PEDRO PABLO CONTRERAS
Contribuir a modernizar el transporte en Colombia, cumplir cuarenta años en una lucha que nunca ha dado tregua y convertir una empresa tolimense en símbolo de progreso y cumplimiento, es parte de la tarea de un hombre que ha puesto en marcha el desarrollo de su tierra. Pedro Pablo Contreras y la Cooperativa de Velotax, el empresario y la empresa, son el resultado de sueños y desvelos que lo sitúan a él en la nómina exigente de los forj adores del Tolima en lo corrido del siglo XX.
A sus 72 años, con el vigor de un ejecutivo incansable, Pedro Pablo Contreras, quien tiene sobre su pecho preseas de todas las organizaciones de transporte importantes del país, que fue condecorado por la alcaldía de su tierra natal junto a Amina Melendro de Pulecio, la señora grande de la Ciudad de la Música y que recibió la Orden de la Democracia en Grado de Oficial, otorgada por el Congreso de Colombia, no deja de pensar, como Gerente de Velotax desde su fundación en 1953, en continuar al ritmo de los tiempos modernos.
El hijo de un inmigrante boyacense que conocía los secretos de la ingeniería y amaba la política, don Pedro Contreras, amigo personal del general y candidato presidencial Vásquez Cobo y de la bohemia cálida, evoca los años cuando su padre traza parte de la carretera de Ibagué a Cajamarca y trae el recuerdo de su madre, doña Paulina Jiménez, una hija del Líbano, población que le dará, por la calidad de sus amigos, las satisfacciones de la amistad sin sombras y la solidaridad sin reservas.
El niño que cursó su primaria con los Maristas bajo la dirección acertada del inolvidable hermano Arsenio y tuvo de condiscípulo a Pacho Peñaloza, pasó sus primeros años entre las pilatunas, el juego y las peleas escolares hasta que «se echó los largos» a los 16 años, edad en que se ingresaba a los estadios duros de la vida.
Luego de dominar los secretos de la mecánica y sacar su licencia para conducir, Pedro Pablo Contreras comienza con su primer trabajo manejando un camión de Transvalle, tutelado por su pariente Mario Hernández. Con una disciplina ejemplar y obsesionada, en medio de las pausas de su oficio, todas las monedas de cinco centavos que caen a sus manos terminan en el reposo de una alcancía enorme con forma de marrano. Al final de un año, cuando debe romperla por haber copado su capacidad, tiene 3.200 pesos con los que compra su primer taxi, el 0323.
El empresario tolimense cuyo prestigio crece en la república con una voz respetada por el gremio y otros muchos sectores, a quien le gusta leer y tener buenas amistades, ocupa un lugar intermedio entre 12 hermanos pero se constituye en la cabeza de la lucha colectiva en su familia, al tiempo que muestra una desinteresada y siempre firme vocación de servicio para obras sociales en su tierra.
Fundar Velotax, fiel al lema de ser una empresa del futuro sirviendo en el presente, lo convierte, no sólo por la prestancia de una firma regional que produce empleo, servicio y eficacia, sino por la tenaz y en ocasiones heroica persistencia para no dejarla morir cuando los adversarios o enemigos decretaban su fin, en un claro ejemplo de superación. Al final, la empresa es una de las sólidas torres que identifican al departamento en la nación entera y ofrecen una muestra de la capacidad de sus gentes.
Todo comienza cuando quiere bautizar ese sueño. Hace ya más de cuatro décadas, en 1953, Pedro Pablo Contreras convoca a un concurso en la emisora Ondas de Ibagué, la de mayor audiencia por la época, para buscar el nombre de la empresa. Al final, triunfó la idea de un ciudadano procedente de Francia que dio el nombre de Velotax para ganarse el premio de quinientos pesos.
Contó primero con siete automóviles que vanidosamente cubrían una cuadra de la plaza de Bolívar en Ibagué y desde entonces, el 13 de abril de 1953, no ha dejado de crecer. Tres de los siete carros fueron aportados por Jorge E. Castilla, Jeca, importador exclusivo de los Studebaker.
Las pequeñas organizaciones que como Flota Águila, Colombia o Centenario, hacían competencia, fueron absorbidas por Velotax que pronto llegó a los 120 carros y empezó a cubrir las rutas del Tolima. Cuando la cifra se cerraba en 500 abrió sus servicios a Bogotá, los Santanderes y Neiva, y en 1964, con 620 automóviles importados, 1600 afiliados y un deseo de servicio, se consolidó definitivamente como una de las grandes del país.
No tuvo nunca la avaricia de quienes hicieron del transporte el alcance de sus ambiciones personales sino que, de manera generosa como ha sido una constante irreversible en su conducta, diligenció, a la luz de la legislación vigente, la formación de la cooperativa. Con 2.814 carros empezaba la nueva historia.
Las 120 busetas Avia que importó desde España cuando los buses en el país cargaban el atraso y pocas comodidades, ofrecieron el primer gran despegue para que otras compañías decidieran modernizarse en la carrera de la competencia. Automóviles, buses, busetas, carros de encomiendas, recorren los caminos de la patria.
Muchos de los socios del Valle o Cundinamarca, del gran Caldas o los Santanderes, de Bogotá o los Llanos, intentaron en varias asonadas llevarse la Gerencia del Tolima. Sin embargo, una férrea actitud de los tolimenses afiliados frente a lo que sabían suyo, incluyendo a su fundador, logra que sus pretensiones caigan en el vacío. Desde luego se produce un rompimiento que impulsa una crisis transitoria en la empresa a falta de toda su capacidad de servicio hasta cuando se importan más carros, apoyados por Misael Pastrana Borrero, a la sazón Presidente de Colombia, y diligencias oportunas de Carlos Lleras Restrepo, amigos personales de Contreras.
La política como una pasión, la lectura como una disciplina, la música colombiana y la de carrilera como una distracción grata, la familia como un cáliz, la empresa corno un sueño que a veces le saca pesadillas, su signo libra, indicador de equilibrio y sentido de justicia, los viajes por el mundo y la conversación dentro de la cual es un delicioso catador, conforman parte del panorama de un hombre que ha tenido la amistad de Carlos Lleras Restrepo, Julio César Turbay Ayala, Misael Pastrana Borrero, Belisario Betancur Cuartas y Alfonso López Michelsen, entre las grandes personalidades del país.
Quien desempeñó los más altos cargos de las mayores organizaciones de Colombia en el transporte como las Presidencias de Analtra, Colfecar, Asotrans, Corpotrans y Conalbuses, recuerda con especial gratitud cuando la empresa cumplió sus primeros 25 años y conserva de aquel acontecimiento una placa de oro que le ofrecieron los transportadores del Líbano.
Sin embargo, ninguna de las rutas de su existencia fértil hubiesen podido llegar a la meta del triunfo de no ser también por la compañía estimulante y grata, el cariño continuo y el criterio oportuno de su esposa, Anita Cajiao de Contreras, apreciada por los transportadores, con quien contrajo matrimonio el 16 de julio de 1966, fiesta de la Virgen del Carmen. Con ella y con sus hijos Pedro Pablo, Juan Carlos y Liliana, conforma un hogar respetado y digno del aprecio y la admiración de los tolimenses.
Velotax crece y atrás quedan como satisfacción para mirar con orgullo hacia el futuro las distinciones de que ha sido objeto Pedro Pablo Contreras. La Orden al Mérito Transportador el 20 de octubre de 1990 otorgada por Colfecar, la Cruz del Socorrismo en mayo de 1978, la Orden al Mérito de la dirección de Tránsito y Transporte del Tolima, en 1Q categoría el 3 de junio de 1977, la Cruz de Glota del Socorrismo del Tolima el 25 de julio de 1979, su grado de Mayor de las Huestes Vicentinas en julio de 1967, la Medalla de la Policía Nacional en junio de 1991, la medalla al Mérito Transportador ofrecida por Asotrans el 3 de abril de 1978 en Ibagué, la Ciudad Musical entregada por la alcaldía el 21 de diciembre de 1970, su postulación como Ejecutivo del Tolima, quedando finalista en 1980, la condecoración de Corpotrans recibida el 22 de octubre de 1985, la del Colegio Nacional de Periodistas el 27 de diciembre de 1980, la Gran Cruz del Valor del Cuerpo de Bomberos en 1984 y la Máxima Medalla en Transporte otorgada por Asotrans, en Bucaramanga, el 22 de octubre de 1992.
Hoy, los socios de la Cooperativa Velotax, empresa que cuenta con los más modernos buses, busetas, carros de encomiendas y vans, con un total de 862 vehículos, centenares de afiliados, supermercados y servicios integrales para sus socios, saben que, además de los triunfos cotidianos obtenidos por la prestación de un servicio público eficaz dentro de la empresa privada, tienen dos fechas afortunadas: el 22 de octubre de 1922, cuando nace Pedro Pablo Contreras, su mentor y gerente y el 13 de abril de 1953, cuando siete automóviles Studebaker se situaron en una esquina de la Plaza de Bolívar de Ibagué para dar comienzo a un desafío que hoy perdura con mayor fuerza.