícola nacional.

La baja industrialización regional explica en parte el bajo grado de desarrollo de la región, los reducidos niveles de inversión productiva, las elevadas tasas de desempleo que registra la capital tolimense y, en consecuencia, los bajos niveles de ingreso de nuestra población. La industria del Tolima contribuye con el 1.6% del PIB del sector industrial en el país.

Alfonso López Michelsen expresidente de Colombia, decía en un reciente escrito que la parte financiera en la cadena de producción de todos los productos agrícolas tenían muy alto sus interés decía: “ La pregunta no es con qué vamos a competir, sino cómo va­mos a competir, mientras los intere­ses del dinero no respondan al conque sino al cómo

Sin mirar si el TLC es malo o bueno con referencia al Tolima, el cultivo del arroz es altamente sensible en la economía regional especialmente en zonas como Espinal, donde sus ingresos de los hogares descrecerían un 60%, que pasaría al decrecer realmente su actividad? No hay que negar que el valor agregado bruto altamente tecnificado que es el arroz, su participación sea alta. Pero estará ligado nuestro futuro de tolimenses al éxito de la agricultura y no a la Industria y especialmente de los servicios como lo están ejecutando la mayoría de los países industrializados. Tenemos el sector del futuro con altas perspectivas de desarrollo que es el corredor Flandes- Ibagué, cerca del poder político centralista (Bogotá) y cerca de los puertos del pacifico Málaga, Tribugà y Buenaventura, conectados a los países asiáticos que dirigirán a mitad de este siglo el comercio mundial, será agroindustrial, o de servicios con el aeropuerto alterno de Flandes o de alta tecnología que ira cambiando el poder dominante en el PIB del Tolima de la agricultura, sin abandonarla. Esta es realmente una encrucijada, pues el mayor valor agregado en el mundo que se implementa actualmente es el conocimiento.

El éxito de la incursión en los mercados mundiales depende cada vez más de la creación de capacidades industriales. En una economía global basada en conocimientos, la mano de obra barata y las exportaciones de productos básicos o de simples bienes ensamblados no son suficientes para sustentar el aumento en los niveles de vida.

Por lo tanto nos queda dos caminos darle valor agregado alto a nuestros productos agrícolas o ir cambiando paulatinamente sin abandonar la vocación de nuestros antepasados, a producir productos con valor agregado alto. Si seremos capaces de dar esta vuelta o tendremos que esperar hasta el año 2177, como dice el “informe del desarrollo humano” de la ONU, para ver nuestra región con un futuro mejor? ¡Si Vietnam un país más pobre que nosotros pudo evolucionar porque no podemos?. El aumento de las exportaciones de Vietnam fue impulsado por millones de pequeños propietarios. Las reformas económicas comenzaron con la liberalización de los mercados agrícolas: se flexibilizaron las restricciones a las exportaciones de arroz, se levantaron las restricciones a las importaciones de fertilizantes y se ampliaron los derechos sobre la propiedad de la tierra. Gracias al aumento de los precios y la caída de los costos de los insumos, los ingresos de los pequeños propietarios aumentaron rápidamente, así como también los salarios agrícolas, el comercio interno y la demanda local. Vietnam recauda alrededor del 16% del PIB en ingresos fiscales, porcentaje bastante alto para ingresos impositivos, comparable al de un país de ingreso bajo. Como resultado de ello, el gobierno pudo distribuir los beneficios del comercio más ampliamente a través de inversiones en infraestructura social y económica. Esto señala que las pulgas como son los Vietnamitas con miles de agricultores se pueden acomodar mejor que los elefantes pocos dueños de la tierra como nos sucede.

El investigador colombiano Salomón Kalmanovitz en su reciente escrito “Los rendimientos de los factores en la agricultura colombiana”, resalta nuevamente el problema de la tenencia de tierra “ El uso de la tierra es el mismo reducido nivel durante los 50 años de análisis pero cae incluso a final del siglo pasado; su excesiva concentración, su subvaluaciòn para evadir impuestos, el uso apenas entre 3 y 5 millones de hectáreas en agricultura, frente a 37 millones de hectáreas en pastos y malezas, de las cuales 10 millones tiene potencial de uso agrícola, al lado de millones de campesinos sin tierra o desterrados, son el reflejo de la deficiente asignación del factor tierra”

Todo depende de nosotros, cambiar nuestra mentalidad, no sólo ser amantes de la música sino de la técnica, pero necesitamos dirigentes no solo políticos sino privados que tracen la ruta a varios años, no pensando a poco tiempo. Si será que con los que tenemos podemos realizar esta meta.

 

Bibliografía

Aguado Pedro De: Historia de Santa Marta y Nievo Reino de Granada, 3 Volúmenes, Espasa Calpe, 1930, Madrid, España.

Colmenares Germán La economía y la sociedad colonial 1550-1800. Nueva Historia de Colombia. Planeta 1989

FEDERACIÓN NACIONAL DE CAFETEROS: Manual del cafetero colombiano, Bogotá: 1958:

McGreevey William Paul. “Historia económica de Colombia 1845-1930. Tercer Mundo. 1971

Neira Sánchez Hugo. Tolima en la encrucijada de la Agricultura, Pijaos editores. 1995

Fajardo M Darío: Violencia y las estructuras agrarias en tres municipios cafeteros del Tolima: 1936-1970, El agro en el desarrollo histórico Colombiano, Ensayos de economía Política; Editorial Punta lanza, 1977, Bogotá.

Reichel-Dolmatoff Gerardo. Colombia Indígena periodo prehispánico. Nueva Historia de Colombia. Planeta 1989

Reichel-Dolmatoff Gerardo y Alicia: Estudios Antropológicos, Instituto Colombiano de Cultura, 1977, Bogotá.

Simón, Fray Pedro: Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales. 5 Volúmenes, 1830, Bogotá.

Galería