JORGE HUMBERTO JIMÉNEZ BERNAL

En un hermoso bambuco que compuso un día Jorge Humberto Jiménez mientras miraba el llano tolimense desde la altura ensoñadora de una verde montaña y que le hiciera merecedor al segundo lugar en el concurso de la Canción Inédita Pero J. Ramos, Voz del Tolima, en el año de 1993, evocaba la capital de la música en esos primeros versos que dicen: “Mi ciudad es un balcón para mirar hacia el llano, / mi ciudad es un escalón para subir al nevado.../ mi ciudad es Ibagué, flor de ocobos perfumados...” Inspiración sincera en esa página que él bautizó Mi ciudad, aunque Ibagué no hubiera tenido la fortuna de verlo nacer, pero si la población sabanera de Ubaté, en Cundinamarca, un 20 de junio del año de 1944.

Es el único músico de una familia de ocho hermanos nacidos bajo el techo que un par de maestros, Lázaro Jiménez Acosta y Esther Luisa Bernal, formaron entre tiples y madrugadas heladas en esa Ubaté del mercado dominguero, de los juegos de azar en las esquinas, del culebrero y su comercio de ilusiones y de esas gratas visitas vespertinas que hacían a su casa un montón de tipleros y cantores que le abrieron el camino de la música.

Su adolescencia transcurre en Bogotá, donde adelanta el bachillerato hasta que un día se le ocurrió la idea de volverse cura. Viene entonces el Seminario y la mansedumbre ambiental de sus aulas. Allí, Jorge Humberto se inicia en la guitarra y en los primeros coqueteos con la composición, en contravía del restringido camino de la institución que pretendía convertirlo en sacerdote y en la que, por primera vez también, se arriesga como actor, libretista, locutor e interventor de periódicos. Jorge Humberto estudia luego filosofía en la Universidad Javeriana, donde se gradúa de licenciado en 1965 y al año siguiente inicia estudios de Publicidad en la Universidad de América. Recibe diploma de Publicista en el 68, cuando empieza a desempeñarse como redactor de textos, locutor y creativo en empresas tan importantes como LEGIS y la Dirección de Impuestos Nacionales como director de las oficinas de publicidad hasta el año de 1978. Por ese mismo tiempo adelanta estudios de especialización en Syracuse University y se diploma de Master of Science.

En su actividad profesional entre la educación y las comunicaciones, ha diseñado diversos materiales para prensa, radio y televisión y como investigador ha participado en distintos proyectos sociales en campañas y servicios educativos, entre otros, Director del Departamento de Medios de la Universidad de la Salle entre 1981 y 1983; Director del área de radio de CENPRO, creando y presentando el programa infantil Cachivaches y fantasías en 1984; Director Nacional de la cadena radial Sutatenza hasta el año de 1986 y director del proyecto de Educación y Comunicaciones para el sector rural, patrocinado por el Comité de Cafeteros del Tolima en diversidad de áreas como Bachillerato Desescolarizado, Periódico Rural, Centro de Información de Jóvenes y Programas de Apoyo a la Escuela Rural, en un período de fértil producción musical como apoyo a estos programas cumplida entre los años 1989 y 1995, cuando viaja a Bogotá con el propósito firme de recuperar su universo musical.

En el primero de estos géneros, el autor ha recogido buena parte de su producción en el libro Musicosas para Musichicos, obras de repertorio infantil que fue escogida por la Orquesta Filarmónica de Bogotá, con ocasión de sus 25 años, para ser interpretada por un coro de 600 niños de las escuelas del Distrito y de los barrios populares, los cuales cantaron entre la alegría, el entusiasmo y la inocencia de sus años infantiles la serie de inspiraciones Niños y Ritmos Colombianos, de la que forman parte, entre otros, La niña cumbia, El chino pasillo, El guámbito sanjuanero, El joropito y El pelao vallenato, páginas musicales de alegre aceptación entre el público infantil. En el año de 1993, su producción musical infantil le hizo merecedor del primer lugar en el concurso R.C.N. de villancicos colombianos y dos años más tarde representó al departamento del Tolima en el festival Mono Núñez de Ginebra, Valle, con el programa Niña Colombia, repertorio para niños que incluye rimas, canciones, retahilas, rondas y juegos sonoros que han sido grabados en las voces de diferentes intérpretes y por el mismo autor. Así mismo, es autor del módulo sobre educación musical para el programa de Universidad Abierta de la Javeriana, lo mismo que del libro de Educación Musical Infantil publicado por Ediciones Samper. De este infantil repertorio, son de grata recordación en los días decembrinos de la novena de aguinaldos algunas estrofas de su villancico Hagamos el pesebre donde nos canta: “...Los algodones y los bombillos/ me servirán/ para que el pueblo tenga su cielo/ dónde mirar”/.

Como autor y compositor de música popular, el maestro Jorge Humberto Jiménez ha encontrado su material de inspiración en ese grato trasegar por los caminos campesinos, expresando en letras sencillas y bondadosas la voluntad, la solidaridad y el sentimiento natural de los hombres. Ejemplo de sus obras son La ciudad que me enamora y Canta un pijao, esta última laureada con el segundo premio en el segundo concurso de la Canción Inédita Pedro J. Ramos en 1992 y cuarto puesto en el concurso de las diez canciones mas lindas del Tolima. Otras hermosas páginas son los bambucos Mi ciudad, Cerro lindo, finalista y nominada en la modalidad de la Nueva Expresión en el Festival Mono Núñez en 1994; Me duele el alma, y El Homo Sapiens o temas que le cantan a su raza y a sus pueblos como Alpargatas de mi tierra, Corazón boyacense, Dejen la vaina y Nostalgia de un culebrero, obras que demuestran la espontaneidad y el espíritu renovador de la creación musical del maestro Jiménez.

Fue Coordinador de la Academia del Centro de Capacitación Musical Francisco Cristancho y como directivo y educador del mismo. Igualmente, y asumiendo el papel de canta-autor, como fue siempre su deseo, difunde la totalidad de su obra acompañado del trío Contraste, integrado por la bandola de Carlos Renán González, la marimba clásica de Tania Mojica y la guitarra de Jorge Vargas. Otros artistas y grupos como Sandra Milena Liz, Juan Pablo Hernández, Tierra Caliente, Crayola y Cantatierra, del que hizo parte, se han encargado de multiplicar los aires melódicos de este tolimense por adopción que sueña hoy con regresar a los llanos cálidos del Tolima para, mecido al vaivén de una hamaca, esperar entre palmeras y bambucos los últimos días de su existencia.

Fue director de la Universidad de la Música y en el 2008 hizo parte de Si nuestro orgullo es cantar, por algo hay que empezar, un trabajo discográfico de Sayco Tolima que reunió a los 30 compositores más representativos de la región. En el 2009 su trabajo Algo de lo que somos en los que hace una reflexión crítica a partir de su obra creativa.

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