EN LA ACERA DOLOROSA

 

En la acera dolorosa,

ellos duermen bajo la luna de aluminios

entre las putas y el hedor de los conjuros,

entre el tiempo que fuma nervioso tanteando

su cuchillo

entre la tiniebla que alberga los hijos de los

muros.

Las estrellas zurcen hilos de oro en el rostro

de las estatuas

en el desastre nuclear una cama de cenizas

les abrirá las puertas de la eternidad.

Ellos duermen sobre la levedad de las calles.

En los largos titulares.

Enero veinticinco del noventa y ocho.

Los Estados Unidos atacan objetivos en el centro

de Itaca.