SERGIO ECHEVERRY

En un pequeño taller de Viana Do Castelo, Portugal, Sergio Echeverry vive hace más de trece años construyendo esperanzas, canciones y los más originales instrumentos de música que un día serán interpretados por una multitud de niños.

Nació Sergio el primer día de agosto del año 1958 cuando ya su padre, Benjamín Echeverry, había combatido en las dos guerras mundiales y regresaba a la patria con medallas de honor mientras su madre, Dora Díaz, anhelaba trastearse definitivamente a la ciudad de la música.

Ya en Ibagué estudió la primaria en los salones del Liceo Val y, luego de pasearse inquieto por varios colegios de la ciudad, terminó el bachillerato en El Moderno. Simultáneamente estudió durante tres años solfeo y teoría musical en el Conservatorio.

Se inició con la guitarra al lado de su padre desde muy temprano y con el correr de los días fue el maestro Jorge González quien definitivamente lo comprometió con este instrumento y con el universo de la música para siempre. Se enamoró en su época del movimiento del rock y el acontecimiento libertario de los hippies, en esos días del Sol de Medianoche y Papá O, grupos musicales donde interpretó la guitarra eléctrica por espacio de cinco años al lado de Manuel Estrada, Sergio Lombo, Fernando Salazar y Jesús Alberto Domínguez, hasta que un día del año de 1980 descubrió entre tiples y bandolas los ensoñadores aires del folclor de la tierra y con el quinteto de José María Rincón Becerra grabó el larga duración Pentagrama Colombiano, bajo la dirección artística de Clara Pardo Rodríguez. Por esos mismos días, haciendo escuela al lado del maestro César Augusto Zambrano, ejecutó el tiple y la guitarra en el doble cuarteto vocal de la Universidad del Tolima. Con la ayuda económica de sus padres y el dinero ahorrado concierto a concierto animando las celebraciones de la Federación de Cafeteros, consigue comprar un pasaje a Suiza, adonde viaja en el año de 1981. En el viejo continente, Sergio Echeverry ocupa los dos primeros años entre calles, bares, parques y estaciones del metro ofreciendo música, títeres y pantomima acompañado de otros artistas latinos, sobreviviendo día a día con el dinero que recogen en las presentaciones callejeras. Llega a París un día, cansado ahora de sus caprichosas caminatas e ingresa al Conservatorio Claude Debussy donde adelanta estudios de guitarra clásica. Corre el año de 1983.

Entre melodías y juegos se vincula a la animación musical mientras asiste al seminario de música electroacústica con el grupo de investigaciones del Instituto Nacional Audiovisual, a la Universidad de Vincennes donde estudia armonía y a la Escuela Normal para adelantar análisis musical e instrumentalización. Por esos días conoce en París a María de Anunciaçao Portela, portuguesa educadora de pre-escolar que visita en vacaciones la Ciudad Luz, y después de un corto noviazgo se casa con ella en el año de 1984, matrimonio del cual nace dos años más tarde su hija Mariana.

Se traslada con su familia a Viana Do Castelo y se vincula como profesor de guitarra clásica e iniciación musical al Conservatorio Regional do Alto Minho. Simultáneamente, adelanta talleres de construcción de instrumentos con el propósito de reafirmarse en su actividad definitiva de la animación musical. La Compañía de Teatro Profesional do Noroest se interesa en su trabajo melódico y lo llama para que organice importantes espectáculos con instrumentos de su creación, con la participación de grupos corales y actores por espacio de dos años con los que monta, entre otras, obras de Federico García Lorca. En este género de trabajo que Sergio mismo ha bautizado como Creación de Ambientes Sonoros, parte de instrumentos comunes y añade luego otros de su propia invención, combinándolos con la actuación y la interpretación musical en un gran concierto en el que cada participante interpreta y actúa simultáneamente. Este modelo de Ambientes Sonoros en los que ahora trabaja Sergio, lo lleva más tarde a diseñar piezas infantiles para ser representadas en teatro. Se destacan entonces las llamadas por él Esculturas Sonoras; montaje que implica actores, máquinas melódicas, instrumentos y coros. El ladrón del tiempo y La flauta sin mágica son el resultado más representativo de este género, donde un conjunto de niños acompañados por equipos electroacústicos hacen sonar pitos, flautas, castañuelas y tambores mientras juegan y cantan alegremente en el escenario. En esta permanente experiencia, Echeverry crea el Carrusel del sonido, proyecto instrumental dirigido a niños minusválidos de la Asociación de Padres, Parientes y Amigos del Ciudadano Deficiente Mental A.P.P.A.C.D.M.; ejercicios musicales con instrumentos de gran sonoridad y fácil manipulación, que no requieren ningún recurso técnico ni aprendizajes especiales para su interpretación, pero que de igual manera, y en desarrollo del mismo proceso, alcanza entre los participantes afinaciones y resultados armónicos agradables a sus oídos. Es cuando aparece una gran variedad de instrumentos melódicos que Sergio Echeverry crea y diseña personalmente en su taller, para posteriormente entregarlos a fabricantes que los reproducen a escala, con destino al conjunto de juegos sonoros que practicarán luego los niños con deficiencia mental.

Como compositor, Sergio Echeverry ha realizado entre otras creaciones las melodías para voces de la obra Fray Luis de Soussa de Almeida Garret. La obra Gladiadores de Alfredo Cortés adaptando el género del charlestón y el tango para clarinete, guitarra y acordeón. Las sonoridades musicales para las Farsas medievales de Gil Vicente; una pieza futurista con grabaciones exteriores y música electroacústica para El Avaro de Moliere; conciertos para piezas de Carlo Goldoni con instrumentos creados por Echeverry que reproducen sonidos de pájaros, oleajes del mar y aleteos de gaviota.

En la actualidad, Sergio Echeverry continúa en Viana do Castelo, Portugal, enseñando guitarra clásica, inventando instrumentos, ofreciendo conciertos y componiendo su universo musical entre los juegos y la ambientación de una multitud de niños que trastearon definitivamente sus sueños al inacabable Carrusel del sonido de su maestro.