ROSENDOGIL

 

En la página infantil de El Tiempo llamada "El tío Juan" le publicaron sus primeros dibujos cuando apenas contaba ocho años de edad. Desde entonces quiso ser pintor y desde entonces, también, no ha hecho otra cosa que pintar y estudiar sobre pintura y escultura.

Rosendo Gil Sanabria nació en Ibagué el 4 de octubre de 1938 y es el tercero de diez hermanos. Tras recibir su grado de bachiller en el colegio del Perpetuo Socorro de esa ciudad, ingresa a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad del Tolima y recibe su grado de maestro en pintura y escultura hacia 1966.

Por la época en que ingresa a la Escuela de Bellas Artes, 1961, ésta estaba dirigida por el maestro Jorge Elías Triana quien además dictaba cátedra con Manuel Hernández, Jesús Niño Botía, Michel Lenz y otros. Rosendo recuerda al belga Lenz como un profesor extraordinario, no le ha perdido los pasos y sabe que actualmente trabaja en la Real Academia de Lieja, en Bélgica.

Se ha casado cuatro veces y de estas uniones hay tres hijos. Del primer matrimonio Luz Dary, quien vive en Ibagué y del segundo Laura Marcela y Natalia Andrea. Del tercero no quedaron hijos porque su esposa muere a los ocho meses de casada.

En el fondo de su alma bohemia se esconde un hombre de hogar que ve en los hijos una continuidad vital. "De las mujeres que he tenido, dice algo nostálgico y un tanto apesadumbrado, dos han dejado huella permanente en mi vida. Una de ellas fue Tita que aparece en un periodo de mi existencia muy penoso, de mucha decepción, mucho trago y sin dinero".

Cuando salió de la Universidad, Manuel León lo recomendó para el Instituto Boyacense de Bellas Artes en Sogamoso donde se desempeño como profesor entre 1969 y 1970. Al año siguiente lo nombraron director. "Esa época fue extraordinaria. Se hizo una buena labor, se organizó la Casa de la Cultura, la primera Bienal Latinoamericana de Artes Plásticas. Con Manuel Hernández y Jorge Elías Triana fundamos el Museo de Arte Moderno. Acerías Paz del Río patrocinó muchas iniciativas generosamente".

Su primera exposición colectiva la realizó en la Universidad Piloto de Bogotá al lado de otros estudiantes por invitación de ese claustro. Por los mismos días obtuvo con un bodegón, temática predilecta de Rosendo Gil por ese tiempo, un segundo premio en un salón estudiantil y un primer premio en escultura en el salón J. Glottman.

Rosendo aún se indigna cuando recuerda que el entonces rector de la Universidad del Tolima, Camilo Polanco, cerró la Facultad de Bellas Artes "porque no era rentable". Sus esculturas, algunas de gran volumen, están dispersas por el país. Los monumentos a la raza, a Gustavo Jiménez y los murales del terminal de transporte en Sogamoso; el monumento al general Reyes Patria en Tópaga; los murales de Jardines de la Esperanza en Tibasosa; el monumento a la heroína de la independencia María Concepción Loperena en Valledupar; el dedicado al mariscal Sucre en Berruecos, Nariño, lugar donde el prócer cayó asesinado, los monumentos a la música y a la paz y el busto del parlamentario y gobernador del Tolima trágicamente fallecido Juan Tole Lis en Ibagué y el monumento a la princesa Inírida en Puerto Inírida, Guainía.

Es preciso aclarar que el Monumento a la Música de Ibagué es el situado en la carrera quinta con calle once y no el de la troncal Guabinal Mirolindo. En el Monumento a la Raza cada escultura tiene un metro con ochenta de alto en posición arrodillada; el sol cuenta con un diámetro de tres metros y la plataforma es una balsa estilizada aprovechando el estilo característico de la cultura chibcha, de doce metros de largo por seis de ancho emergiendo de un espejo de agua.

"Mi escultura declara, dejando de lado todo efecto lírico, busca a través de un espíritu clásico razonable la síntesis formal de la figura humana. Pese a lo figurativo de mi obra no se llega en ella al realismo o naturalismo que caracteriza las copias de la naturaleza. La figura humana es para mí un medio que me permite la forma de traducir plásticamente las emociones que siento al buscar un camino personal. Y dentro de ese figurativismo para mí es esencial la mujer, el cuerpo femenino, porque en él encuentro una mayor simbolización de la materia".

Este pintor que detesta los salones nacionales, que no gusta tampoco de realizar exposiciones, admira el trabajo de Jorge Elías Triana, Manuel Hernández y Omar Rayo e insiste en que las nuevas modas, la perfomance y todo lo demás son efímeras. Obras suyas se encuentran en Venezuela, Estados Unidos, Italia y otros países.

Uno de sus proyectos más novedosos y ambiciosos es la escultura del indio pijao sobre las montañas de Espinal, en un proyecto que carcome sus sueños y sus horas de trabajo. Son miles de toneladas de tierra las que piensa reacomodar para modelar la figura cuya maqueta ha sido expuesta en diversos lugares.

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