MILTON ARGUELLO

 

No sólo su trabajo como investigador reconocido por las sociedades científicas del país y del mundo, sino también su tarea como impulsor del desarrollo médico en Colombia, hacen de Milton Arguello Jiménez, nacido el 29 de julio de 1935, en el Líbano, uno de los tolimenses protagonistas de este siglo.

Desde temprana edad mostró una gran inclinación por la medicina y en la escuela pública de su ciudad natal, donde cursó la primaria, sobresalió siempre como uno de los mejores estudiantes.

Arguello Jiménez creció en un hogar en que la práctica y enseñanza de los valores humanos era algo habitual y la formación recibida en el seno de su familia fue fundamental en su carrera personal y profesional. La beca que obtuvo para cursar su bachillerato lo llevaría a desplazarse en 1949 al Liceo José Joaquín Casas, de Chiquinquirá. Su recorrido por el Liceo estará marcado por su esfuerzo académico e intelectual, fruto de las incontables tardes en las que permanecía en el laboratorio de química experimentando con todo lo posible.

Llegó a Bogotá cuando el calendario marcaba el primer mes de 1956, un año después de graduarse como bachiller, y esta ciudad sería el espacio donde comenzaría a realizar el sueño que desde niño lo desvelaba: convertirse en médico. Lo logra cuando la Universidad Nacional de Colombia le otorga el título de Doctor en Medicina y Cirugía en 1963 y tres años después el de especialista en medicina interna. El compromiso con su oficio quedaba pactado para siempre, sin dejar nunca de continuar dedicado al estudio.

En París, donde realiza estudios de postgrado en gastroenterología en 1965 y 1966 -especialidad que lo conduciría a los escenarios del prestigio-, se enamora no solamente de la cultura occidental, en particular de la francesa, sino de toda aquella atmósfera que define como mágica y que añoraba con frecuencia. Regresa por un tiempo al país pero poco después continúa sus estudios en la Universidad Libre de Bruselas, en Londres y Copenhague y nuevamente, para su fortuna, en la amada Ciudad Luz, en 1973, donde le es otorgado un amplio reconocimiento de compañeros y maestros.

Esta distinción, que lo estimuló profundamente, va a servirle para el importante papel cumplido desde entonces en la docencia. Porque Milton Arguello se entregó con pasión a la carrera pedagógica, oficio en el cual desempeñaría varios cargos. Al principio como instructor asistente de la sección de Medicina Interna entre 1967 y 1968, luego como profesor asistente del Departamento de Medicina de la misma sección y Profesor Titular hasta 1979. Los méritos que fue acumulando al entregarse de manera plena a un oficio que le apasionaba, lo llevaron a recibir, en un acto solemne que incluyó discursos sobre su vida, el título de Maestro Universitario en 1986. Su largo y fructífero periplo en la Universidad Nacional de Colombia terminaba con justos laureles.

Su paso por allí, sin embargo, no tuvo sólo el estricto cumplimiento de unas obligaciones con devota convicción y entrega. Fue también fundador y jefe de la unidad de gastroenterología, Director Asociado de la revista de la facultad de medicina y representante de los exalumnos en el Consejo Directivo de la facultad.

Su temperamento inquieto y creativo lo llevó a realizar trascendentales aportes a las instituciones médicas del país. Ahí está su participación decisiva como miembro fundador de la Escuela Colombiana de Medicina, de la cual fue Presidente del Consejo Directivo durante 1985 y 1986 y luego de la institución entre 1987 y 1988.

Repetidos y entusiastas reconocimientos de parte de las sociedades científicas de su patria, lo acreditaron como miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina, miembro número uno de la Asociación Colombiana de Medicina y de la Sociedad Colombiana de Gastroenterología, a más de la Sociedad Colombiana de Endoscopia Digestiva.

Su amplio currículo se enriquece al obtener por mérito a su labor el premio de las Sociedades Científicas y el Premio Nacional de Medicina Federico Lleras Acosta. Lo satisfacen, especialmente, las distinciones otorgadas por el grupo ecológico Consejo Verde, y el Cedro de Oro, ambas del Líbano, su ciudad natal.

La publicación de más de un centenar de sus ensayos en revistas médicas y científicas de Bélgica, Francia, Estados Unidos y Colombia, son el testimonio de un esfuerzo concreto y de su inmensa preocupación por los temas de su especialidad. Se destacan los trabajos de amibiasis cólica y hepática, los de gastroenterolología y tuberculosis intestinal e ingestión de cáusticos.

Su lamentable pérdida, acaecida el 25 de enero de 1994, fue hondamente sentida en todos aquellos medios que iluminó con sus conocimientos y ejemplo de abnegación en una profesión que ejerció siempre con devoción..