LUIS ENRIQUE ARAGÓN FARKAS

 

Este apasionado de la música andina es un optómetra que nació en 1951 en Ibagué, y descubrió su vocación musical cuando contaba diez años de edad y estudiaba bachillerato en el colegio San Luis Gonzaga de la capital tolimense. Es hijo de un comerciante, Carlos Aragón, natural del Valle, y de Vihry Farkas, de cuyo matrimonio hay seis hijos, dos hombres y cuatro mujeres. Al conversar con él, uno comprende de inmediato que está frente a alguien que conoce a fondo tanto la música vernácula como la universal y tiene sobre la primera ideas propias.

Al terminar el bachillerato marchó a Bogotá para estudiar optometría en la Universidad de La Salle y cuando obtuvo su título, en 1974, se instaló en Medellín por espacio de año y medio. “Allí fue donde escuché los aires andinos colombianos y en donde me di cuenta de la forma en que los antioqueños aprecian la música”. Su periplo antioqueño culmina en 1976 cuando decide regresar a Ibagué para montar una óptica que desde entonces y hasta el presente atiende a diario, pero a la cual le hurta numerosas horas para componer, ejecutar y estudiar todo lo relacionado con la música.

Inicialmente estudió acordeón en Ibagué con el profesor Orfeo Richarini, después solfeo con el profesor Niño Díaz y piano con el maestro Hurovolt. Tras una temporada juvenil de bohemia - “la cual nunca he dejado” - viajó a Bogotá y alternó sus estudios de optometría con clases de solfeo y armonía con el maestro Rito Mantilla, en la universidad en que estudiaba, y fue él quien lo inició en la parte coral. En la universidad conformó y dirigió las tunas femenina y masculina, que alcanzaron alguna notoriedad en el ambiente musical bogotano. Viene luego el viaje a Medellín con un grupo de la capital antioqueña conocido como Los seis amigos. En esa ciudad descubre su vena de compositor y da forma a un vals titulado Tardecitas tolimenses al que le sigue el sanjuanero La tamborita.

“De esa época - dice - tengo una serie de composiciones que en su gran mayoría no fueron grabadas, todas de corte regional”. Sin embargo, dos de sus últimas creaciones de esta etapa, el sanjuanero El calentano y la Caña mestiza, fueron grabadas con éxito. La primera cuenta con versiones de varios duetos del Tolima y la segunda tiene arreglos corales del Centro de Documentación de Antioquia y con ésta el grupo Tierra Caliente obtuvo el premio en el festival Mono Nuñez de Ginebra, Valle, en 1988. Las demás composiciones de estos años permanecen inéditas.

“Después me volví a reencontrar con la música que había escuchado en Medellín. Estoy hablando de la música de los duetos paisas, de la música de Carlos Vieco, la música instrumental colombiana, la música de bandolas. Pero antes de eso tuve una importante relación con la música instrumental a través del grupo Chispazo, del maestro Manuel Antonio Bonilla. Desde entonces tengo una serie de obras conocidas a nivel nacional como los bambucos El beso que yo le robé a la luna, Mi sueño y otras composiciones que han obtenido premios, el vals Como tú dices y el bambuco Como si fueras la luna, que participó en 1991 en el festival Mono Núñez”. Otros dos galardones recibió por esas calendas: con el bambuco El aprendiz de hechicero, obtuvo un premio en el festival El colono de Oro realizado en Florencia, Caquetá y otro con el bambuco El solar en el concurso Luis Carlos González, en Pereira, en 1986. “Esos son los cuatro premios que he obtenido como compositor, además de un premio que recibí como director”.

Se ha desempeñado igualmente como jurado calificador de concursos de tríos en Popayán, en Bello, Antioquia, en el de composición Jorge Villamil de Neiva y en una serie de certámenes regionales en Antioquia, Caldas, Quindío, Valle y Cauca, además de haber sido nombrado miembro del Comité Técnico del Festival Mono Nuñez y de haber desempeñado durante un tiempo la dirección del Instituto Tolimense de Cultura. Sus composiciones han sido grabadas por los grupos Improntus, Viejo Tolima, Los Inolvidables y otros, en total cerca de ocho conjuntos. Y ahora, declara, se encuentra haciendo gestiones para nuevas y propias grabaciones, “creo que para muy pronto”.

De su matrimonio tiene dos hijos, uno de los cuales, Nicolás, ha seguido sus pasos y estudia música en la Universidad Javeriana y una niña llamada Catalina.

Inicialmente estudió acordeón en Ibagué con el profesor Orfeo Richarini, después solfeo con el profesor Niño Díaz y piano con el maestro Hurovolt.

En el año 2008 fue el compositor homenajeado en el festival de duetos Garzón y Collazos y en el 2009 fue elegido como el Compositor más importante del departamento en una convocatoria del Minsterio de Cultura.

Ese mismo año, la corporación Cultural Cantoría del Tolima publicó el libro “Diálogos con la Luna” en los que se hace un homenaje a su vida y obra además de entregar arreglos para canto lírico y piano (hechos por Juan Pablo Luna Buenaventura) de parte de su obra.

Sus obras más conocidas son los bambucos Mi sueño; Como si fueras la luna -Mejor Obra Inédita del Concurso Mono Núñez en 1994; Sortilegio, El aprendiz de hechicero, Como hace tiempo, El solar -Mejor Obra Inédita del Concurso Nacional del bambuco; y El Beso que le robé a la luna; los valses Tardecitas tolimenses, una de sus primeras creaciones, y Como tú dices - Mejor Obra Inédita del Concurso Mono Núñez en 1996; los sanjuaneros El calentano y La tamborita; el vals Quédate y la caña La caña mestiza.

Sus composiciones han sido grabadas por el dueto Viejo Tolima, el dueto Los Inolvidables, el grupo Impromptus, Ruth María Castañeda y Luz Niyireth Alarcón, entre otros. Es también compositor de boleros, salsa y bossanova, uno de sus ritmos preferidos.

Tiene inédito el Diccionario Folclórico de Colombia, una extensa investigación que ha realizado por más de 10 años y que recoge miles de palabras de las diversas culturas del país.

Un accidente cerebro vascular paralizó el lado derecho de su cuerpo, sin embargo, sigue escribiendo su diccionario y componiendo música colombiana.

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