EN EL SENDERO SOLO EL AMOR

 

Una búsqueda ha sido mi constante: la búsqueda del otro,

búsqueda convulsionada, desesperante.

Aprendí del amor que se siembra y se cosecha,

aprendí del amor a simple y a primera vista,

aprendí de todos los amores y aprendí amar de todas las maneras.

 

El amor me condujo por todos los caminos,

por todas las etapas, por todas las edades,

 

El amor me llevó a los lugares más recónditos

 

el amor me mostró las sendas más inverosímiles,

aprendí amar la hiel de los amores,

a exprimir el jugo, a chupar el azúcar, nadar en el pantano.

 

Me metí a las tabernas, visité buhardillas.

 

Aspiré el polen de las flores todas,

el también polen de las venenosas,

anduve con mis pies descalzados por sobre los andenes.

Y como un mercader enfurecido

se me salía el amor de entre los poros.

Cada receso a la búsqueda era un receso para mi propia angustia

-y mi angustia temblaba –

El amor me hizo partícipe de todas las angustias

El amor me hizo navegar en mares tempestuosos.

 

A veces el amor me hizo sentir tremendamente sola

-casi siempre-

 

Cuántas veces del amor me hizo parecer insensible!

 

Amor que encierras todo: amor desnudo.


El amor me hizo amante de la naturaleza,

el amor me hizo amante de todo lo que existe.

 

El amor me hizo receptora a la más diversas vibraciones

y todo me llamaba y era un poco de mí.

 

El amor me hizo ilusa,

el amor me hizo torpe, confusa, enmarañada.

 

Sólo el amor

 

El amor me metió por entre las espinas y las lágrimas,

el amor me llevó al deliriuns tremens de las alegrías,

el amor me hizo amante de la poesía,


El amor me hizo amante de las cosas sórdidas,

de las mañanas, de los días, de las fotografías.


El amor me hizo amante de las cosas pequeñas,

de las cosas frívolas, de las alturas, de las altiplanicies,

de los arrabales.


Sólo el amor.