CANTO AL FUNDADOR
En mil quinientos cincuenta
Andrés López de Galarza,
Caballero y Capitán
muy adicto a la Real Casa,
fundar quiso una ciudad
para que conexionara
a Popayán, la procera,
con Santafé, la gallarda.
(Así lo cuentan las crónicas
en sus candorosas páginas
que olor tienen de leyendas
misteriosas y fantásticas).
Por valles y por colinas
va Andrés López de Galarza.
En los ojos, el ensueño
de resolución confiada
y tenaz, que no viendo obstáculos,
vuela en pos de una esperanza,
con ágil, rítmico vuelo,
como el de la nívea garza
que a las luces del crepúsculo
es una rosa rosada...
Por valles y por colinas
va Andrés López de Galarza.
La raza altiva y valiente,
Nuestra primitiva raza,
la de los ojos astutos
y sombríos, donde la llama
de la rebeldía ancestral
se extingue a veces con lágrimas,
lo espera, firme y resuelta,
en el Valle de las Lanzas.
Es en tierras de Ibagué,
el de corazón de águila
el gran cacique, temido
por “panches” y “natagaimas”,
cuyas órdenes se cumplen
al fuego de su mirada.
Por valles y colinas
va Andrés López de Galarza.
Mas...no he de contar la lucha
tesonera, cruel y bárbara
entre los “hombres de hierro”
y los de tez bronceada:
¿cómo herir a unos y a otros,
si sus dos sangres mezcladas
corren al par por mis venas,
e hicieron altiva mi alma?
si lo blanco de mi tez
grita estirpe castellana,
en mis pupilas de sombra
llora la abatida raza...
Sólo diré que Ibagué,
el de corazón de águila
dio su nombre a la ciudad
donde mi cunita blanca
se meció bajo el impulso
de una bella mano lánguida...
Loor a ti, mi ciudad!
Y a ti, López de Galarza!
Y a ti, Cacique Ibagué,
el de corazón de águila!