IBAGUE
Amaneciste con el traje rosa
que los ocobos para ti tejieron;
y alfombraron tu suelo en armoniosa
constelación de pétalos ligeros.
El nevado levanta su blancura
de ensueños e ilusiones nacaradas;
y el esmeralda luz de tu llanura,
su resplandor recibe alborozada.
Y la música danza su alegría
en las tiernas y dulces melodías
de los turpiales y los ruiseñores;
y ante el mágico hechizo del paisaje,
mi corazón se rinde en homenaje
a toda tu belleza y tus valores.