VENTANA QUE SUEÑA

 

Hay días que de tanto mirar la lluvia tras la ventana,

la piel se cubre de musgo y de telarañas los deseos.

Siento cómo las gotas profetizan el agónico palpitar de

una gaviota, que en su última hora piensa, que si fuera

esa ventana, las calles no tendrían cadenas, ni los

deseos esquinas.

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