A MI PERRO
Irum, de mi cariño que zandungeramente,
me brindas tus afectos y tu sinceridad,
quizá porque adivinas de mi pena inclemente
la terrible nostalgia que da la oscuridad.
Son regalo sencillo de tu amor inocente,
tus alegres cabriolas donde no hay vanidad,
y son para tu amo el mejor lazarillo,
que le dice canciones y le besa la frente,
Yo presumo que quieres, como yo, intensamente,
porque soportas todo sin morder a la gente,
que lleva en su conciencia el veneno letal;
Porque perdonas todo, como yo, dulcemente,
porque vas a la muerte, como yo, estóicamente,
sin pensar en la vida, sin pensar en el mal.