FREDDYGONZALEZ

 

Las primeras páginas de los diarios reportaron el 16 de febrero de 2004, bajo el enorme título de campeón, el liderato que mantuvo en Malasia un ciclista del Tolima que triunfó en el tour de Langkawi. La anhelada corona llegó luego de haberse disputado la vuelta tras diez etapas de recorrido devorando un inmenso llano y montañas agrestes bajo un clima tropical. Entre 141 pedalistas clasificados como los mejores corredores del mundo donde se encontraron reunidos en 22 equipos de 17 países, contando italianos, canadienses, ruteros de los Estados Unidos y africanos, este denominado pequeño gigante supo, en el país legendario de Malasia que alcanza los casi 23 millones de habitantes, de qué manera se levantaba airoso sobre su caballito de acero tragándose con todo su esfuerzo los más de mil 250 kilómetros de todas las jornadas.

Pero esa era tan sólo otra de las victorias de un pijao del pedal, puesto que el triunfo del ciclista del Líbano Fredy González en la competencia “El trofeo de los escaladores en Italia”, fue registrado por los medios y los comentaristas nacionales como una hazaña. Y lo fue porque allí venció a ciclistas como el italiano Gilberto Simoni, campeón del giro de ese país en el 2001. A esto se suma el de haber quedado campeón en junio de ese mismo año de los premios de montaña de la misma competencia. No sería la primera vez que Freddy Excelino González Martínez se vistiera con la camiseta de la victoria.

Este pedalista profesional de 28 años que nació en el Líbano el 18 de junio de 1975 y que estudió bachillerato en el Instituto Técnico Industrial de su ciudad natal, tiene en su palmarés deportivo, desde los doce años, un ciclo de realizaciones. En 1987 alcanzó la clásica ciclo-Tolima; en 1990, dentro de la Vuelta Nacional de Futuro ganó la etapa de Calarcá; en 1991 se coronó campeón de la prueba por puntos en los campeonatos nacionales de pista y en 1994 es ganador de etapa en la vuelta al Valle. Al año siguiente, en la clásica Rafael Mora Vidal, se convierte de nuevo en campeón y en 1996 en la clásica del Tolima es campeón sub 23, lo que repite al año siguiente en la vuelta a Cundinamarca. Los últimos tiempos no tienen ausente su nombre al ser campeón sub 23 con premio en Mundo Ciclístico, alcanzar el séptimo puesto en los Juegos Bolivarianos de Arequipa, en el Perú, o ser seleccionado por Colombia a los Panamericanos en 1997. Pero también ha estado en la Selección Colombia representando al país en el mundial de Bélgica, así como en las vueltas de Antioquia, Colombia, Táchira y en más de siete sonados autogiros de Italia.

En el año 2003 repite su hazaña al coronarse como nuevo campeón de montaña en el giro de Italia y en el 2004, antes de su viaje a Malasia, fue subcampeón y vencedor en dos etapas de la vuelta al Táchira. Se convertía así, sin más ni menos, en una de las grandes promesas internacionales y en la gran figura del ciclismo tolimense. Por ahora se prepara para conservar su camiseta de rey de la montaña en Italia y sueña con su regreso a Ibagué para compartir con su esposa y su hija de cuatro años, a más de seguir impulsando su propio almacén de artículos deportivos. No se alcanzan las metas fácilmente.

Nada ha sido gratis. Ha declarado que la disciplina y el entrenamiento a diario son sus secretos para que su contextura menuda tenga potencia en las piernas y así seguir, como los fundadores del Líbano, derribando montañas que, en su caso, son de muchos lugares del mundo. Nunca se envanece por los triunfos alcanzados. Por el contrario, sigue siendo el orgulloso hijo de un mecánico y el antiguo buen ayudante de Alirio Chizabas, otro corredor campeón de su pueblo, bajo cuya tutela se entrenó en las carreteras hacia Murillo o Armero. Atrás quedaron los tiempos en que tuvo que hacer colecta para comprar su primera bicicleta profesional y los implementos para participar en su primera vuelta a Colombia, pero adelante sigue el continuar siendo un luchador incansable.