COMIDILLAS

 

En la localidad de Intriga, próspero y floreciente municipio del departamento de Iris, Marino Bermejo desempeñaba el cargo de secretario del juzgado. La vida de Bermejo transcurría serena y tranquila hasta aquel desdichado día en el que una fracción de los “rojos” y otra de los “azules” acordaron un pacto de unión para gobernar.

La “unión, a nivel regional”, obedecía al “giro sorpresivo” que había tomado la política nacional “a raíz” de las declaraciones formuladas por el presidente de la república de Colorimetría “en el sentido” de excluir de la participación en el gobierno a los “azules celestes” y continuar compartiendo su mandato con los “azules turquíes”.

Con el objeto de “analizar esta coyuntura política” y “actualizar sus posibles repercusiones en el departamento”, se llevó acabo “una comida de trabajo” en el restaurante Burocrático, uno de los sitios más apetecidos de la capital Iriense.

En el departamento de Iris existían a la sazón tres corrientes azules diferenciadas y dos rojas perfectamente delimitadas.

Las primeras estaban conformadas así: los “azules claros”, seguidores incondicionales de los “azules celestes”, que acataron las órdenes de sus jefes políticos y “retiraron” el apoyo al gobierno seccional. Los “azules oscuros”, fieles seguidores de los “azules turquíes”, quienes se apresuraron “a prestar su concurso y decidida colaboración con el gobierno departamental”. Por último, estaban los “azules naturales independientes”. Estos no obedecían a ninguna orientación nacional y se habían ido formando como “grupos disidentes” en los últimos departamentos del territorio colorimétrico.

Las dos corrientes “rojas” estaban constituídas por: los “rojos pálidos”, que en el departamento tomaron el nombre de “rojos pálidos escarlatas”. Este grupo llegó a “detentar”, por un tiempo, las mayorías “rojas” en el departamento. Sus jefes cometieron el error de dedicarse a educar un Emilio, tal como concebía Rosseau y trató de forjarlo el maestro Simón Rodríguez. El resultado final de este experimento fue un “libertador de probeta”, que no sólo los “liberó” de todos sus votos cautivos, sino que también los “emancipó” de toda participación en el poder. De esta manera se originó el grupo mayoritario de los “rojos intensos rubicundos”. La mayoría de sus integrantes se caracterizaba por una lealtad y adhesión esparadrápica a toda prueba con su “jefe único”. Lealtad y adhesión que se mantenían inmaculadas antes del puesto, en el puesto y muy raras veces después del puesto. Como una maldición bíblica se esparcieron a lo largo y ancho del departamento invadiendo los cargos públicos, infestando e inficionando la moral y la administración seccional.

Como fue apenas natural a la “comida de trabajo” asistieron únicamente los “azules oscuros” y los “rojos intensos rubicundos”. Se trataron “exhaustivamente” varios puntos de “la agenda de trabajo” tales como: “las estrategias a tomar”, “las políticas a seguir”: el “análisis de la coyuntura política actual”; “la definición de una línea correcta”; “la necesidad de establecer un criterio común para...”, “las conveniencias e inconveniencias de...” “la posibilidad e imposibilidad de...”, “la reestructuración de...”. etc., etc.,etc.

Después de... no haber dicho nada, se pusieron de acuerdo para... “suspender de los cargos públicos a quienes...”. Se barajaron nombres de “opositores” y se repartieron cargos a “seguidores”.

Uno a uno fueron cayendo, tras un concienzudo análisis taxonómico político todos los empleados del orden azul, género celeste, clase de los claros. El mismo procedimiento se empleó para los rojos pálidos escarlatas.

Marino Bermejo “azul celeste claro” fue despedido de su cargo. Hasta donde él tenía conciencia siempre había sido azul. Los otros matices, “celeste claro”, se los habían colocado los seguidores de su compadre Fidel que, con tanto trabajo, le había conseguido el puestico.