FUEGO

 

Hay revuelo de campanas

en un pueblo muy cercano

el fuego corre en el bosque

todo lo está devorando.

Por las hojas, por las ramas,

por el tronco, por el suelo,

todo se va derritiendo

lo está devorando el fuego.

Corren los ríos de lava

enardeciendo caminos

y la selva es una hoguera

de resinas y de vinos.

Hay clamores de campanas

y tiritar de senderos

al crepitar de las ramas,

al retorcerse los leños

hasta el cielo va llegando

el clamor de la humareda

que arrebata y va llevando

un perfume de alborada.

Para ofrendar el incienso

del holocausto sagrado

de los cuerpos que se inmolan

por el fuego devorados.

Ven a apagar el incendio

ven a mitigar las llamas

el fuego corre caminos

devorando las montañas.

Nada puede detenerlo

nada su furor domina

ven que hay un lago de fuego

con perfumes y resinas.

Ven a apagar con tu fuego

este fuego que calcina,

ven a devolver la calma

a este lago de resinas.

Van corriendo los caminos

cual corcel enfurecido

caudales de savia viva

que los campos han vencido.

Corre el fuego, llamas, llamas,

crepitar de los caminos

al encenderse las ramas

y derramarse los vinos.

Y va cayendo la noche

que va cubriendo el camino,

con esa calma infinita

con sus perfumes de vino.

Has aplacado el incendio,

has mitigado las llamas,

el fuego yace dormido

debajo de las montañas.

Hay una llama allí dentro,

está dormido, no muerto

y revivirán las llamas

a la caricia del viento.

Y otra vez habrá revuelo

de campanas en el pueblo,

y crepitar de caminos,

de resinas y de vinos.

A mitigar ese fuego

has de venir como el viento

pero has de dejar prendida

una llamita allí dentro.

Para que se prenda el fuego

y te tenga que llamar

y hayas de venir corriendo

los incendios a apagar.