CARLOSGRANADA

 

Hacia 1959, con apenas 25 años, su talentoso trabajo realizado con una temática donde se estetiza la violencia, sorprendió a los especialistas que le dieron un premio especial en el Salón Nacional de Artistas: una beca otorgada por el Instituto de Cultura Hispánica para realizar estudios de pintura mural en la Academia San Fernando de Madrid.Pero no fue este el inicio de uno de los más importantes pintores tolimenses. Nacido en Honda en 1934 pero libanense de crianza, Granada cursa el bachillerato en el colegio Isidro Parra de este municipio para la Época en que la atmósfera de la llamada violencia de los cincuenta se ensañaba en el norte del Tolima.

Libre por naturaleza, desconfiado de cualquier elemento que tuviera que ver con la autoridad, huy— de su casa por conflictos con su padre. Villahermosa en un comienzo y Buenaventura, de manera especial, forjaron el carácter que luego imprimiría en sus lienzos.

A Buenaventura llegaban barcos de todas partes del mundo. Los marineros y las prostitutas, los muelles y las mercancías descubrieron para Él un mundo que golpeaba los sentidos de sus 16 a–os y fueron creando un archivo de imágenes que explotaría cuando ingresa a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional.Este admirable ejecutor de la interrelación vida-muerte, en el campo de fuerzas encontradas que habita su pintura, formó su propio lenguaje sobre un modelo perceptivo no racional de la realidad, un poco producto de sus propias contradicciones, moldeadas desde cuando soñaba con las mujeres suecas de Buenaventura.Ya graduado en pintura mural en la prestigiosa academia de San Fernando, Granada gana una beca del Icetex y viaja por Francia, Italia, Grecia y los Estados Unidos, visitando escuelas de bellas artes y perfeccionando su oficio.Hacia 1960 realiza su primera exposición individual en Madrid donde entiende que transita por un camino propio al comprobar que no se parece a ninguno de los otros pintores de su época. Ese mismo año expone en la biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá y en 1962 en la Unión Panamericana de Washington.

A su regreso al país, Granada inicia una labor docente que le daría la oportunidad de ser profesor y director del Departamento de Bellas Artes y del Museo de Arte de la Universidad Nacional en 1977, decano de la facultad de Artes de la Jorge Tadeo Lozano. Sería éste el único oficio que ejercería combinado con la pintura. "En realidad - dice - ha sido menos lo que les he enseñado que lo que he aprendido de mis estudiantes.

"Los críticos han visto en su obra una etapa inicial que desglosa el ámbito de la violencia y otra actual en que maneja la imagen del horror interno cuidadosamente reprimido. Muestra en el gesto de los rostros la pérdida de la ilusión y profundiza en los oscuros abismos del hombre contemporáneo que vomita angustia y se atraganta con ella. "Granada es - como bien lo afirma Mario Rivero - el pintor que más se aproxima a la verdad dionisíaca, va más allí de la belleza en busca de lo excitante con las nociones gemelas del erotismo y la libertad."La obra de Granada está cargada de profundo humanismo, controla las formalidades decorativas para poner la pintura al servicio del hombre total como sujeto activo y libre, el porvenir despojado de cadenas y servidumbres.

Ganador de un premio especial primero, del primer premio más adelante y luego fuera de concurso en el Salón Nacional de Artistas, del primer premio del Salón Croydon en Cali y de los segundos premios en el Salón Gran Colombiano de Cali y en la Realización de un Mural en Gaseosas Lux, además de ser declarado profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia en 1990, Granada ha logrado las mayores dignidades no sólo para el pintor que aborda la libertad bajo el capricho de sus pinceles, sino para el hombre.

Merecedor de la orden Gran Caballero del Senado de Colombia, Granada es de los pocos artistas "comprometidos", capaces de defender el contenido ideológico con razones estéticas. Marca el orden en que vive, las condiciones de existencia que le depara una sociedad en donde no hay opciones: una realidad social que da una respuesta negativa a su necesidad de fe, de comunicación, de poesía, es decir, al sentido de coherencia exigido por su espíritu.

Su proceso ha sido completamente testimonial con mucha fuerza a nivel de la plástica. En la actualidad muchos artistas han retomado el problema de la violencia pero tratando de adornar un tema que para Granada era un problema descarnado, sin maquillaje, con angustia, una violencia que surge en él como afirmación en la vida, en el erotismo, en la emoción del otro ser humano. Sería precisamente el erotismo, que él considera como subtema de la violencia, lo que le valiera el cierre de varias exposiciones por funcionarios del gobierno de Virgilio Barco, cuando era alcalde de Bogotá, por considerarlas pornográficas.

Aquel primer contacto con el arte que tuviera en la extensa biblioteca de su padre y que luego expulsara por la necesidad de expresarlo todo se convirtió en Granada en una especie de enamoramiento hacia la belleza de la muerte, hacia esa sensación que quedó sin entender desde cuando era muy niño.

El maestro de lo alucinante, que refleja el infierno del hombre elevando su voz de violencia, libertad, erotismo, deseo y angustia, se mueve en el gran espacio de sus cuadros como pudo hacerlo en su tiempo de adolescente, cuando fuera encerrado y perseguido por la sociedad conservadora de Villahermosa. Esos holocaustos que pinta, donde la soledad hace su agosto y la agresividad expresiva se convierte en valor, no tienen el tono lastimero de los artistas de pancarta ni el tremendismo tétrico de tantos otros, sino el ímpetu de un volcán en erupción. Ahí está el mundo con una sociedad sin opciones dentro de un apocalíptico resumen que se destruye entre la desmesura, el placer y el dolor.

Amante del bolero por encontrar en él la vitalidad y la libertad, Granada halla en el color lo visceral y la emoción pura, calidades que también encuentra en sus hijos.

Continúa con el eterno ejercicio de las mil y una lecturas que hace de cada cuadro hasta que considera que no tiene nada más que decir y se deshace de él, pues considera que el verdadero valor de una obra está en lo que aparece entre líneas, en lo que subyace en el lienzo. Su obra se mueve en la figuración dentro del realismo y el expresionismo. Va más allí de la belleza en busca de lo excitante, su expresión conlleva una apariencia seductora que Mario Rivero definió perfectamente: "La orgía de una victoria trágica".

Sus obras le han dado la vuelta al mundo. Desde su primera exposición individual en Madrid, en 1960, Granada ha colgado sus cuadros en los mejores salones. La biblioteca Luis Ángel Arango y la Sociedad Económica de Amigos del país en 1960, La unión Panamericana de Washington y la Biblioteca Nacional en 1962, la galería de Arte Moderno de Bogotá en el 63, El Callejón en el 64, Casa de Las Américas de La Habana en el 69, Museo de Arte Moderno de Bogotá en el 75, la Galería Belarca en el 80 y la galería Arte Autopista de Medellín en el 81 y 84, han sido testigos de sus exposiciones individuales.

Los X, XI y XII salones de Artistas Nacionales en Bogotá, la Bienal de Venecia en 1958, la de Pintores Neofigurativos en Washington, la de Arte Latinoamericano en París y Puerto Rico, la exposición Testimonios de Caracas y Cuba, la Primera y Tercera Bienal de Arte de Medellín, como invitado especial en 1979, y la Moss Galery en San Francisco e Infinity Art Gallery de Nueva York, nos indican el camino de sus muestras colectivas.

Para honrar su trabajo, que exalta lo visual, han sido varios los homenajes que su tierra del Tolima le ha ofrecido. Recibió la condecoración Ciudad de Ibagué en 1993 y en 1994 se inauguró el Salón de Exposiciones que lleva su nombre en la Casa de la cultura de El Líbano, la tierra que lo vió crecer entre el rojo de la sangre de sus muertos y el verde de los cafetales.Su mayor temor es perder una libertad que hoy cree ganada.

Amigo de Obregón, Botero y Darío Jiménez, ve el mundo de una manera distinta, con la sabiduría que le brinda la sencillez y el orgullo sincero de ser uno de los mejores pintores de Colombia y América Latina.


Galería