SOBRE LAS NOVELAS DE HORACIO BARRIOS
Por: Carlos Orlando Pardo
La guerra de Carazúa es, antes que una novela, como se le designa, un relato de 41 páginas publicado en 1988 por la Editorial El Renacuajo Dorado de Medellín. Está dividido en tres brevísimos segmentos, antes que capítulos, y cuenta la historia de la venganza de dos familias guajiras por cuestiones de honor.
Los clanes que se enfrentan son los Epiayú y los Epinayú, y el autor desarrolla la historia en 1934, basado en un hecho real de la guerra de los clanes mencionados.
La acción que desprende el conflicto se basa en la competencia de dos jinetes en el funeral de un gran cacique, ambientado por las ofrendas que le llevan al muerto a cuyo fondo están las mujeres siempre aparte de los hombres con sus túnicas largas, manchones en la cara para evitar las quemaduras del sol y las riñas de gallos, el banquete con chivo asado o los hombres armados sobre el brioso lomo de sus bestias. Mientras se suceden los paisajes del ritual, se van sumando cuadros de costumbres ambientando la alta Guajira con sus formas de vestir, sus licores desde el whisky al ron y de éste al aguardiente que ofrecen símbolos de status.
Tras el entierro del cacique y de regreso a la ranchería, un personaje llamado Darío Epiayú, soberbio y pendenciero, reta a Casapanay, un caraira, hombre guapo y trabajador pero cacique de menor valía. El desafío consiste en una competencia de caballos, en la cual pierde el retador por lo que ve su honor por el piso y en un acto impulsivo de los que acostumbra, dispara contra el victorioso, pero no siempre las cosas salen como se las imagina y la respuesta que obtiene es la acertada puntería de su oponente que mata a Darío Epiayú.
Huye entonces a encontrarse con sus hermanos Luis y Joaquín buscando ayuda para entablar la defensa por la segura venganza que viene, y deciden tomar tres rumbos distintos: Casapanay hacia Riohacha con un grupo de hombres armados, al igual que sus hermanos a diferentes lugares de la región. Primero es asesinado en un amanecer Luis y el ganador luego, sobreviviendo Joaquín, el que relata la historia, quien no los enfrenta sino deambula como un fugitivo con el sentimiento de venganza por la muerte de sus hermanos.
El autor incorpora términos de la cultura guajira anexando glosario para ofrecer sus significados y en un tiempo lineal impulsa su historia que parece quedarse en el sabor de lo local sin cuajar la universalidad de un relato de esta categoría.
A través de un lenguaje común, como intencionalmente dirigido a un público lector infantil y juvenil, buscando una frase clara, Horacio Barrios logra un relato equilibrado sin mayores pretensiones ni alcances.