OTREDAD

 

Todo crecía en la noche.

El silencio bebía perezosamente

en el manantial elástico del sueño.

El sueño deliraba en mi noche

Estableciendo una panorama selvático

Con árboles que se nutrían de sombras

Y pájaros mudos que ahogaban el aire a picotazos,

Hiriendo de esta forma la nostalgia de ser.

 

La sed de una aurora distante

Chocaba estrepitosamente contra un muro

Mientras el olvido apagaba las luces del recuerdo

La memoria, perdida en un laberinto de sombras

Moría ante el aviso perentorio de un instante,

Que señalaba la verdad de una tragedia.

 

Crecía, la noche crecía

Una lluvia lenta de oscuridad y silencio

Apagaba un incendio de lamentaciones

Que olorosas aflores e incienso

Intervenía llorosa sobre una escena fúnebre.

 

Luego... la inmovilidad y la nada

Navegando en un siglo sin nombre

Establecían la Jerarquía del olvido.

 

Mientras el tiempo laborioso

Encendía veranos sobre el mundo

Cuajando la madurez del instante

Donde alguien expide el pasaporte

Y firma el visto bueno

Para mi nueva aspiración de ser.